El Experimento (The Experiment) es una película alemana de hace algunos años, que fue para mi especialmente perturbadora. Trata de un experimento psicológico que involucra a personas normales que empiezan a jugar, por dos semanas, roles de prisioneros (encerrados) y guardias (en turnos de ocho horas). Basta decir que el experimento se sale de control, y el espectador tiene la oportunidad de ver al interior de lo mejor y lo peor que podemos llegar a hacer como humanos.
A qué viene esto? Via Guy Kawasaki (otra nueva suscripción para BlogBridge), me encontré una entrevista con Philip Zimbardo, un profesor de Stanford que realizó en 1971 ese experimento, precisamente, y que acaba de sacar un libro llamado El Efecto Lucifer, en el cual documenta lo que ocurrió día a día con su experimento. La entrevista es muy buena, e incluye conexiones que realiza Zimbardo entre lo que ocurrió en su experimento luego de tan sólo tres días y lo que ocurrió en la prisión de Abu Ghraib hace un par de años.
Es escalofriante cuando Zimbardo indica que "el estudio había funcionado tan bien, que esas poderosas fuerzas situacionales [de la simulación de la prisión] me habían corrompido también a mi [el supervisor del experimento]", quien se suponía estaba allí precisamente para garantizar que las cosas no se salieran de control.
Los invito a leer la entrevista, la cual es muy relevante para mi en este momento, pues estoy tratando de entender si somos inherentemente buenos o malos, y de comprender un poco más por qué algunas personas pueden llegar a asumir y justificar (desde una racionalización impresionante) comportamientos no éticos y poco íntegros. No al extremo del experimento (por fortuna), pero que igual me están obligando a enfrentarme con mis propios esquemas mentales.