CO: 4:30a.m., BR: 6:30a.m.
Esta vez estoy mucho más consciente de lo que veo, no como hace siete años. Supongo que eso es un síntoma de crecimiento (espero ).
Guarulhos es un aeropuerto viejo. Paredes de mosaico verde, muy del estilo de los setenta. Pisos, columnas y muros a los cuales se les ven los años... Por alguna razón, tengo una imagen tanto de Rio como de Sao Paulo , de ciudades estacionadas en los años setenta.
Nada de AirTV, (la televisión de los aeropuertos), aquí. Un buen videobeam que proyecta a una pared, logrando una pantalla gigante en la sala de espera,a muy bajo costo.
Apenas salí, me abordó un personaje local. Me contó una historia extraña: su aerolínea los había dejado a él y a otros compañeros de Brasilia que estaban en un congreso en Sao Paulo, y ahora tenía que pagar R$30 adicionales para poderse ir. Felizmente, entendí todo lo que dijo en un portugués algo rápido. Pero, gracias al entrenamiento al que nos somete Bogotá, decidí no darle dinero. Ni modo.
Aprendí bien cómo preguntar por el onibus a Sao Jose, así que ya tengo un tiquete y estoy en standby hasta las 8:00a.m. Decidí no pagar taxi, pues si bien me lleva más rápido, no me permite sentir tanto la ciudad (digo yo).
Así que aprovecharé para revisar el programa detallado del congreso, despachar algunos correos, y decidir a cuáles sesiones asistiré.
Tanto yo como el aeropuerto hemos cambiado. Para mi, los frutos de esta jornada de muchos años, empiezan a verse. Veremos a dónde nos lleva.