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Introducción al conocimiento conectivo: Prominencia e inferencia

Nueva sección de mi traducción de An introduction to connective knowledge de Stephen Downes, esta vez sobre prominencia e inferencia.   Vamos al grano:

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Una introducción al Conocimiento Conectivo

por Stephen Downes (traducción: Diego Leal)

a. Tipos de conocimiento

b. Interpretación

c. Emergencia

d. Fisicalidad

e. Prominencia[1] e inferencia

Nuestro conocimiento consiste de interpretaciones de percepciones, que son en sí mismas distintas de cualquier realidad física que pueda haberlas causado. En este sentido, se podría decir que estas interpretaciones son ‘construidas’ – es decir, que son el resultado de un proceso mental o cognitivo, en lugar de algo que nos llega ya ensamblado.

La inferencia es, a grandes rasgos, la manipulación de estos pedacitos de conocimiento, en abstracto, para producir nuevos pedacitos de conocimiento. En nuestra mente, por ejemplo, podemos postular que si una luz roja se añade a una luz amarilla, el resultado será una luz naranja. O que dos ovejas añadidas a dos ovejas resultarán en cuatro ovejas. A menudo, las percepciones posteriores confirman tales predicciones, lo que nos lleva a confiar aún más en las manipulaciones que las produjeron (y mucho menos en manipulaciones que no lo hicieron, aunque la mente humana es notoriamente voluble en este sentido).

Todas estas inferencias, sin embargo, son el resultado de un complejo proceso de seleccionar lo que podríamos llamar los datos más “prominentes”. El conteo de las ovejas, por ejemplo, es de utilidad sólo para las personas que poseen ovejas (o están leyendo artículos de filosofía). Normalmente, durante el curso de nuestra vida cotidiana, tenemos poca necesidad de contar ovejas, y por lo tanto la mayor parte de nosotros ignoramos el número real de ovejas presentes en un momento dado. De manera similar, cuando percibimos una luz naranja, por lo general no la vemos como una confirmación de la idea que el rojo y el amarillo componen el naranja. A menos que seamos artistas visuales, lo vemos simplemente como una instancia de “naranja”.

Nuestras inferencias, por lo tanto, se basan en la prominencia, donde la prominencia puede ser pensada como la importancia, relevancia o vivacidad de alguna propiedad o percepción.  Nosotros ‘seleccionamos’ esas percepciones que nos serán de utilidad e ignoramos las demás. Con frecuencia, este no es ni siquiera un proceso consciente y se basa, en parte, en reacciones innatas (como saltar cuando escuchamos un sonido fuerte) y en gran medida en expectativas previas. Nuestro conocimiento previo nos ha llevado a reconocer que algo que se ve y suena como un tigre es algo a lo que debemos prestar atención, por lo que nuestro motor de inferencia se pone a toda marcha.

Del mismo modo, algunas conexiones son más prominentes que otras. Piense en su sentido de lugar o ubicación.  Está centrado en la ciudad o pueblo en el que usted se encuentra, con las calles extendiéndose a partir de usted en un patrón único según su posición. Cambie su ubicación, y su mapa del mundo cambia con ella. Wal-Mart, que antes estaba a “dos cuadras de distancia”, está ahora a “una cuadra de distancia”. O considere a su círculo de amigos: una vez más, usted está en el centro, con sus colaboradores más cercanos en proximidad cercana, con sus conocidos a mayor distancia. Su amigo, sin embargo, identificará a un conjunto diferente de personas como los más próximos y a otros, incluyendo algunos que están más cerca de usted, como más distantes.

Las cosas se vuelven aún más complejas cuando se considera la mente. Sabemos que la mente es un conjunto masivo de neuronas conectadas, pero ¿en dónde está el punto de vista desde el que consideramos estas conexiones? Si bien podemos considerar el punto de vista global en abstracto, y hablar desapasionadamente sobre el hipocampo o el cuerpo calloso, no podemos adoptar tal marco de referencia con respecto a nuestro propio pensamiento. No obstante, parece evidente que hay un punto de vista con el cual consideramos a nuestra propia mente. Es la esencia del pensamiento consciente que estamos conscientes de nuestros procesos mentales al mismo tiempo que los estamos teniendo.

Una vez más, lo que es más prominente es lo que sale a primer plano aquí. Usted puede tener representaciones mentales de cientos o incluso miles de personas pero, si está enamorado, estar pensando sólo en una. Su cuerpo se compone de millones de terminaciones nerviosas, pero si usted tiene un dolor de dientes, su atención se centra sólo en aquellos relacionados con el diente. De manera similar, sólo los pensamientos más activos y consistentes se entrometen en su conciencia, y es a través de la lente de esos pensamientos que usted interpreta los fenómenos (y es a través de los fenómenos que usted tiene esos pensamientos).

La inferencia es la observación de las similitudes prominentes entre pensamientos y percepciones. Es el reconocimiento de las propiedades comunes – cualidades, cantidades y conexiones – entre percepciones diversas, y la elaboración consiguiente de conexiones entre esas entidades y entre otras propiedades de las entidades. Al ver que dos ovejas y dos ovejas son cuatro ovejas, usted es llevado (a través de la prominencia de la cantidad y la recién descubierta prominencia de las vacas) a contemplar la idea que dos vacas y dos vacas podrían ser cuatro vacas.

Notas y referencias

[1] Salience en el original (N. del T.)

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Algo positivo de las traducciones, en términos de aprendizaje, es que al buscar el mejor sentido para una palabra o una frase uno se obliga a comprender mejor las ideas que están en juego.  Eso me pasó con “prominencia” (pasé por saliencia, notabilidad e importancia antes de encontrar la palabra que, creo, es la más adecuada).

Del fragmento me gusta lo relacionado con la inferencia, pues me recuerda el enorme poder que este mecanismo tiene. Es gracias a la inferencia que podemos decir que dos mil ovejas más mil ovejas son tres mil ovejas, incluso si nunca llegamos a ver tal cantidad de ovejas (o de vacas) juntas. Lo interesante es que llega un punto en donde, aunque la inferencia sigue operando, perdemos de vista la verdadera dimensión de las cosas.  Pienso, por ejemplo, en las altas cantidades de dinero relacionadas con la crisis económica, y en la utilidad de la visualización como apoyo para entender qué es lo que está en juego.

Por otro lado, la inferencia puede llevarnos a conclusiones erróneas, incluso cuando se supone que hemos aprendido acerca de ciertos fenómenos específicos.  Un buen ejemplo de esto es A private universe, un documental corto que explora las razones por las cuales estudiantes recién graduados de Harvard no pueden explicar de manera correcta por qué tenemos estaciones y fases lunares.  El punto aquí es que la inferencia nos puede llevar a conclusiones erróneas, incluso cuando hemos ‘aprendido’ las respuestas correctas.

Como el fragmento construye sobre los fragmentos anteriores, nos enfrentamos a una dificultad con la prominencia: aquello que reconocemos como prominente es aquello que estamos preparados para ver.  Para ponerlo de manera cruda, no vemos lo que queremos sino lo que podemos ver (y podría argumentarse lo mismo con respecto a nuestras acciones, me temo).  Por supuesto, esto no significa que con el tiempo no pueda desarrollarse una mirada más sofisticada que permita reconocer nuevas prominencias.

Algo muy interesante, por supuesto, es dónde se encuentra el yo que a veces (o con mucha frecuencia, en mi caso personal) observa los fenómenos mentales.  Sin duda es difícil pensar al respecto…

En cualquier caso, no deja de sorprenderme que, con las enormes limitaciones que tenemos en todo sentido, en conjunto hayamos llegado a donde lo hemos hecho.  Es simplemente asombroso.

#reAprender Radio: Episodio 3: Participación abierta

El tercer episodio de esta serie, cuyo tema global son las prácticas educativas abiertas, está enfocado en la participación en cursos abiertos.  En conjunto con Daniel Jimenez (twitter|blog) y Andrés Chiappe (twitter|blog), conversamos acerca de qué significa participar en un curso abierto distribuido, a partir de las experiencias que hemos tenido en diversos cursos.

Entre los temas generales abordados en el episodio se encuentran quñe ha significado para nosotros participar en abierto (3:40), qué papel juega el compromiso y la responsabilidad frente a un grupo ( 7:52) lo que lleva a discutir diferentes formas de participar en abierto (11:20) y a descubrir que, aunque el ‘cumplimiento’ es nuestro paradigma habitual en cuanto a participación y aprendizaje (19:30), podemos pensar en metáforas poderosas para nuevos paradigmas, en donde cada persona crea sus propios caminos (24:50).

Por primera vez, tuvimos un interemedio musical (que salió muy bien!!), aprovechando que estábamos cerca de la Navidad. Incluimos música de CaTosh und MagiC N (Stille Nacht, Heilige Nacht) y Fatblueman (Kiyoshi Kono Yoru), y en la segunda parte conversamos sobre algunas habilidades importantes para la participación en cursos abiertos (43:00), la importancia de la empatía y la confianza (56:00), la necesidad de reconsiderar en dónde está y quién tiene el control en la experiencia de aprendizaje (1:07:34).  Terminamos con una corta discusión respecto a si las habilidades necesarias son un prerrequisito, o algo que se desarrolla en la experiencia misma de aprendizaje (1:15:06).

Un montón de cosas que abren nuevas preguntas y que empiezan a traer temas recurrentes como el control y la diversidad (e incluso ausencia) de expectativas.

Así que aquí está el Episodio 3 de Radio reAprender:

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La próxima emisión de reAprender Radio, que estará dedicada al tema de la enseñanza abierta, se llevará a cabo el próximo jueves 19 de Enero de 2012, a las 16:00 de Bogotá / 19:00 de Rio de Janeiro / 22:00 España. En este episodio tendremos como invitada a Luz Pearson, quien ha facilitado algunos cursos abiertos en línea y cuenta con una perspectiva de primera mano respecto a lo que esta labor significa.

La información de acceso, así como las grabaciones de episodios anteriores se encuentran en la página de reAprender Radio. Para contribuir con sus comentarios respecto a cualquiera de los programas, puede usar el tag #reaprender en Twitter, o nuestro chat permanente.

Están todos invitados!

Introducción al conocimiento conectivo: Fisicalidad

Nueva sección de mi traducción de An introduction to connective knowledge de Stephen Downes, esta vez sobre fisicalidad.   Vamos al grano:

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Una introducción al Conocimiento Conectivo

por Stephen Downes (traducción: Diego Leal)

a. Tipos de conocimiento

b. Interpretación

c. Emergencia

d. Fisicalidad [1]

Por lo general, pensamos en el conocimiento como relacionado con hechos y sobre los hechos, a su vez, como algo basado ​​en una realidad independiente, una realidad física. En consecuencia, es natural para nosotros decir, por ejemplo, que cuando vemos que algo es rojo hay una base física para tal declaración, que incluso si está de por medio alguna interpretación hay algún hecho físico de la materia que hace que una manzana sea roja y no azul.

Ciertamente, si no pensáramos en las cosas de esta manera, nos sería difícil decir algo sobre cualquier cosa. La fisicalidad nos proporciona un sustrato sobre el cual basar nuestras interpretaciones. Es, como diría Kant, una condición necesaria para la posibilidad de la percepción [7]. La fisicalidad nos ofrece, además, un medio de clasificar entre lo que podría ser llamado interpretaciones “correctas” y “percepciones erróneas”, entre la realidad y el espejismo.

No obstante, aunque este puede ser el caso, no hay nada en nuestras interpretaciones que esté inherentemente basado en la realidad física y, por lo tanto, no hay nada que impida nuestra discusión de ellas sin hacer referencia a esta base. De hecho, esto ha sido de enorme utilidad en otros ámbitos. Por ejemplo, a pesar de la base empírica de las matemáticas, es mucho más productivo y útil referirse a la cantidad sin hacer referencia a las entidades físicas que están siendo contadas, o (en otras palabras) pensar en la cantidad en abstracto. Lo mismo puede decirse de la cualidad. Pensar en la cualidad en abstracto lleva a los silogismos de Aristóteles [8] y es la base del razonamiento categórico.

Más aún, entidades no-físicas pueden tener (o ser atribuidas con) las propiedades que están, en sí mismas (en esta teoría), basadas en propiedades físicas. En nuestras ideas y sueños, pensamos en colores vívidos y grandes números. Y las ideas son transferibles. Considere el concepto de “prosa púrpura” [9] – una expresión que, si se aplica literalmente, o es falsa o en ningún caso tiene sentido, pero que sin embargo tiene utilidad y significado importantes.

¿Qué ha de aprenderse de esto? Que las entidades en las diferentes categorías de conocimiento – ya se trate de propiedades o números – no son reales en sí mismas. Cuando hablamos de ‘rojez'[2], no estamos hablando de algo que tiene una existencia concreta e independiente en el mundo sino, más bien, de algo que existe (en cuanto exista realmente) sólo en nuestras propias mentes. Cuando hablamos sobre el número “cuatro”, no estamos describiendo una entidad platónica [10] sino, más bien, nada más que nuestros propios pensamientos o sensaciones.

Eso no los hace menos ‘reales’. Nuestra percepción del color ‘rojo’ es tan real como cualquier fenómeno en el mundo. Se trata simplemente de hacer una distinción entre la percepción, que resulta de un complejo de factores, y la entidad física, que aparentemente la causó.

De manera similar, nuestras interpretaciones de las conexiones es distinta del conjunto real de interacciones que puedan existir en el mundo. Consideremos, por ejemplo, las teorías de conspiración, – la postulación de un conjunto complejo e interrelacionado de personas y acontecimientos que llevan a la conclusión de que alguien está tratando de hacerte daño. Tales teorías, como es notorio, no tienen ninguna base en el mundo físico. Pero sin embargo pueden ser contempladas, y discutidas, y trasmitidas, como si fueran reales. Y la experiencia de una teoría de conspiración puede ser, para quien la percibe, tan real para la persona que tiene la experiencia[3].

Hay una tendencia por parte de los lectores, bien sea al hablar de grillos, o de Shirky hablando acerca de leyes de potencia [11], de representar las conexiones como algo tan “natural” y “real” que simplemente está “ahí afuera” – como si lo que se dice acerca de las redes de conexiones representara una ley inmutable de la naturaleza. Muy por el contrario, nuestra comprensión de la existencia de conexiones y la naturaleza de las redes que forman, es algo que ponemos sobre la mesa, una interpretación de lo que pensamos que es prominente.

Notas y referencias

[1] Physicality, en el original.  Aunque su traducción literal no está aprobada por la RAE, es utilizada en filosofía para referirse a la cualidad de físico (tangible).

[2] Calidad de rojo. Redness en el original (N. del T.)

[3] La confusión gramatical de esta frase proviene del original: “And the experience of a conspiracy theory may be, to the perceiver, every bit as real to the person having the experience” (N. del T.)

[7]   Immanual Kant. 1999. Critique of Pure Reason. Paul Guyer and Allen W. Wood, eds. Cambridge University Press.

[8]   Garth Kemmerling. 2001. Categorical Syllogisms. Philosophy Pages. http://www.philosophypages.com/lg/e08a.htm

[9]   Deb Stover. 2007. The Purple Prose Eater. http://www.debstover.com/purple.html

[10]   James Dye. 2003. Platonic Forms. http://www.niu.edu/~jdye/forms.html

[11]   Clay Shirky. 2003. Power Laws, Weblogs, and Inequality. Clay Shirky’s Writings About the Internet, February 8, 2003. http://www.shirky.com/writings/powerlaw_weblog.html

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Hasta el momento, esta ha sido la sección más retadora para la traducción, empezando por el mismo concepto de fisicalidad.  Siempre queda la duda de si uno está en los dominios del ‘espanglish’, pero la palabra parece ser de uso aceptado.

Una vez más, el texto hace énfasis en recordar que lo que asumimos como ‘real’ está teñido por nuestra misma capacidad perceptual y cognitiva. Además, por las categorías (arbitrarias) que establecemos para referirnos al mundo. De allí el fragmento de Romeo y Julieta que dice “aquello a lo que llamamos rosa, con cualquier otro nombre, tendría un olor igualmente dulce” (o algo así).  El nombre que asignamos a algo nos permite tener un acuerdo sobre aquello a lo que nos referimos, pero no es aquello a lo que nos referimos (o, como lo pondría Korzybski, “el mapa no es el territorio”).

Un detalle importante desde mi perspectiva es que, aunque la abstracción es muy útil en muchos ámbitos (como indica Stephen), en ocasiones se corre el riesgo de que la abstracción empiece a condicionar nuestra mirada del mundo.  Tomemos por ejemplo el modelaje computacional, algo que uno aprende en los primeros semestres como ingeniero de sistemas. El modelo que uno construye (y que más adelante se complementa con técnicas de levantamiento de requerimientos, historias, o lo que sea) no es el mundo real. Lo representa, pero de manera parcial. Nos lo enseñan, y se supone que lo sabemos. No obstante, son recurrentes las historias de errores en la interpretación de los requerimientos y, de primera mano, he visto desarrolladores que empiezan a asumir que el mundo funciona según el modelo que crearon. O, peor aún, que debería funcionar de esa manera, lo que lleva a intensas jornadas de capacitación para que la gente haga de una forma diferente algo que ya hacía.  De allí la popularidad de plataformas como Facebook, que elaboran sobre algo que las personas ya hacían en el mundo real.

Imagine una teoría, por otro lado. En principio, es una construcción conceptual que trata de describir principios del funcionamiento de un aspecto del mundo.  Es un modelo del mundo. Pero a veces termina definiendo nuestra mirada del mundo. Y en consecuencia intentamos  obligar al mundo a coincidir con nuestra teoría, con resultados nefastos. Aunque hay muchos ejemplos a lo largo de la historia (y hoy, obviamente), uno que siempre me ha impactado es el sistema ptolemaico. Esferas dentro de esferas y más esferas para sostener una teoría que, en su supuesto básico (la Tierra está en el centro del Universo) era errónea (Si hay lectores provenientes de ArTIC, el asunto de los mitos  iba justamente en este sentido).

Stephen concluye recordando que esta distinción aplica también para las conexiones, y proponiendo que los fenómenos de acumulación característicos de las leyes de potencias (el principio de Pareto, entre ellas) no son necesariamente un fenómeno natural. Esto va a tener implicaciones importantes a medida que avance el documento.

Y eso es todo por ahora. :-)

Introducción al conocimiento conectivo: Emergencia

Nueva sección de mi traducción de An introduction to connective knowledge de Stephen Downes, esta vez sobre emergencia.   Si tal vez usted está leyendo estos fragmentos y está quedando con dudas abiertas, puede publicarlas en dónde quiera e incluir en los comentarios el enlace a sus apreciaciones.  Para mi, al menos, está siendo un ejercicio de aprendizaje muy interesante el abordar el documento fragmento por fragmento.

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Una introducción al Conocimiento Conectivo

por Stephen Downes

a. Tipos de conocimiento

b. Interpretación

c. Emergencia

La emergencia es un concepto difícil, pero a este punto puedo abordarlo con una caracterización simple: la emergencia es la interpretación aplicada a las conexiones.

Hay dos formas (igualmente válidas) de pensar acerca de esto:

En primer lugar, podemos percibir un conjunto real de conexiones que encadenan a un grupo de entidades como un todo diferenciado. Por ejemplo, cuando cae una ficha de dominó contra otra y así sucesivamente, y observamos esto desde la distancia, podemos ver lo que parece ser una ola que se mueve a través de las fichas. La ola que se observa puede ser llamada un “fenómeno emergente” – no es una propiedad de las piezas de dominó en sí mismas, o incluso de la caída de las fichas, sino de la conectividad [1] de la caída: debido a que una ficha de dominó hace que la siguiente caiga, podemos ver una ola.

En segundo lugar, podemos percibir algo como un todo diferenciado e interpretarlo como un conjunto de conexiones. Por ejemplo, cuando vemos la imagen de Richard Nixon en la televisión no percibimos los píxeles individuales sino, más bien, la imagen de una persona. Pero nuestra inferencia va más allá de simplemente la observación de la persona. Si se nos pregunta, podríamos decir que las apariencias de los píxeles están conectadas entre sí a través del mecanismo de tener un origen común (el propio Richard Nixon) y el mecanismo de transmisión de video.

La emergencia es fundamentalmente el resultado de la interpretación. Como les gusta argumentar a los místicos (y a Spinoza), todo está conectado. En un cierto punto, como dice el viejo refrán, cuando una mariposa bate sus alas en China el resultado es una tormenta en Halifax. Pero las emisoras de Halifax no observan mariposas en China con el fin de predecir el clima, porque esta conexión no será de ninguna utilidad para ellos. Por lo general, observarán eventos un poco más intermedios, en sí mismos propiedades emergentes, tales como las ondas de aire que se mueven a través de la atmósfera (conocidas localmente como “frentes fríos”).

De la misma manera, la observación de conjuntos de conexiones entre entidades depende en gran medida de lo que ya creemos. Es por eso que vemos cisnes en las nubes o caras en Marte cuando, de manera manifiesta no los hay. Hemos traído nuestro conocimiento previo de las entidades relacionadas como base de nuestras interpretaciones de estos fenómenos. Como diría Hume, nuestra “percepción” de una relación causal entre dos eventos es más una cuestión de “hábito y costumbre” que de observación [6].

Notas y referencias

[1] Connectedness en el original (N. del T.)

[6]   David Hume. 1999. An Enquiry Concerning Human Understanding. Tom L. Beauchamp, ed. Oxford.

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Evidentemente, habría mucho más que decir respecto a la emergencia, y se ha dicho de manera recurrente en áreas como la complejidad y los sistemas complejos adaptativos.  En términos sencillos, cuando se dice que “el todo es más que la suma de las partes”, aquellas cosas observables en el todo que no están en las partes son, justamente, los fenómenos emergentes ocasionados por la interacción entre las partes.

Esto se ve a lo largo y ancho de la naturaleza.  Por ejemplo, las reacciones agresivas de bacterias que en cantidades pequeñas son inofensivas es un fenómeno emergente (como lo explica, por ejemplo, la charla TED de Bonnie Bassler).  Lo mismo algunos tipos de bioluminiscencia, o un panal de abejas, o nuestras ciudades, o un sistema como Internet.   Algo interesante de la emergencia es que, a partir de reglas y componentes simples, pueden surgir fenómenos muy complejos (como lo ilustra George Whitesides en otra charla TED).

Pensando en el cerebro, por ejemplo, tome una neurona aislada. No hace mucho. Luego tome billones de ellas conectadas entre sí. ¿Qué resulta? Tal vez uno podría decir que el fenómeno emergente, en este caso, es la conciencia (y si así fuese, uno podría preguntarse si el alma existe o no).  Siguiendo esta lógica y poniéndonos aún más especulativos, ¿qué pasa cuando usted pone juntas muchas conciencias humanas? ¿el inconsciente colectivo al cual se refiere la psicología junguiana? ¿una realidad que excede al individuo y que tal vez no puede ser percibida por él (así como una bacteria no percibe la bioluminiscencia que genera como fenómeno emergente)?  Curiosas posibilidades…

Pero estoy divagando.  Para el caso del documento de Stephen, lo importante es que la emergencia depende del reconocimiento de un conjunto de conexiones y de la interpretación que se hace de él. Lo cual genera un problema interesante, pues si el sujeto no consigue interpretar el fenómeno emergente o no cuenta con los mecanismos que le permitan reconocerlo, este podría tornarse invisible. Si la interacción de los elementos produce emergencia, imaginemos qué ocurre para el caso de los colectivos humanos cuando, por ejemplo, nos referimos a iniciativas de uso de tecnología en el aula (incluyendo las de tipo 1:1). ¿Habrá fenómenos emergentes (producto de nuevas interacciones) que no conseguimos ver?  ¿Cómo estar atentos a ellos? ¿Cómo reconocerlos? ¿Los mecanismos de reconocimiento/valoración son los adecuados?  Sugata Mitra (entre otros) se refiere el aprendizaje como un fenómeno emergente y a la educación como un sistema complejo auto-organizado. Si así es, los instrumentos de reconocimiento y valoración del aprendizaje (del fenómeno emergente) se vuelven cruciales (digo yo). Se torna necesario reflexionar acerca de qué entendemos por aprendizaje.

Como nota interesante y relacionada con el segmento anterior del documento, el reconocimiento de patrones (para ponerlo en términos cercanos a la Gestalt) depende en parte de nuestro conocimiento y expectativas previos. Una vez más, estamos a merced de los vicios perceptuales e interpretativos que se encuentran instalados en nuestro cerebro, y sobre los que pensamos muy poco.  De la misma forma en que estamos entrenados para ver caras (y otras cosas curiosas, como lo muestra Michael Shermer), estamos acostumbrados a esperar ciertos resultados (ciertos patrones).  Queda abierta la pregunta de cómo ‘abrir’ la percepción (¿o la interpretación?) a patrones nuevos o, en otras palabras, qué significa y cómo se produce el aprendizaje desde esta perspectiva de emergencia y conexiones.