El año anterior, de visita en una librería de Barcelona, me encontré un llamativo libro de Susan Weinschenk titulado “100 things every designer needs to know about people”. Es un libro de lectura sencilla que está organizado en secciones que abordan múltiples aspectos de cómo percibimos, cómo actuamos (con algunas explicaciones de por qué lo hacemos de tal o cual manera), qué nos motiva y cómo decidimos, entre muchas otras cosas.
Cada sección del libro tiene capítulo cortos dedicados a un punto en particular, que van desde cosas que ya sabía (12: los significados del color cambian según la cultura, por ejemplo) y otras que he encontrado en diversas lecturas de los últimos años (como Predictably Irrational, Drive, Brain Rules, etc.), hasta otras que son completamente novedosas (77: somos más felices cuando estamos ocupados, por ejemplo).
Los 100 puntos contienen información muy pertinente para cualquier persona que esté encargada de realizar labores de diseño que involucren humanos. En ese sentido, no estamos hablando sólo de diseñadores de profesión, sino de quienes se dedican a tareas de diseño instruccional, creación de ambientes de aprendizaje (tanto presenciales como en línea) y, por supuesto, la docencia.
Una idea que se cocina en mi cabeza es que los docentes son, a fin de cuentas, diseñadores de interfaces entre el conocimiento y los aprendices. Entre mejor diseñada la interfaz (esto es, las actividades de aprendizaje), mejor la experiencia del usuario (en este caso, el aprendizaje y metacognición logrados, por ejemplo). Y para diseñar una buena interfaz, es necesario saber sobre los usuarios. Saber sobre la gente. De allí que este libro sea una buena compilación de ideas sencillas pero poderosas, con el potencial de mejorar de forma puntual las experiencias de quienes hacen parte de los ambientes que diseñamos.
Ahora, sin duda muchas de estas cosas pueden parecer obviedades (75: el olor evoca emociones y recuerdos, por ejemplo), pero lo cierto es que al leerlas de nuevo y detenerse en el sustento que Weinschenk presenta, adquieren una dimensión diferente, mucho más tangible.
Un ejercicio simpático que se desprende de un libro como este es la posiblidad de empezar a hacer conciencia sobre cada uno de los puntos y usar estas ideas para implementar/mejorar esos aspectos puntuales en nuestros ambientes de aprendizaje. De primera mano, puedo decir que desde el año pasado empecé a hacerlo de manera informal.
Así que, considerando que el libro no está en español aún (o al menos, no logro encontrarlo) y que definitivamente estas ideas pueden ser de utilidad para otros, me tomé la libertad de traducir la tabla de contenidos, que presenta cada uno de los 100 puntos, y organizarla en un formato que permita su fácil impresión (ojalá en una única hoja).
UPDATE: Mónica Sulecio encontró que el nombre del libro en español es Diseño Inteligente: 100 cosas sobre la gente que cada diseñador necesita saber.
De este ejercicio salieron dos documentos PDF que usted puede descargar, imprimir y pegar en su espacio personal. Yo lo hice en mi oficina, por ejemplo, para no perderlos de vista:
Hay dos versiones, entre las que hay pequeñas diferencias de traducción por razones de espacio, que espero no afecten su sentido general. La primera es de 3 hojas tamaño carta y la segunda es 1 hoja tamaño oficio (que puede escalarse). En las imágenes están los respectivos enlaces:
No está de más decir que, si le gusta la traducción, trate de conseguir el libro. De veras está lleno de información bastante reciente y muy importante para quienes tienen que diseñar cosas para humanos. Esto es, casi todos nosotros.
Si además quiere compartir imágenes del lugar en el que ubicó la traducción luego de imprimirla, también son bienvenidas!
Como de costumbre en las traducciones, las imprecisiones, errores y omisiones son de mi responsabilidad exclusiva. Después de todo, como dice el punto 85: “Siempre cometeremos errores”. Se vale señalarlos para mejorar la traducción!