Category Archives: ArTiC

#ArTIC: ¿Tecnología para qué?

Este es un cross-post, proveniente de “Cosa P’ArTICular“, mi blog para la primera edición del curso-taller Aprendizaje en Red con uso de TIC (ArTIC)

UPDATE: Lo que sigue no está dirigido a nadie en particular. Aunque el tono puede ser un poco confrontador, es la manera en la que suelo escribir en mi blog personal. 😉

Estaba leyendo el primer post del Diario de Campo de Andrea Tejera, y un comentario que pensé hacer se fue volviendo poco a poco un post más largo.  Me suele ocurrir.. :-)

Frente al relato de Andrea, más allá de reconocer dificultades y logros, lo que empecé a preguntarme fue cómo podría involucrarse al grupo “a-ceibal” (aquellos que no están usando el computador) de manera más decidida.  Lo digo porque resulta algo curioso que, en el único país del planeta en donde prácticamente todos los niños tienen un computador, sean justamente ellos quienes no lo quieran usar, tal vez por percibirlo sólo como un medio más de hacer las mismas tareas que siempre han tenido que hacer.

Aunque mi experiencia con estudiantes como los de Andrea es limitada, lo que sí tengo presente es que les gusta mucho (al igual que a todos nosotros, me atrevo a pensar) la posibilidad de crear.  Pienso en la reacción de los estudiantes de Lara, que interpreto como verdadera sorpresa (Lara habla de asombro y desconcierto!): “podemos elegir nosotros a que [le] sacamos [foto?]“.  La reacción es especialmente llamativa pues parece reflejar que, aunque las ceibalitas son de su propiedad, las cosas que ellos hacen con las máquinas todavía están muy ligadas a lo mismo que siempre han hecho: lo que el profesor les pide. Recuerdo aquí lo que mencionaba en mi presentación de 2009 en el K-12Online Conference: ¿será que seguimos generando copistas sin darnos cuenta, y eso explica la sorpresa ante la posibilidad de crear?

Aquí entra en juego, obviamente, el problema del sentido al que se refiere Michael Wesch en Anti-enseñanza.  ¿Cuál es el punto de hacer una tarea cualquiera? ¿Simplemente entregarla a quien la pidió? ¿Para qué molestarse cuando el impacto obtenido con el tiempo que se invierte es tan pequeño? ¿Para qué aprender todas estas cosas?  Tal vez muchos adultos pueden encontrar el sentido más allá de una tarea específica (me pregunto si tal cosa ocurre con ArTIC, ojalá que así sea!), pero me temo que para la mayoría de jóvenes puede no ser tan claro cuál es el punto de aprender acerca del suelo, por ejemplo.  ¿Qué gano con eso?

¿Y si uno trata de repensar el sentido de ese aprendizaje? Entrando en modo especulativo, ¿serviría de algo el plantear la misma actividad que propone Andrea (tome una foto del suelo del lugar en el que vive) pero cambiando su alcance? ¿Qué tal si en lugar de enviar una tarea a mi profesor por correo electrónico, mi misión es contribuir en la creación de un mapa que muestre el estado del suelo en mi región?

Una herramienta de creación de mapas como Zeemaps podría funcionar bien aquí, y de hecho podría usarse para compilar información de diversos tipos, que puede ser enriquecida por nuevos grupos de estudiantes, quienes podrían llegar a hacer análisis comparativos de los cambios en el suelo de una región a lo largo del tiempo. ¿Cambiar el alcance percibido ayudaría en algo? A priori, pienso que sí.  Por supuesto, tal cosa tendría que estar acompañada de un proceso de socialización con otras comunidades, o de articulación con la Educación Superior, por ejemplo.  El punto es que, si las pequeñas acciones que cada uno realiza tienen un impacto mayor, cobran un sentido completamente nuevo.  Lo del mapa es sólo un ejemplo.

Y, ojo, se trata aquí de cambiar dos tipos distintos de alcance:  Primero, la visión del trabajo que se está realizando (no se trata de cualquier foto, sino de contribuir en un estudio de gran escala); segundo, el alcance temporal, cuando a través de la tecnología un grupo puede construir/enriquecer/aprovechar lo que el grupo del año anterior hizo.

Por otro lado, me pregunto si hay un elemento aquí que empieza a generar una necesidad más tangible de uso de la tecnología.  ¿Será que la visibilidad (o falta de ella) en la red podría motivarlos un poco?

¿A qué me refiero? Y si en lugar de enviar imágenes al correo electrónico del profesor o de contribuir a un mapa, ¿las enviaran a una dirección de Flickr que recopile los trabajos de todos? Esa funcionalidad de Flickr permite cambiar la dirección de envío, así que podría cambiarse de una tarea a otra.  Además, permite asignar tags automáticos a las imágenes recibidas, con lo cual se pueden hacer cosas como la siguiente:

Las imágenes fueron generadas y compiladas, siguiendo los pasos indicados arriba, durante el taller EduCamp que dió inicio a ArTIC.  ¿Ventajas? Los estudiantes NO necesitan crear una cuenta en Flickr, sino que todo queda en el usuario del profesor.  Además, el muro se va construyendo a medida que las imágenes van llegando (en tiempo real, de hecho), con lo que es visible para TODOS quién entregó y quién no.  En ese sentido (y así suene un poco crudo) se trata de usar la visualización como un mecanismo de presión social (un papel similar al que los grafos de conversación jugaron en ELRN y DocTIC).  Para completar, cada imagen puede ser comentada y anotada por los distintos participantes. ¿Nada mal, no?

Con todo esto, de lo que se trata es de usar la tecnología para hacer posibles alcances mayores que agreguen nuevos sentidos al aprendizaje disciplinar.  Con todo esto el objetivo no es, en realidad, “motivar” o “divertir más” a los estudiantes, o “usar” la tecnología porque hay que usarla.  Se trata de aprovechar medios existentes para ampliar el impacto y alcance del trabajo original que es producido por los participantes en una experiencia de aprendizaje, aunque entendiendo que no es algo que se hace de manera automática, sino que también se aprende poco a poco.

Desde mi perspectiva, de eso se trata justamente la famosa innovación educativa.  No de usar un nuevo aparato/herramienta/tecnología, sino de hacerlo para dar sentido y significado al acto de aprender.  Ese es el gran reto que tenemos: Transformar nuestra relación con el aprendizaje, con lo que significa aprender, y estimular la curiosidad y la creatividad natural que tenemos como humanos (y que puede terminar tan atenuada por los entornos formales).

Pero, ¿esto tiene sentido? ¿Es demasiado romántico? ¿Qué obstáculos reales aparecen al tratar de llevar cosas así a la práctica? ¿Es posible hacerlo como parte de ArTIC? ¿Qué opinan?

Un enorme agradecimiento a Andrea y a Lara por provocar estas reflexiones. Este es un ejemplo de cómo las ideas de dos personas pueden generar un impacto inesperado en otra más.  Sólo más adelante podremos ver cómo esta reflexión llega a otros.  De esa positiva incertidumbre se trata el aprendizaje en red. De conectar ideas, personas y neuronas, y generar nuevos significados personales que puedan (o no) ser de utilidad para otros.  De eso se trata ArTIC. :-)

El inicio de #ArTIC!

Hoy di inicio a un nuevo experimento de trabajo con docentes que busca sembrar las bases de comunidades de práctica disciplinares y ‘contagiar’ a los participantes con el virus “Yo puedo”.

Aprendizaje en Red con uso de TIC (o #ArTiC, para los amigos) es una mezcla de las dos cosas más interesantes que he puesto en marcha en el pasado:  los talleres EduCamp y los cursos abiertos en línea.  Pero no es una simple mezcla de esas dos cosas.  El proceso que se inicia con un EduCamp tiene una continuidad de 6 semanas de actividades en línea, y al final de la experiencia se realiza un nuevo encuentro presencial en el que hacemos balance e identificamos posibles caminos futuros. Uno potencia y construye sobre el otro.

A eso hay que sumarle que no se trata de un curso “formal”, sino de un taller más práctico que está algo contagiado de lo que Jim Groom hizo en #ds106.  Por supuesto, aquí hay unos objetivos un tanto diferentes, pero la idea es conseguir que los docentes participantes pongan en marcha pequeños experimentos diseñados por ellos mismos con sus estudiantes, mientras viven la experiencia de exponerse a una red más amplia en actividades muy abiertas, que permitan la aparición de múltiples caminos de desarrollo.

La primera cohorte de #ArTiC está dirigida a docentes de Ciencias Sociales de educación media, con quienes tenemos el gran reto de empezar a descubrir qué funciona y qué no funciona en el experimento.  Aunque hay actividades presenciales dirigidas a los docentes de Ceibal, el esquema del curso hace posible que cualquier persona pueda participar.  Así que si está interesado, o conoce a un docente de Ciencias Sociales que desee participar, lo invito a dirigirse al wiki de ArTiC, el punto de partida de las actividades que desarrollaremos durante las próximas seis semanas (empezando el 3 de Junio).   Como de costumbre, todo lo que necesita es un blog, suscribirse a los diarios del curso, y muchas ganas para acompañarnos en esta aventura.

#ArTiC es posible gracias a la Dirección de Educación del Centro Ceibal para el apoyo a la educación de la niñez y la adolescencia (Uruguay), con el liderazgo de Mónica Baez y Martina Bailón. El diseño de la experiencia y la coordinación del equipo de facilitación está a mi cargo.  En la primera cohorte participan en modalidad formal alrededor de 70 docentes de colegios y liceos de todo Uruguay.

La importancia de ArTiC radica en que Uruguay fue el primer país del planeta en llegar a un computador por niño a nivel nacional.  Después de varios años, los computadores están llegando al nivel de educación media, lo cual ha llevado al Centro Ceibal a explorar otras formas de hacer formación docente para aprovechar la tecnología disponible.  Es una oportunidad única de participar en una iniciativa de alcance nacional.  Los logros que obtengamos serán perfectamente un ejemplo en temas de formación docente para experiencias 1:1 de gran alcance.  Por supuesto, eso me entusiasma un montón!