All posts by Diego Leal

Colaboración vs. Supervivencia

Uno de los grandes limitantes que tenemos como académicos es nuestro poco interés por compartir el conocimiento que adquirimos y generamos. Esto, sumado a una tendencia que, de acuerdo con Peter Stucki, también se encuentra en Europa (en sus palabras, que cada profesor prefiere utilizar sus propios materiales en sus cursos y no los de otros), hace que sea un verdadero reto el estimular la cooperación dentro del sistema educativo de educación superior.

A mi juicio, la primera presentación que realizó Stephen Downes en el Seminario no mostró cosas realmente novedosas desde el punto de vista tecnológico (prácticamente todas ellas ya las conocía), sino una forma de ver el mundo radicalmente distinta. Creo que allí radica el verdadero valor de esa presentación: Mostró de una manera clara y contundente lo que significa hacer parte de la sociedad del conocimiento, y no sólo hablar acerca de ella. Mostró lo que significa compartir lo que hacemos con otros, sacarlo de nuestras máquinas y de nuestras cabezas. Mostró lo que significa estar en contacto con una comunidad global. Y finalmente, mostró que el cambio no radica en el tener más y mejor infraestructura, ni más y mejor capacitación, sino en lograr operar un cambio cultural en nuestra sociedad. Al menos para este post, un cambio ligado a la colaboración.

Ahora, ¿por qué no colaboramos? Al menos en el entorno académico, en el que he estado por algún tiempo, veo varios factores de gran relevancia:

  • Supervivencia: lo queramos o no, la educación superior en Colombia es un negocio. Esto significa que hay empresas organizadas alrededor de ella lo cual, como en todo sistema comercial, genera unas necesidades claras de supervivencia, asociadas a factores estratégicos que generan competitividad y diferenciación. Así, nuestras instituciones de educación superior necesitan diferenciarse para sobrevivir, bien sea mediante mejor infraestructura, mejor calidad, mejores oportunidades académicas, etc. Ahora, si los mecanismos de generación y adquisición del conocimiento (y los productos correspondientes) de los cuales disponemos pueden verse como un factor diferenciador, compartirlos sería un claro atentado a nuestra supervivencia. Si tenemos una aplicación o un grupo de trabajo/investigación con potencial, no estamos dispuestos a compartir con otros el uso o el trabajo de dicho grupo (con contadas excepciones, como mencionaré en un momento), a menos que podamos recibir una compensación económica por ello. Esta es la posición de directivos de algunas de nuestras instituciones educativas. De alguna manera, la responsabilidad social de las instituciones, en ese sentido, está opacada por la necesidad económica de sobrevivir.
  • Tradición: Históricamente, la socialización y validación del conocimiento, y la construcción de prestigio que produce la academia ha estado restringida a eventos y canales formales: revistas indexadas, foros y congresos. ¿Por qué? Por el mecanismo de la evaluación por pares, que ha ayudado a garantizar la calidad de lo que se produce, y que permite que no tenga el mismo valor un artículo publicado en una revista de entretenimiento que uno publicado en una revista científica. Sin embargo, incluso este útil mecanismo tiene algunas fallas de fondo, como la discrepancia de opinión. Ocurre a menudo que en la revisión de pares, los expertos generan valoraciones diametralmente opuestas, lo cual no sería un problema si uno contara con una amplia base de revisores que permitieran de algún modo establecer un promedio de valoración, por ejemplo. El problema es que en muchos escenarios estas revisiones son realizadas por tan sólo dos personas, lo cual dificulta un consenso. Por supuesto, esto tiene también una clara relación con la perspectiva profesional de cada revisor: Lo que tiene valor para mi puede no tenerlo para mi colega del lado, así trabajemos en la misma área. El lío es que esto puede tener como efecto neto que trabajos sin un verdadero valor sean reconocidos por la comunidad, dejando de lado otros de alta pertinencia. Pero eso es otra historia.

    Lo cierto es que estos tradicionales canales formales no estimulan la socialización continua de conocimiento, sino que restringen esto a un momento determinado en el tiempo, en el cual la comunidad de expertos se reúne para conocer el avance en el área. Esto está muy bien para una sociedad en la cual el conocimiento se genera a un ritmo menor que el de la sociedad actual.

  • Mecanismos de evaluación: Ha hecho carrera la expresión "Publish or perish" (Publique o perezca), la cual se relaciona claramente con los mecanismos de evaluación de desempeño docente existentes en la mayoría de nuestras universidades. En muchos casos, es más valorado el número de artículos y ponencias producido que el aporte real que un investigador realiza a la comunidad académica. Tal vez no ocurra en todos los sitios, pero sin duda buena parte de nuestro ambiente académico sufre de este problema.

Esas son algunas de las razones que, a mi juicio, no ayudan mucho a estimular la participación en comunidades emergentes como las que se observan en Estados Unidos o Canadá, y pueden dar unos primeros indicios de los retos que enfrentamos si queremos cambiar la manera en la cual nuestra academia asume la colaboración. Y eso que lo anterior no incluye muchos de los supuestos que caracterizan a nuestra competitiva cultura.


A few ideas

After thinking about the talk I had with Stephen, and participating in a meeting to evaluate the videoconference service used in last week's seminar, I've ended up with some draft ideas about what could make sense in the use of ICT in Colombia (meaning, where could we go):

  1. To have a higher coverage: According to Nielsen, ITU, NIC, etc., (in a page compiled by ExitoExportador), the Internet users in Colombia are just the 7.8% of the population. This is a trend we have to work on, especially in the educational sector. What if we think about:
    • Finding strategies so each higher education (and basic?) teacher could have a computer (desktop or laptops, though some context situations would make desktop PCs more desirable) to develop not only her work, but other activities which help to strength her IT skills.
    • Get an active webcam for each and every teacher (the reason for this is in another post) in her workplace, and access to videoconference applications (like Access Grid or Isabel)
  2. Having a higher online presence: The web content available in Spanish is just a small fraction of that available in English. We really need to move from information consumers to information producers. What if we think about:
    • Having a higher web presence for our teachers, promoting the creation of local educational blogs, for example. The use of blogs as a tool to build electronic portfolios has been already documented, so this strategy could be used in the development of new faculty performance evaluation systems.
    • This last idea has an advantage: It would give our teachers a higher visibility (however, this depends on the publication language used) and concrete possibilities to participate on the online communities which already exists. In fact, the national initiatives we propose on the communities area should have a strong blogging component.
    • Having massive online presence (this has to do with another post), promoting the use of IM services (Skype, ICQ, MSN, you name it).
  3. Enhancing the available information and communication tools: One of the biggest problems with much of the information available on the web is we don't know where it is or how to get to it. What if we think about:
    • Developing light desktop information systems (sort of Stephen's Edu_RSS) and profiling tools, which help each and every teacher get in real time the information of her interest. Like Stephen suggested, tools like this could become plugins for the productivity tools available, so everyone could get online references to their interests while writing a report, and article, or a blog post.
    • Promoting the access to educational repositories, but having these contents delivered to each user's desktop.

However, there are some related conditions, which could decide the success or failure of ideas like those exposed:

  • We need a higher government participation in the funding of this work. The amount of resources that, for example, the European Union give higher education institutions to help them acquiring and integrating ICT is way higher than ours. That's an important issue for our congressmen and government organizations.
  • If the requests grow but the resources don't, this won't work. If we get to popularize the use of videoconference, for instance, our institutions will have growing bandwidth requirements, which are still very expensive. If there are not enough resources to support this requirements (and I don't know enough as to propose some way to achieve this, but I'm open to suggestions), the cost will be (possibly) transferred to the student, which would make even more expensive a higher education that is already expensive.

Just some draft ideas that I've been processing in the last days. Just a draft. :-)



About videoconference and high speed networks…

According to some of the people leading in Colombia the high speed networks initiative, videoconference is the "killer application" in these networks (just like e-mail was the killer app on Internet).

Stephen Downes said in his second presentation that we really don't need something like RENATA (the Colombian High Speed Network) or Internet2, because most of the things that can be done with them can be done now with old good Internet. I agree/disagree with this opinion.

To me, the challenge is to identify which are those things we can't really do with Internet (such as the transfer of massive amounts of information) and use each tool in the best possible way. Now, even though we have Skype for audio conference, the quality available is not the best in many of our higher education institutions. After knowing a little more about how a multipoint videoconference on RENATA works, I really think we can use it to have high quality audio conferences and reasonable-quality videoconferences. This will get better as infrastructure gets better, but the thing is we can do it now (in Colombia, I mean).

The thing is that videoconference is still a very exotic technology in our academic environments, even though a webcam can be bought for just 30.000 pesos (that's about US$12). Why does this happens? If I were asked, it's because we're not used to use it.

Getting along with the e-mail comparison, it's been a long (and unfinished) process to get most of the people to use it. Slowly, we've been getting used to check e-mail periodically and making it part of our lives. We've been getting used to BE online (of course, I know this is real only for a small part of the population, but I'd like to ignore this issue for the moment). So, we are used to be online to check e-mail, but we are not that used to be online permanently (Our kids and teenagers have a lot more of experience in this area, happily). But, what does this online presence depends on? It depends on getting used to be online via MSN, Skype or any other IM service.

To make this short, I think: If it is natural for us to receive a call through Skype, just as we are used to receive it on our cell phone or our landline, maybe we'd be one step closer to see videoconference as something natural. Funny thing: for many of us, this possibility is still science fiction. Funny thing: we can do it now. Only when the process of talking to a peer of any institution turns into something as simple as double-clicking on her name on Skype and start a videoconference, we would have made of this service a normal part of our lives. Just like e-mail.



Videoconferencias y redes de alta velocidad…

De acuerdo con personas que han estado liderando a nivel nacional el tema de las redes avanzadas, la videoconferencia es la "killer application" de estas redes, del modo que lo fue el e-mail para Internet.

Stephen Downes mencionaba en la segunda de sus presentaciones que en realidad no necesitamos algo como RENATA o Internet2, pues la mayor parte de las cosas que podemos hacer con esas redes ya podemos hacerlas con Internet convencional. Yo estoy más o menos de acuerdo con esta afirmación.

A mi juicio, el reto está en identificar cuáles son esos usos que en realidad no podemos resolver con Internet (como por ejemplo, la transferencia de volúmenes masivos de información) y usar cada herramienta de la manera más útil posible. Ahora, si bien es cierto que tenemos Skype para realizar audioconferencias, la calidad a la cual podemos realizarlas (en muchas de nuestras instituciones de educación superior) no es la mejor. Después de conocer en mayor detalle el funcionamiento de una videoconferencia multipunto sobre RENATA, me queda claro que sí podemos usar este medio para tener audioconferencias de alta calidad y videoconferencias con calidad razonablemente buena. Esto irá mejorando a medida que la infraestructura se haga más moderna, pero lo cierto es que podemos hacerlo.

El asunto es que la videoconferencia todavía es un asunto bastante exótico en nuestros entornos académicos, sin importar que una webcam se consiga en Unilago por sólo 30.000 pesos. ¿A qué se debe esto? Si me preguntan a mi, es porque no estamos acostumbrados a utilizarla.

Siguiendo con la comparación con el e-mail, ha sido un proceso largo (y no concluido) el lograr que la mayoría de las personas lo utilicen. Poco a poco hemos ido entrando en la lógica de revisar el correo periódicamente, poco a poco hemos hecho de él parte de nuestras vidas, poco a poco nos hemos acostumbrado a estar en línea (por supuesto, sé que esta situación es real sólo para una pequeña minoría del país, pero quisiera omitir por un momento ese detalle). Pero estamos acostumbrados a estar en línea para consultar correo, y en pocas ocasiones mantenemos una presencia permanente en línea (en esto nuestros niños y jóvenes nos llevan gran ventaja, afortunadamente). ¿De qué depende esa presencia en línea? Por ejemplo, de habituarnos a estar presentes via MSN, Skype o cualquier otro servicio de mensajería.

Para hacer el asunto corto, si fuera natural para nosotros recibir una llamada a través de Skype, de la misma manera que la recibimos en el celular o en el teléfono fijo, tal vez estaríamos un paso más cerca de ver como algo natural el realizar una videoconferencia. Lo simpático es que esa posibilidad es todavía, para muchos de nosotros, un asunto de ciencia ficción. Lo simpático es que ya podemos hacerlo. En el momento en el que hablar con un colega de la misma institución (o de cualquier otra) sea tan sencillo como hacer doble click en su usuario de Skype e iniciar una videoconferencia, habremos logrado con este servicio lo mismo que con el correo electrónico: Hacerlo parte normal de nuestras vidas.