Si usted trabaja con Objetos de Aprendizaje…

ADVERTENCIA: Si es su primera vez por aquí, no olvide que al igual que cualquier persona, puedo estar equivocado. Consuma con precaución. :)

Durante mi pasada visita a México, ocurrió algo curioso en una de las tantas conversaciones informales que tuve.  Estaba cenando con un pequeño grupo de personas de diversas instituciones de educación superior de México, y por alguna razón asomó la cabeza el tema de los Objetos de Aprendizaje, en el cual varios de ellos están trabajando:

Yo: ¿Ustedes sabían que los líderes de este tema ya no están trabajando en él?

… (Caras de despiste)

Yo: En serio, personas como David Wiley o Stephen Downes, que estaban en esto hace más de 10 años en este tema ya están enfocados en algo diferente.

¿David Wiley?

La conversación que siguió fue bien interesante.  Alguno de ellos, muy al tanto de diversos sistemas de tecnología educativa, mencionaba que otra evidencia de esto era que, aparte de EXElearning, no encontraba ninguna otra aplicación que estuviera siendo desarrollada específicamente para ‘Objetos de Aprendizaje’.  Su percepción era que el tema estaba detenido desde hacía algunos años, al menos en lo tecnológico (percepción correcta, por cierto).

Después de esa noche, me quedé pensando en que, después de todo este tiempo, nuevas personas siguen llegando a esta área, pero (tal vez) ignorando algunas cosas que, desde mi perspectiva, es indispensable considerar.  Puse en la lista de pendientes escribir algo respecto a lo que cualquier persona que esté trabajando (o quiera trabajar) en el tema de Objetos de Aprendizaje tendría que saber (desde mi perspectiva, por supuesto).

Entonces, si usted trabaja en el área de Objetos de Aprendizaje, es importante que esté enterado de quiénes fueron algunos de los líderes más visibles del área en su momento y qué están pensando ahora al respecto.  Es mucho más provechoso (e informativo) leer lo que dicen hoy en día que leer lo que decían hace 10 años a través de las voces (o documentos) de otras personas.  En estos días, en cualquier área existe la posibilidad de ir directamente a las fuentes primarias y conocer de primera mano qué piensan los teóricos y qué han encontrado los practicantes.  Vale la pena aprovecharla.

Con eso dicho, algunas cosas que fueron fundamentales para ampliar mi comprensión sobre el tema:

  • Las tres objeciones de Norm Friesen al respecto, que dan claridad respecto al origen del tema y algunas de sus implicaciones.
  • La paradoja de la reutilización, enunciada por David Wiley y que subyace a una muy interesante crítica a las áreas de e-Learning  y gestión de conocimiento realizada por Patrick Lambe.
  • La argumentación de David Wiley respecto al futuro de los objetos de aprendizaje, que acompaña de algún modo al post en el que indica las razones por las cuales decide desligarse del área.
  • El recuento de lo que ocurrió con CLOE (Collaborative Learning Object Exchange), uno de los proyectos emblemáticos del área de hace algunos años y que terminó por “una baja demanda de reutilización de Objetos de Aprendizaje” (una de las promesas del área) y “ninguna demanda por parte de los docentes de crear Objetos para sus cursos usando la metodología CLOE”.
  • Si usted está en Colombia, el libro publicado hace un par de años por la Pontificia Universidad Javeriana de Cali muestra un panorama muy interesante del desarrollo de las iniciativas de Objetos de Aprendizaje en varias instituciones con las que iniciamos este proceso desde el Ministerio de Educación en 2006.  Allí también hay un capítulo mío que aborda en mayor detalle la evolución del tema desde diversos aspectos.

En 2005, cuando tuve a mi cargo plantear la estrategia en este tema para Colombia, lo primero que hice fue tratar de identificar las críticas existentes y los puntos flacos del tema, para tratar de incluirlos en el diseño de lo que queríamos hacer.  Pero, a medida que pasaban los años, noté dos cosas: por un lado, se hizo evidente que de lo que estábamos hablando era de un proceso de cambio cultural, indispensable si esto iba hacia alguna parte; por otro lado, el protagonismo de lo tecnológico (en términos de estándares técnicos, metadatos, metodologías de desarrollo, etc.) ocultaba una discusión mucho más de fondo respecto a los supuestos epistemológicos y educativos desde los que se mueve el área.

Sobre todo, aprendí algo muy valioso para mi desarrollo personal y profesional: que líderes visibles de un tema se atrevían a decir “estaba equivocado” o “ya no quiero dedicarme a esto”, algo muy escaso (podria decir inexistente) a lo largo de mi formación inicial.  Con todos los retos que genera decir esto cuando se está en un organismo público, aprendí que era necesario para consolidar lo aprendido y seguir adelante en la búsqueda de caminos más efectivos para transformar nuestro entorno.

Mi necesidad de poner esto por escrito radica en la gran cantidad de recursos de todo tipo (en especial mentales) que se siguen dedicando a un área que, al menos desde mi perspectiva, está enfocada más en la enseñanza que en el aprendizaje.  Peor aún, ya he visto en repetidas ocasiones a desarrolladores y docentes hablando de Objetos de Aprendizaje y desestimando la discusión acerca de lo que significan (un profesor de un módulo sobre ese tema en una especialización decía “eso es un asunto de los académicos”. ¿Huh? ), o simplemente ignorando lo que hay detrás.

Y así, mientras seguimos publicando las metodologías de desarrollo o el estándar que todo el mundo debería usar, los asuntos de fondo siguen sin resolverse.  De veras pienso que tenemos una responsabilidad de no sentirnos cómodos en los nichos de trabajo que encontramos, sino de arriesgarnos a cuestionarlos y a seguir buscando nuevos caminos. Curiosamente, aunque mucho hablamos de innovación y cambio, la aversión a la pérdida (en este caso, pérdida de ideas) sigue estando muy tangible en todos los niveles.

Ahora, si lo que alguien quiere hacer es dedicarse al desarrollo o la evaluación de recursos educativos, o a recopilarlos en repositorios, perfecto.  Sin duda son cosas importantes (aunque a veces tengo mis dudas, en especial de lo último).  Todo lo que digo es que, en vista de los limitados recursos que tenemos, no ayuda en mucho el seguir formando docentes en la creación de “Objetos de Aprendizaje”, desconociendo la evolución y estado actual de esta área a nivel mundial, y generando la necesidad (artificial) de usar cierta terminología para referirse a algo cuya utilidad resulta, sigo pensando, marginal.  Insisto, si se trata de producir recursos educativos (ojalá abiertos), es prefirible decirlo así.  Y si se trata de catalogar, bueno, dejemos ese trabajo a las bibliotecas digitales.

Admitir estas cosas resulta difícil (lo sé de primera mano), pero es crucial para enfocarnos en lo verdaderamente importante, pues lo que está en juego es mucho más que una publicación, un cargo o el proyecto de investigación de turno.

Es crucial no perder eso de vista.