Se me está volviendo un dolor de cabeza ponerle un título diciente a algunos posts, así que haré uso de mi derecho artístico de no ponerle nombre y declararlo "Sin título". Quién sabe, de pronto más adelante empezaré a usar "Abstracto 3" o "Figurativo 8" para titular mis posts...
Pero ese no es el punto. El asunto es que hay algo que me dejó algo inquieto hoy, y a lo cual no logro ponerle un título. Mi colaboración fue solicitada para realizar una sintesis estructurada de uno de los documentos de trabajo del Plan Decenal de Educación 2006-2015, relacionado con el tema de Renovación Pedagógica y uso de las TIC en Educación, el cual terminé el día de hoy.
Tuve entonces la oportunidad de leer en detalle las ideas más recurrentes que surgieron en las mesas de trabajo, foros virtuales y propuestas ciudadanas en relación con el tema del uso de las TIC. Y debo decir que no encontré nada que me resultara sorpresivo. De hecho, tengo la sensación de que las propuestas realizadas (al menos en este tema en particular) se quedan cortas en cuanto a lo que debería ser el papel de las TIC como apoyo a procesos de aprendizaje en los próximos 10 años.
Por ejemplo, algunas propuestas indican la necesidad de que cada institución educativa cuente para el 2015 con tres salas de computadores. Tiene sentido una propuesta de este estilo? Yo tengo mis dudas, sobre todo en un mundo en el cual los Classmate y los XO están a punto de iniciar procesos de masificación alrededor del planeta.
En general, se habla de la importancia de renovar los proyectos educativos institucionales y las prácticas pedagógicas de los docentes. Pero no se menciona el papel que pueden jugar las TIC en la reestructuración de nuestro sistema educativo. Seguirán siendo pertinentes las instituciones educativas y los mismos docentes en el largo plazo (así sea muy largo plazo)? Preguntas como esta no son tomadas en cuenta.
Ahora, no es mi intención el quejarme por lo que aparece en la consulta nacional, porque reconozco que no me tomé el trabajo de participar en la misma de manera activa. Con eso dicho, me queda la inquietud de la efectividad de un proceso como este. Será que en realidad la voz del pueblo es la voz de Dios? A mi juicio, existen escenarios en los cuales la voz del pueblo no está lo bastante informada como para emitir juicios o propuestas de gran alcance.
No puedo evitar preguntarme si este será uno de tales escenarios. Si bien hay propuestas y metas que tienen todo el sentido del mundo para nuestro país, llama mi atención que no se percibe una reflexión de fondo sobre el papel que ahora jugamos como productores potenciales de información, y las implicaciones que el acceso a volúmenes masivos de información tendrá en el mediano plazo. Percibo que las propuestas se quedan limitadas al mejoramiento de los escenarios escolarizados que siempre hemos conocido, pero sin una percepción real de la dimensión del cambio que podría ocurrir.
Una de las lecciones que aprendí en el proyecto AVA es que entre más se usa una herramienta, más ideas respecto a sus posibles usos aparecen. Por esa razón a muchos de los docentes que no son usuarios de computadores les cuesta trabajo ver las posibilidades que ofrecen y dimensionar el esfuerzo que puede requerir su uso.
Así, en realidad no es extraño que las propuestas se queden cortas, si tenemos en cuenta que la mayor parte de la ciudadanía que participó en la consulta no es usuaria frecuente de la red, y mucho menos ha vivido de primera mano las posibilidades que ofrecen muchas de las herramientas que han aparecido en los últimos años...
Pero, si esa situación resultara transferible a otros temas de la consulta del Plan, tendríamos un Plan viciado desde su inicio, pues los hallazgos que aparecen estarán limitados por el nivel de información y de comprensión del entorno no sólo local sino nacional con el que cuentan los participantes en la consulta.
Eso significa que la consulta es inútil? En absoluto. Tampoco es muy útil elaborar un Plan alrededor de las opiniones de un conjunto de personalidades que pueden tener un desconocimiento total de las necesidades reales de las muy diversas regiones de nuestro país, y que pueden carecer además de una comprensión de la problemática de la educación desde el punto de vista técnico.
El reto entonces está en buscar un punto medio de equilibrio, en el cual las propuestas locales sean contrastadas con las posibilidades que no pueden ser imaginadas por todos los ciudadanos, de manera que no terminemos haciendo, como sociedad, mucho menos de lo que tiene sentido hacer.
Este es uno de esos casos en los cuales la voz del pueblo no es necesariamente la voz de Dios. Y esto se debe a que esa voz del pueblo no cuenta con suficiente información. Información que no sólo es poder, sino que permite tomar decisiones razonables.
Todo este ejercicio me sirve, finalmente, para recordar la gran responsabilidad que tengo en el lugar en el que me encuentro. Estoy expuesto a tal cantidad de información y de tendencias tecnológicas, que estoy en capacidad de proponer rumbos posibles en consonancia con lo que ocurre en el resto del planeta. Sin embargo, eso me aleja en ocasiones de las realidades y condiciones existentes en nuestro país. El reto está en reconocer las necesidades sentidas, y definir estrategias que nos permitan ir más allá de su simple solución...
Ahora pienso que este terminó siendo un post bastante confuso. Usé la escritura como medio para tratar de aclarar mis ideas y, si bien las ideas están más claras en mi cabeza, no creo que haya sido capaz de poner todo ello por escrito. Creo que mis lectores merecen una disculpa por esto, y una agradecimiento por soportar mi tortuoso proceso de razonamiento.