Los últimos meses que he vivido han sido bastante intensos en muchos sentidos, en particular en lo referente a desplazamientos (tanto físicos como intelectuales).
Por esa razón, y sin mayor excusa, decidí tratar de responder a esta pregunta aquí, pues así como es indispensable saber en qué lugar físico nos encontramos, pienso que es crítico preguntarnos de vez en cuándo en dónde estamos intelectualmente, pues eso nos ayuda a observar de qué manera se transforma nuestra visión y comprensión del mundo.
Así que, físicamente, si bien estoy ahora en Rio, los últimos meses se convirtieron en una extenuante jornada que empezó en Noviembre, entre Rio y siete ciudades de Colombia (debido a los Educamps), una corta temporada de fin de año en Bogotá, vuelta a Rio y luego cortas estancias en cuatro ciudades de Estados Unidos (entre ellas Palm Springs, en donde se realizó TED), para volver de nuevo a Rio y pasar luego unos días en Sao Paulo, regresar a Rio y partir a Bogotá para participar en un taller del Ministerio de Educación que se desarrolló durante el jueves y viernes pasados. Todo esto, en poco más de 12 semanas...
Lo positivo es que, intelectualmente, siento que este período ha sido igualmente activo y enriquecedor. A continuación, alguns de las cosas con las que me he tropezado en los últimos meses.
How Children Learn, de John Holt, llegó a mi a través de una recomendación de carobotero en BoingBoing. Junto con How Children Fail, del mismo autor, conforman un fantástico y a la vez inquietante relato que presenta de manera bastante sencilla cosas que eran ciertas a finales de los 60 (cuando fueron escritos), que seguían siendo ciertas a mediados de los 80 (cuando empecé a estudiar en el colegio), y que me temo que siguen siendo ciertas aún hoy en muchísimos sitios (al menos, puedo verlas claramente en las aulas de Brasil en las que me encuentro como estudiante). Si usted quiere un retrato vívido de muchas de las cosas que vivió en su infancia (e incluso en su juventud y adultez!) o, sobre todo, si tiene o espera tener niños pequeños, estos son dos libros que de veras no debería dejar de leer. Le aseguro que van a transformar muchas de sus ideas acerca de nuestro sistema educativo y de nuestra sociedad. Como dato curioso, están escritos como si fueran un diario (blog?), lo cual me lleva a pensar que Holt, si aún estuviera vivo, tendría todas las condiciones para ser un influyente blogger. Pero esa es otra discusión.
The End of Education: Redefining the value of school, de Neil Postman, apareció como tercer hallazgo en mi búsqueda por trabajos de este autor. Esta búsqueda empezó a mediados del año anterior, pero sólo hasta mi viaje a Estados Unidos decidí conseguirlo en su idioma original. Los dos primeros libros de Postman que leí fueron Amusing ourselves to Death y
Conscientious Objections: Stirring Up Trouble About Language, Technology and Education. Postman es un crítico bastante fuerte del estilo de vida estadounidense y del nocivo impacto que los medios masivos de comunicación han tenido en el discurso público y en nuestro sentido crítico frente a la información. También es un autor que hace mucho énfasis en el inmenso (y usualmente inadvertido) poder del lenguaje, y que también pone el dedo en la llaga frente a muchos de los problemas que vivimos actualmente.
Uno podría preguntarse por qué no leer cosas más locales, en lugar de tanto material en inglés. Creo que mi explicación inicial sería que, por ejemplo, encontré a Postman a través de la edublogósfera inglesa. Pero uno también podría argumentar que, ante un sistema escolar como el nuestro, que ha sido influenciado históricamente de manera tan fuerte por el estadounidense, y una sociedad progresivamente influenciada por diversos rasgos del estilo de vida estadounidense (y cuyos medios no escapan a los vicios que son visibles también allí), tiene sentido descubrir las posiciones de personas que han tratado de explicar y de advertir acerca de los efectos de esos rasgos, y de esos sistemas escolares (que, por demás, no tienen mayor diferencia con respecto a lo que yo viví cuando estaba creciendo).
Uno de los mensajes de fondo de The End of Education, se refiere a la importancia del sentido, y de hecho propone una serie de macronarrativas que pueden ayudar a dar sentido a la educación, más allá de las áreas y de las competencias (que al final, también desembocan en los discursos sobre "generación de mano de obra competitiva" como fin último de la educación) que imperan en nuestro sistema. Ante todo, este es un libro cuestionador, que da perspectiva y obliga a pensar en qué es lo motiva nuestra asistencia a un aula (sea cual sea el rol que juguemos en ella), y que pone en evidencia la limitada visión que exhibimos muchos de nosotros como profesores (para más de esto, vea mi Mea Culpa).
Y después de esos tres, estoy leyendo ahora "Teaching as a subversive activity", que en realidad fue el primer título que conocí de la obra de Postman. Para algunos de quienes están en Colombia, vale la pena aclarar que el uso que el libro hace de la palabra "subversivo" no es equivalente a "guerrillero" (pues me temo que no faltará aquel que piense de inmediato que estoy leyendo un libro que invita a los profesores a convertirse en guerrilleros... A este nivel hemos llegado en Colombia, lamentablemente). Por el contrario, en una línea similar a la de Holt, habla de manera bastante clara acerca de una serie de problemas inherentes a la estructura misma de los sistemas escolares, y propone una serie de posibilidades de transformación de ese orden establecido (de aquí la palabra 'subversión') que responden a una manera más natural de aprender (que por otro lado está completamente respaldada, casi 40 años después, por lo que expone John Medina en Brain Rules).
También empecé a leer What Matters, y revisé un par de capitulos de McMafia. Por otro lado, decidí leer Watchmen antes de que llegara la película. Rápidamente puedo decir que, aunque es una obra que está anclada en un contexto histórico y político muy específico (la Guerra Fría de mediados de los 80), todavía tiene vigencia en muchos aspectos, en especial en los referentes a las posiciones morales y éticas de los diversos personajes. Ahora, encontré la película completamente desastrosa, y pienso que no hace mucha justicia a la obra original. En fin.
Por último, aunque no es lectura, no puedo dejar de mencionar a TED, que representa cuatro días de una intensa y reveladora actividad intelectual que toca muchas de las áreas de la actividad humana, y que deja a cada asistente con una sensación muy fuerte de posibilidad. Sí es posible cambiar el mundo, tenemos la capacidad, tenemos la tecnología, y a veces sólo nos falta atrevernos a hacerlo.
Pero en ese sentido, veo ahora que estoy transitando un camino con dos calzadas. Mientras TED me habla de posibilidad, y de lo que tiene sentido hacer (desde una perspectiva planetaria, podemos decir), por otro lado estoy permitiendo a mi cerebro comprender lo que otros han dicho sobre los problemas y alternativas del sistema educativo, y estoy experimentando buena parte de estas difíciles problemáticas en carne propia, como estudiante que soy en la actualidad.
¿A dónde me lleva eso? Confieso que no lo tengo muy claro. Por un lado está la apremiante necesidad de ir más allá del último canto de sirena de la tecnología, para concentrarse en lo que tiene sentido desde una perspectiva global, y por otro la sensación recurrente de que mis percepciones pueden estar equivocadas, sensación que es confrontada por las cosas que veo reflejadas en muchas de las iniciativas que encuentro a mi alrededor, que siguen demasiado concentradas en fragmentar el conocimiento en áreas, y en perpetuar (de manera consciente o no) las relaciones de poder que definen los roles que vemos en nuestras instituciones educativas.
Por eso, entre otras cosas, este post se llama "¿En dónde estoy?" y no "¿Hacia dónde voy?". Mi intención es empezar a poner en práctica en el muy corto plazo muchas de las ideas y convicciones que he desarrollado, plasmándolas en lo que me gustaría fuera un ejemplo demostrativo de cómo hacer un "curso" que no esté orientado al contenido, ni a las competencias disciplinares, sino al desarrollo de la autonomía y el sentido crítico sobre un área de estudio específica. Eso suena un tanto vago, pero tendrá que irse decantando en los próximos meses.
Hora de continuar, entonces. Estoy haciendo lo posible por regresar a algo que parezca una rutina, después de esta incierta época, que ha tenido un fuerte impacto (positivo? negativo?) en este blog. Vamos a ver cómo resulta.