El día 12 de Agosto tendré el gusto de dar inicio a dos nuevas experiencias de aprendizaje en línea, en el formato de cursos/talleres abiertos. Son propuestas con objetivos y tiempos de dedicación distintos, con lo cual se abre la posibilidad de que diversas personas, con diversas posiblidades, se animen a participar.
Así que aquí está la información de esas dos experiencias, de las cuales cualquier persona puede hacer parte:
En conjunto con la Dirección de Nuevas Tecnologías y Educación Virtual de la Universidad del Valle (Colombia), realizaremos un taller corto de seis semanas con ejercicios prácticos para empezar a “pensar en red” a nivel personal y profesional, titulado “Tejiendo Redes Académicas en Línea” (TRAL). Este taller recoge algunos de los elementos que fueron desarrollados en mi curso de Grupos, Redes y Comunidades (GRYC) del año anterior, pero con un enfoque más práctico que conceptual, buscando propiciar una reflexión y una integración tangible de esos conceptos en la práctica cotidiana.
La idea de fondo en TRAL es realizar un reconocimiento del Ambiente y Red Personales de Aprendizaje (PLE/PLN), reflexionando sobre las razones que llevan a distintas configuraciones, y explorando posibilidades de enriquecimiento. Más adelante, mediante la observación y el análisis de las intersecciones entre diversos PLE/PLN, cada participante tendrá la oportunidad de proponer estrategias de enriquecimiento de sus redes académicas, en función de sus posibilidades e intereses.
TRAL está dirigido, en principio, a docentes de Educación Superior e investigadores, aunque las actividades propuestas pueden ser contextualizadas en cualquier nivel educativo (y yo diría que incluso por fuera del aprendizaje formal). La dedicación recomendada es de cuatro a seis horas semanales.
Por otro lado, después de haber logrado resultados muy interesantes en nuestro primer experimento, iniciaremos la segunda cohorte de #ArTIC (Aprendizaje en Red con uso de TIC), en conjunto con la Dirección de Educación del Centro Ceibal para el apoyo a la educación de la niñez y la adolescencia (Uruguay).
ArTIC es una propuesta que busca promover, desde la realización de ejercicios de producción muy sencillos en diferentes medios (texto, imágenes, audio, video), un redescubrimiento de las capacidades personales frente al uso de la tecnología. Durante el taller, los participantes proponen y llevan a cabo experimentos sencillos que involucran un uso novedoso de los medios y herramientas que hacen parte de su día a día. En la línea de los talleres EduCamp, ArTIC propone también una reflexión sobre el rol del docente y las formas de organización presenciales, demostrando nuevas posibilidades y animando a los participantes a llevar a la práctica sus propias ideas.
La segunda cohorte de ArTIC está dirigida a docentes de Lenguas, Comunicación y Artes de secundaria, pero el diseño del taller permite que cualquier docente pueda participar. La dedicación recomendada es de al menos 10 horas semanales.
Los dos talleres promueven una experiencia con bases cognitivistas y constructivistas con elementos que pueden ser llamados conectivistas, en la que los participantes colaboran de manera activa en la construcción de un currículo relevante para sus posibilidades y necesidades particulares. Por otro lado, la facilitación está basada en el modelamiento cognitivo, el cual está distribuido en toda la red de participantes, como estrategia que permite hacer visibles algunos usos de la tecnología, y que busca que cada persona ponga en marcha sus propios experimentos, a partir de lineamientos prácticos.
Algo muy importante de TRAL y de ArTIC es que están más orientados al hacer que a la conceptualización. Esto se debe a que, si bien la conceptualización es muy importante, estoy convencido de que para llegar a ella es necesario haber experimentado de primera mano de qué se tratan ciertos conceptos (esto es, generar un terreno fértil para la generación de nuevas conexiones conceptuales). Enfocarse en el hacer es la única forma (digo yo) de empezar a superar la brecha entre el discurso y la práctica.
Así que quien esté interesado en participar en cualquiera de estos dos experimentos, será muy bienvenido! Si conoce personas que puedan estar interesadas en hacer parte de ellos, no dude en avisarles!
UPDATE: Lo que sigue no está dirigido a nadie en particular. Aunque el tono puede ser un poco confrontador, es la manera en la que suelo escribir en mi blog personal. 😉
Estaba leyendo el primer post del Diario de Campo de Andrea Tejera, y un comentario que pensé hacer se fue volviendo poco a poco un post más largo. Me suele ocurrir..
Frente al relato de Andrea, más allá de reconocer dificultades y logros, lo que empecé a preguntarme fue cómo podría involucrarse al grupo “a-ceibal” (aquellos que no están usando el computador) de manera más decidida. Lo digo porque resulta algo curioso que, en el único país del planeta en donde prácticamente todos los niños tienen un computador, sean justamente ellos quienes no lo quieran usar, tal vez por percibirlo sólo como un medio más de hacer las mismas tareas que siempre han tenido que hacer.
Aunque mi experiencia con estudiantes como los de Andrea es limitada, lo que sí tengo presente es que les gusta mucho (al igual que a todos nosotros, me atrevo a pensar) la posibilidad de crear. Pienso en la reacción de los estudiantes de Lara, que interpreto como verdadera sorpresa (Lara habla de asombro y desconcierto!): “podemos elegir nosotros a que [le] sacamos [foto?]“. La reacción es especialmente llamativa pues parece reflejar que, aunque las ceibalitas son de su propiedad, las cosas que ellos hacen con las máquinas todavía están muy ligadas a lo mismo que siempre han hecho: lo que el profesor les pide. Recuerdo aquí lo que mencionaba en mi presentación de 2009 en el K-12Online Conference: ¿será que seguimos generando copistas sin darnos cuenta, y eso explica la sorpresa ante la posibilidad de crear?
Aquí entra en juego, obviamente, el problema del sentido al que se refiere Michael Wesch en Anti-enseñanza. ¿Cuál es el punto de hacer una tarea cualquiera? ¿Simplemente entregarla a quien la pidió? ¿Para qué molestarse cuando el impacto obtenido con el tiempo que se invierte es tan pequeño? ¿Para qué aprender todas estas cosas? Tal vez muchos adultos pueden encontrar el sentido más allá de una tarea específica (me pregunto si tal cosa ocurre con ArTIC, ojalá que así sea!), pero me temo que para la mayoría de jóvenes puede no ser tan claro cuál es el punto de aprender acerca del suelo, por ejemplo. ¿Qué gano con eso?
¿Y si uno trata de repensar el sentido de ese aprendizaje? Entrando en modo especulativo, ¿serviría de algo el plantear la misma actividad que propone Andrea (tome una foto del suelo del lugar en el que vive) pero cambiando su alcance? ¿Qué tal si en lugar de enviar una tarea a mi profesor por correo electrónico, mi misión es contribuir en la creación de un mapa que muestre el estado del suelo en mi región?
Una herramienta de creación de mapas como Zeemaps podría funcionar bien aquí, y de hecho podría usarse para compilar información de diversos tipos, que puede ser enriquecida por nuevos grupos de estudiantes, quienes podrían llegar a hacer análisis comparativos de los cambios en el suelo de una región a lo largo del tiempo. ¿Cambiar el alcance percibido ayudaría en algo? A priori, pienso que sí. Por supuesto, tal cosa tendría que estar acompañada de un proceso de socialización con otras comunidades, o de articulación con la Educación Superior, por ejemplo. El punto es que, si las pequeñas acciones que cada uno realiza tienen un impacto mayor, cobran un sentido completamente nuevo. Lo del mapa es sólo un ejemplo.
Y, ojo, se trata aquí de cambiar dos tipos distintos de alcance: Primero, la visión del trabajo que se está realizando (no se trata de cualquier foto, sino de contribuir en un estudio de gran escala); segundo, el alcance temporal, cuando a través de la tecnología un grupo puede construir/enriquecer/aprovechar lo que el grupo del año anterior hizo.
Por otro lado, me pregunto si hay un elemento aquí que empieza a generar una necesidad más tangible de uso de la tecnología. ¿Será que la visibilidad (o falta de ella) en la red podría motivarlos un poco?
¿A qué me refiero? Y si en lugar de enviar imágenes al correo electrónico del profesor o de contribuir a un mapa, ¿las enviaran a una dirección de Flickr que recopile los trabajos de todos? Esa funcionalidad de Flickr permite cambiar la dirección de envío, así que podría cambiarse de una tarea a otra. Además, permite asignar tags automáticos a las imágenes recibidas, con lo cual se pueden hacer cosas como la siguiente:
Las imágenes fueron generadas y compiladas, siguiendo los pasos indicados arriba, durante el taller EduCamp que dió inicio a ArTIC. ¿Ventajas? Los estudiantes NO necesitan crear una cuenta en Flickr, sino que todo queda en el usuario del profesor. Además, el muro se va construyendo a medida que las imágenes van llegando (en tiempo real, de hecho), con lo que es visible para TODOS quién entregó y quién no. En ese sentido (y así suene un poco crudo) se trata de usar la visualización como un mecanismo de presión social (un papel similar al que los grafos de conversación jugaron en ELRN y DocTIC). Para completar, cada imagen puede ser comentada y anotada por los distintos participantes. ¿Nada mal, no?
Con todo esto, de lo que se trata es de usar la tecnología para hacer posibles alcances mayores que agreguen nuevos sentidos al aprendizaje disciplinar. Con todo esto el objetivo no es, en realidad, “motivar” o “divertir más” a los estudiantes, o “usar” la tecnología porque hay que usarla. Se trata de aprovechar medios existentes para ampliar el impacto y alcance del trabajo original que es producido por los participantes en una experiencia de aprendizaje, aunque entendiendo que no es algo que se hace de manera automática, sino que también se aprende poco a poco.
Desde mi perspectiva, de eso se trata justamente la famosa innovación educativa. No de usar un nuevo aparato/herramienta/tecnología, sino de hacerlo para dar sentido y significado al acto de aprender. Ese es el gran reto que tenemos: Transformar nuestra relación con el aprendizaje, con lo que significa aprender, y estimular la curiosidad y la creatividad natural que tenemos como humanos (y que puede terminar tan atenuada por los entornos formales).
Pero, ¿esto tiene sentido? ¿Es demasiado romántico? ¿Qué obstáculos reales aparecen al tratar de llevar cosas así a la práctica? ¿Es posible hacerlo como parte de ArTIC? ¿Qué opinan?
Un enorme agradecimiento a Andrea y a Lara por provocar estas reflexiones. Este es un ejemplo de cómo las ideas de dos personas pueden generar un impacto inesperado en otra más. Sólo más adelante podremos ver cómo esta reflexión llega a otros. De esa positiva incertidumbre se trata el aprendizaje en red. De conectar ideas, personas y neuronas, y generar nuevos significados personales que puedan (o no) ser de utilidad para otros. De eso se trata ArTIC.
Como estoy tratando de retomar algún ritmo de escritura, una buena excusa es hacer el inventario periódico de las cosas en las que ando, pues algunas de ellas pueden ser de interés para otras personas. Así que, de lo más nuevo a lo que ya pasó, esto es lo que he estado haciendo:
En la última semana de Mayo, iniciaremos en coordinación con la dirección de educación del Centro Ceibal de Uruguay (los encargados de la ejecución de la iniciativa 1:1 a nivel nacional), un proceso piloto de formación para docentes de enseñanza media, quienes desde este año tienen en sus aulas un computador para cada estudiante.
Lo que queremos hacer es una evolución del EduCamp y de los cursos abiertos que he realizado en el pasado, poniendo en marcha un proceso de exploración y aprendizaje en línea de seis semanas, que aborde la integración de diferentes medios y tecnologías en el aula de clase, con algo de reflexión en paralelo. Aunque todavía no tiene nombre oficial y el diseño está en camino, sí puedo adelantar que, aprovechando que no es un curso formal (como ELRN, GRYC o DocTIC), vamos a hacer algunas cosas que van en la línea del muy interesante ds106, mucho más lanzadas hacia la práctica. Tendremos un encuentro (EduCamp) inicial de apertura en Montevideo y otro más al final de la sexta semana. En el intermedio, realizaremos actividades en línea en formato abierto (cualquier persona puede participar).
Para este primer experimento, los participantes serán docentes de historia, así que si usted está interesado en saber más al respecto puede pre-inscribirse usando este formulario, para recibir información adicional en el momento en el que las inscripciones estén abiertas. Por supuesto, si conoce a algún docente que pueda estar interesado en las actividades en línea, puede invitarlo a participar.
Esta va a ser una experiencia fantástica, pues no sólo podremos darle continuidad a lo que ocurre en un EduCamp, sino que será una oportunidad de contribuir de primera mano al proceso que está viviendo Uruguay. En mis últimas visitas, siempre ha sido fascinante ver lo que ocurre cuando la discusión no tiene que ver con comprar o no computadores, sino qué hacer con ellos. Debo decir que es muy grato para mi que el Centro Ceibal encuentre que, la labor que iniciamos en Colombia en 2007 para Educación Superior, puede ser útil para su contexto.
En una línea similar, estoy trabajando con la Universidad del Valle en el diseño de un taller abierto en línea que será ofrecido en el segundo semestre de este año, y que estará enfocado en procesos de consolidación de redes personales y profesionales. En su momento hablaré más al respecto.
En la segunda semana de Mayo estaré en la ciudad de Morelia, en México, atendiendo una invitación de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo y el Sistema Nacional de Educación a Distancia. Ellos están organizando un coloquio internacional que servirá de arranque para un proceso de conceptualización, definición de marco jurídico y de normatividad de la educación a distancia en el país. No parece que vaya a tener mucho tiempo disponible, pues la agenda está algo apretada, pero será una buena oportunidad de regresar a México (no he estado antes en Michoacán), y de aprender acerca de la experiencia de otros lugares frente a este tema. También será una buena excusa para mirar con otros ojos el proceso de discusión alrededor de la reforma de la Ley de Educación Superior en Colombia.
Hace poco concluí una colaboración en un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo, que tenía como propósito hacer un estado del arte de la incorporación de TIC en el nivel de educación básica y media en los países de la región latinoamericana. Me correspondió indagar y construir un panorama de la situación en Costa Rica y Venezuela, lo cual fue muy interesante a la hora de establecer comparaciones entre los discursos y las iniciativas que los llevan a la práctica. También me permitió familizarizarme con un conjunto de indicadores de impacto propuestos por la UNESCO y ampliados por el BID, y preguntarme una vez más cuál es el efecto de pretender medir unas cosas y otras no, y cómo la presencia de un documento y un estudio termina por tener un impacto tangible en la forma en la cual se conciben y desarrollan las actividades de toda una nación. En otras palabras, me deja con la duda del poder que tiene un organismo para moldear realidades que le son ajenas (por más estudios que haga) a partir de una visión parcializada del mundo (al final, todos tenemos una de esas, no?).
Estuve en Lima en la última semana de Marzo, facilitando un taller organizado por el International Development Research Centre de Canadá (IDRC) y Consumers International (CI). CI es una organización que agrupa a diversas asociaciones de consumidores alrededor del planeta, y está iniciando un proyecto piloto sobre temas de uso de TIC como mecanismo para promover la participación ciudadana en el tema específico de regulación de agua en Perú y El Salvador. En el taller participaron representantes de asociaciones de varios países de la región, con quienes exploramos durante día y medio distintos aspectos del uso de la tecnología desde una perspectiva personal y organizacional. Fue una experiencia muy interesante (y reveladora), sobre la cual espero tener la oportunidad de escribir más.
A mediados de Marzo estuve en Sao Paulo, invitado por la Universidad Anhembi Morumbi a un evento llamado People.NET em educação organizado por Carlos Valente, a quien conocí en São Paulo el año anterior. En el evento tuve la oportunidad de hacer mi primera conferencia pública completa en portugués, que estuvo dedicada al conectivismo (slides aquí). Lamentablemente no pude estar presente durante todo el evento, pero debo decir que las conversaciones que tuve y las personas a las que conocí me demostraron un excelente nivel de discusión en la audiencia. Fue un evento memorable por muchas razones. De mi participación quedó una entrevista en el Diario O Estado de São Paulo (versión impresa).
También a mediados de Marzo, inicié un doctorado en la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Este es un proceso que me está generando (de nuevo) sentimientos encontrados en muy diversos aspectos, y que todavía necesito articular mejor con mi práctica actual. Mi blog va a convertirse, hasta cierto punto, en mi diario de notas de lo que voy aprendiendo en este programa.
Desde inicios de Marzo estoy asesorando a la Dirección de Fomento de la Educación Superior y a la Oficina de Innovación Educativa del Ministerio de Educación, acompañando la definición de las actividades relacionadas con el fomento al uso de TIC en Educación Superior para este cuatrenio. Aunque es muy gratificante ver el balance positivo de muchas de las cosas que nos imaginamos en 2007, también es un poco inquietante identificar algunas tendencias (que desde mi perspectiva son caminos sin salida) que siguen su camino ignorando las necesidades más apremiantes de nuestro entorno.
Por último, a inicios de Marzo estuve en Lima, facilitando el primer EduCamp que hicimos en Perú en conjunto con Universia, en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Un público nuevo, una cultura nueva, y un taller dividido en dos mañanas que resultó bastante bien y que, como de costumbre, genera nuevas ideas y posibilidades. Con la experiencia adquirida, esperamos poder realizar nuevos talleres en otras instituciones educativas peruanas.
En eso he estado en las últimas semanas. Muchas cosas como de costumbre, y muchas otras por venir. Felizmente, todas son oportunidades de realizar nuevos experimentos y seguir avanzando en mi camino de aprendizaje, por lo cual me siento muy agradecido.
(Si está interesado en los materiales de la presentación o el taller realizado en Lima y prefiere omitir la reflexión inicial, siga directamente por aquí )
PLENK inició hace algunas semanas, y a estas alturas mis posibilidades de participar de manera razonable son prácticamente nulas (*sigh*). El final de DocTIC, sumado a algunos compromisos adicionales que ya tenía adquiridos y a pendientes que no dejan de emerger (y otros que todavia no son resueltos), limita mis intenciones de intervenir.
No obstante, logré leer todos los materiales propuestos para la primera y segunda semanas, y encontré con sorpresa que el trabajo que vengo realizando desde hace ya varios años está, digamos, en la línea de las discusiones que están siendo propuestas en el curso, lo cual tiene varias lecturas. Por un lado, parece que este tema específico (como he podido ver con el área en general) se mueve a una velocidad mucho menor de la que uno esperaría. Por otro lado, parece que lo que iniciamos en 2007 con los EduCamp estuvo (¿y está todavía?) adelantado a su tiempo. Con mejoras permanentes, ya casi completamos tres años de abordar el tema de los Ambientes Personales de Aprendizaje (PLE) en los talleres, y resulta curioso ver que, con la excepción de algunas experiencias como las de Scott Leslie y Jared Stein, o Lucy Gray, este es un tema poco abordado en el desarrollo profesional docente (y mucho menos a la escala que lo hemos hecho con los EduCamp). No puedo negar que esto resulta bastante estimulante, pues me indica que en realidad es un esfuerzo innovador y que se encuentra en la punta del trabajo en esta área.
El inicio de PLENK coincidió también con una invitación de Universia Perú a participar en el Seminario Internacional "La revolución del aprendizaje", en donde tenía previsto volver sobre el tema de Ambientes Personales de Aprendizaje y explorar un poco su relación con las redes sociales (no con las plataformas de redes sociales). Como parte del ejercicio de construcción de la charla, decidí hacer un repaso sobre mi propia evolución en cuanto al tema.
Mi primer contacto con el concepto de Ambiente Personal de Aprendizaje se produjo a mediados de 2006, durante la primera visita de Stephen a Colombia. En la época, la perspectiva de Stephen parecía estar más orientada al PLE como herramienta, según el registro que dejé en ese momento, y sus ideas me llevaron a pensar en borrador en cómo funcionaría una herramienta que se ejecutara desde una memoria USB y que permitiera a un usuario específico el acceso a la información de su interés (Como dato curioso, después de una de las muchas conversaciones que tuve con Jorge Peralta durante mi visita a Perú veo que esta idea, en general, sigue teniendo aplicación, y que representa una forma adicional de hacer distribución de información en complemento a aplicaciones móviles, por ejemplo, y que tiene todo que ver con las ideas que dejé plasmadas el año anterior en referencia a un sistema de gestión de contenidos educativos).
En Abril de 2007 tuve la oportunidad de ver (en diferido) una presentación de Terry Anderson acerca de "Sistemas de aprendizaje personalizado", en la cual aparecían de manera clara diversas críticas a los Sistemas de Gestión de Aprendizaje (LMS) y, aunque el enfoque de PLE seguía siendo esencialmente tecnológico, las preguntas de fondo que planteaba Terry siguen siendo tan vigentes ahora como hace tres años (lo cual, de algún modo, resulta inquietante). Leyendo el post que escribí en ese momento, veo una pregunta que aparecía en la presentación y me resulta fundamental: "¿Las herramientas educativas de hoy están ayudando a crear aprendices que aprenden a lo largo de su vida?"
Y pienso en el constructivismo de Moodle, o en los campus y auditorios creados en Second Life, y no puedo evitar preguntarme si esas herramientas en realidad facilitan el desarrollo de la auto-dirección y la auto-regulación en los aprendices, o si seguimos tratando de dar respuesta a la pregunta equivocada (como diría Cristóbal). Ahora, es claro que si hablamos de herramientas, el uso que hacemos de ellas determina en gran medida su impacto (obvio), pero lo que a veces pasa inadvertido es que las herramientas permiten ciertas cosas y no otras. Cabe preguntarse si espacios centrados en el docente o en cursos puntuales, o que permiten (en el mejor de los casos) la representación enriquecida de objetos de la realidad, son los más útiles cuando hablamos del desarrollo de habilidades metacognitivas y de la autonomía del aprendiz. Aunque mucho se ha discutido y se discute al respecto, mi experiencia reciente en los cursos abiertos que he llevado a cabo me hace pensar que todavía nos falta un camino muy largo por recorrer en este sentido, y que el deslumbramiento (natural, además) que nos produce la tecnología, nos puede distraer de los asuntos más fundamentales, llevándonos a pensar que la herramienta (o "el contenido", o las "fábricas de contenidos" -Huh???-) es el factor determinante del proceso. En fin, estoy divagando (pero es que hace rato no escribía!!!)
En algún momento de 2007, mi comprensión del Ambiente Personal de Aprendizaje se tornó más cercana a lo conceptual que a lo tecnológico. No tengo claro cuándo, pero supongo que fue durante el Seminario Internacional que organicé para el MEN en 2007, pues en los documentos de diseño originales del EduCamp se encuentra el tema de manera explícita (Nota mental: es importante dejar registro de esas comprensiones, para este tipo de ejercicios!!). Durante el primer EduCamp, recuerdo haber invitado a los participantes a dibujar en una hoja en blanco un esquema de su Ambiente Personal de Aprendizaje, lo cual fue replicado en el segundo taller que hicimos, y enriquecido desde entonces en los siguientes talleres con preguntas que ayudan en su caracterización y enriquecimiento.
Eso me lleva al primer producto de aplicación y experimentación con la idea de Ambiente Personal de Aprendizaje: los talleres EduCamp (sobre los cuales he hablado en detalle a lo largo de los últimos años, y de manera más formal aquí). Como decía antes, estos talleres, que dentro de poco cumplirán tres años, son todavía ejemplos de aplicación de estas ideas (y de algunos postulados del conectivismo) en el desarrollo profesional docente.
La primera oportunidad que tuve de empezar a poner muchas de estas ideas en blanco y negro fue en una presentación que realicé en Abril de 2008, en donde hice mi primera reflexión acerca de mi "evolución" personal como aprendiz. Este ejercicio de reflexión fue también mi primera oportunidad de explorar la relación entre la noción del PLE y la gestión personal de conocimiento (PKM, un tema que por cierto ha obtenido algo de atención en los últimos meses).
Sólo un año después, en 2009, llegué a estructurar mejor mis ideas sobre los Ambientes Personales de Aprendizaje, sus características, las tensiones que el concepto genera en contraposición a los sistemas de aprendizaje más "institucionalizado" y algunos de los reparos que pueden hacerse al respecto. Esa presentación finalmente se convirtió en un video a inicios de este año, y curiosamente todavía sigue teniendo vigencia en cuanto a las perspectivas que plantea. No obstante, siempre sentí que el análisis que hacía de mi proceso como aprendiz estaba demasiado enfocado en las herramientas recientes, y desconocía la historia que me había traído hasta ese punto. Por eso, en mi presentación sobre el rol del tutor virtual decidí partir de un recorrido por mi historia personal con los medios y herramientas de mi entorno, como justificación concreta de los cambios que todos hemos tenido que experimentar en mayor o menor medida en los últimos años. El asunto es que esa historia en realidad era un reflejo de la forma en la cual mi PLE ha cambiado a lo largo de mi vida.
En Septiembre del año pasado, con el inicio de ELRN (mi primer curso abierto), la dimensión de la idea de "Ambiente Personal de Aprendizaje" empezó a cambiar de nuevo para mi. Diversos intentos de expresar visualmente lo que estaba tratando de hacer en estos cursos (visibles en esta presentación, por ejemplo), me llevaron poco a poco a preguntarme qué ocurre cuando el diseño de un curso (o de cualquier experiencia de aprendizaje) se realiza pensando en que, al final, de lo que estamos hablando es de la intersección temporal (y con frecuencia arbitraria) de los PLE de quienes hacen parte de tales eventos.
Esa línea de pensamiento me llevó a reconocer que, al final, la interacción que se produce (o no) en cualquier evento de aprendizaje puede ser mapeada mediante un grafo (algo que desde hace mucho tiempo se hace a través de sociogramas), y que tal grafo podría incluir los recursos (tecnológicos o no) que posibilitan diversas formas de interacción entre los participantes. Como en el caso del diagrama del PLE, una vez realizado, es posible pensar en cómo enriquecerlo. Estas ideas fueron las que pude explorar en Marzo de este año en un taller realizado con docentes de la Universidad EAFIT.
Y todo esto me lleva, finalmente, a la presentación que realicé la semana pasada en Lima. En ella, recopilé ideas de varias presentaciones e intenté explorar qué ocurre cuando se observa la intersección entre diversos PLE, así como la humanidad detrás de las relaciones que posibilita la tecnología. Es una revisión de mi perspectiva respecto al tema de los Ambientes Personales de Aprendizaje, y por eso decidí incluirlo como un post para PLENK, pues hace parte de los temas de las primeras semanas.
La charla fue complementada en la tarde con una nueva "edición" del taller "Yo, nosotros y la red". Para mi gusto, el taller no llegó a 'despegar' del todo. El entorno era excesivamente formal, (incluso solemne) lo que me hace pensar una vez más en el profundo efecto que tiene el espacio físico en cualquier situación de aprendizaje. Además, tuvo el mismo inconveniente que mencionaba la primera vez que lo hice: termina justo en el momento en el que la actividad tendría que ponerse más interesante (la exploración colectiva de herramientas).
Con todo eso dicho, aquí están los slides que usé en la presentación:
En cuanto al taller, usé una presentación muy similar a la que preparé en Marzo (quitando un montón de material que había sido cubierto en la mañana). Aquí está la presentación usada en el taller original:
También están disponibles las tarjetas de herramientas utilizadas como material de referencia. Como le decía a algunos participantes, a color se ven mucho mejor.
Para terminar, aquí están algunas fotografías del taller:
Sólo me queda agradecer a Jorge Peralta y a Christine Simon por la invitación a hacer parte de este evento, y a todos los participantes por su colaboración y excelente disposición durante el taller. Fue mi primera visita a Lima después de ocho años, y resultó realmente agradable.