(Con suerte, este post estará publicado unas 12 horas después de escrito. Todo gracias al pésimo servicio de conectividad del aeropuerto El Dorado….)
Estoy en el aeropuerto El Dorado, en Bogotá. Estoy en sala de espera, después de dos años de hacerlo por última vez, para abordar un vuelo similar al que me llevó hace 7 años a Brasil por primera vez. En esta ocasión, no voy a Brasilia sino a Sao José dos Campos, una ciudad industrial a 70km de Sao Paulo.
Me dirijo a Virtual Educa Brasil 2007, un encuentro bastante prestigioso de educación virtual, en el cual tengo que realizar una ponencia de la experiencia de la Universidad de los Andes en el proyecto AVA, y asistir con gorra del Ministerio al 2o Encuentro de Educación Superior que se realiza en el marco del evento.
He tratado de practicar el ínfimo portugués que conozco con Marie. Por lo pronto, ya recordé que si necesito desplazarme a algún sitio en transporte público, debo preguntar por un onibus, y de ninguna manera por un bus o una buseta (la razón se las dejo de tarea… ).
Esto debió ser un reporte en línea, pero nuestro aeropuerto internacional sólo ofrece un servicio de conexión inalámbrica para los viajeros de American Airlines, parece. Esto es particularmente asombroso, considerando que las salas de espera del puente aéreo (nuestro terminal para vuelos nacionales), ya cuentan con una infraestructura eléctrica y de conectividad MUY cómoda. Uno esperaría que algo similar ocurriera en este lugar, en donde los extranjeros se despiden finalmente de nuestro pais, pero no es así. (Marie me dice que Copa si ofrece este servicio, pero lo que es la sala de espera de Avianca, nada de nada. Nada de acceso público).
Siguiendo con la quejadera, las salas eran un poco más cómodas hace dos años. Estamos en un sitio bastante encerrado, y el ambiente se siente pesado con tanta gente. El aire no circula muy bien (Por momentos me pregunto si estoy desarrollando algún tipo de tendencia claustrofóbica…).
Pareciera más bien que estoy un tanto estresado por no poder adelantar las cosas que tengo que adelantar, por la falta de red. Pero en fin, ya nos llaman a abordar, así que me voy.
Espero que las condiciones sean lo bastante buenas para reportar en línea (por fin!) desde Virtual Educa.
Estoy muy contento de salir otra vez del país. El viajero que hay en mí es dichoso en estas circunstancias. Y hay razones más emocionales atadas a este viaje en particular, lo cual lo hace más significativo. Necesito un trabajo que me permita viajar mucho más… Jaja...
(Update: Fueron sólo seis horas. Ya estoy en Sao Paulo, y el acceso público aquí funciona a las mil maravillas!)