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Aprendizaje en un mundo conectado: La historia de los EduCamp

Este es uno de los productos de varias semanas de arduo trabajo. :D Los demás están en camino.


Hace un par de meses, Alejandro Piscitelli me contactó para invitarme muy gentilmente a escribir un capítulo para un libro titulado "El Proyecto Facebook y la post-universidad. Sistemas operativos sociales y la construcción colectiva del conocimiento", el cual está editando para la Fundación Telefónica de Argentina.

Alejandro, quien nos acompañó el año pasado para la realización de tres de los siete talleres EduCamp que realizamos en igual número de ciudades del país, me invitó a escribir un capítulo en el cual se describiera esta experiencia, y que evidenciara la relación que tiene con algunas ideas emergentes sobre aprendizaje y tecnología.

Escribir al respecto de manera ordenada sobre esto era una tarea que tenía pendiente desde hace mucho tiempo, así que compilé los posts que he escrito al respecto, desempolvé mis recuerdos y como producto obtuve un primer borrador, enviado la semana anterior para proceso de revisión inicial. Es el primer producto "tangible", digamos, de lo que ha sido el proceso de los EduCamp, si excluimos las diversas presentaciones que en este año hice al respecto.

Todo esto me hace pensar que los EduCamp están a punto de cumplir dos años (los primeros los hicimos en 2007), y muchas cosas han ocurrido con ellos. No puedo negar que me siento orgulloso y me complace que haya sido una experiencia tan interesante para tantas personas, y me parece emocionante que una idea que apareció en mi cabeza haya llegado a tantos lugares.

Como estoy convencido de que muchos ojos pueden revisar mejor que unos pocos (está bien, puede que dependa de los ojos, pero la intención es lo que vale... :D), aquí está el borrador inicial para que quien desee lo revise y aporte los comentarios o sugerencias que considere relevantes. Por supuesto, si usted participó en un EduCamp, será fantástico verificar si su percepción está reflejada en este capítulo.

Es, como digo, una versión inicial, que pongo disponible para revisión. Una vez se realice la edición final, publicaré el capítulo final, bajo su correspondiente licencia CC. Por esta razón, esta versión va solamente, por lo pronto, en formato PDF.

Feliz lectura, y gracias de antemano por sus comentarios y sugerencias.

UPDATE (12/01/2010): La versión final del capítulo está lista, así que la he actualizado en Scribd, con su correspondiente licencia CC.

Aprendizaje en un mundo conectado: Cuando participar (y aprender) es "hacer click"

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#OpenEd09, Educamp Saltillo en camino

Hace un par de semanas tuve la oportunidad de asistir a la Conferencia Open Education 2009, sobre la cual todavía tengo mucho que escribir. Fue una travesía bastante acelerada, pero que me dió la gran oportunidad de conocer a muchas de las personas que, a mi juicio, tendrían que ser puntos de referencia obligados en las discusiones sobre el uso de la tecnología en la educación en este momento. Lo mejor de todo, descubrir en muchos de ellos una fuerte postura crítica, que los aleja de ese rol de "evangelizadores de la tecnología" y los lleva a referirse a asuntos mucho más de fondo.

Entre las personas que pude conocer en 3D (de nuevo o por primera vez) están Leigh Blackall, Gardner Campbell, Dave Cormier, Alec Couros, Sylvia Currie, Stephen Downes, Jim Groom, Jennifer Jones, Scott Leslie, Chris Lott, Keira McPhee, D'arcy Norman, Brian Lamb, Alan Levine y David Wiley (todos ellos gente que vale la pena seguir y leer, de veras). Un par que lamento no haber alcanzado a conocer fueron George Siemens y Jon Mott, y otro par a quienes estoy profundamente agradecido son Tony Bates y Patricia Porter.

Fue mi primera vez en un evento en donde conocía a tantas personas a través de la red, y fue una experiencia fascinante (y debo confesarlo, un tanto intimidante al inicio :D) poder compartir con ellos algo de tiempo. Es una comunidad realmente interesante y divertida... Lamentablemente, como algunos saben, la tecnología no me ayudó mucho y mi intención de reportar en vivo se vio truncada. Ni modo.

Por otro lado, el retraso en la llegada de mis pasaportes (llegaron un día antes del inicio oficial de la conferencia) me obligó a perderme el esperado diálogo entre Stephen Downes y David Wiley. Lo que alcancé a ver en línea mientras empacaba fue realmente interesante desde todo punto de vista. También me perdí todas las conferencias iniciales, y apenas alcancé a llegar a mi propia presentación.

Así que en los próximos días/semanas espero empezar a volver sobre las conferencias que me perdí, y quiero escribir en mayor detalle sobre aquellas a las que asistí y que me enriquecieron enormemente. Todas están disponibles en http://openedconference.org/program

Por lo pronto, aquí está la presentación que realicé en la conferencia, dedicada a describir la experiencia que hemos desarrollado con los talleres EduCamp desde el 2007. Las dificultades de la tecnología me impidieron hacer todo lo que habría querido hacer, pero siento que es un inicio aceptable de divulgación (aunque se me ve lo nervioso, alborotado por poco más de 12 horas de viaje y más de 24 de carreras!):

Para terminar, la próxima semana tendré la oportunidad de realizar dos mini-talleres (de 3 horas y alrededor de 35 personas cada uno) durante el Segundo Congreso Internacional "Nuevas tendencias en la Formación Permanente del Profesorado", organizado por el Instituto Estatal para la Capacitación y Actualización del Magisterio del Estado de Coahuila, en México. Será mi primera experiencia con un público no colombiano, y de momento, ya me ha llevado a generar nuevas versiones de las hojas que hemos usado en los talleres, que orienten y sirvar como soporte a la actividad desarrollada por los participantes.

Como de costumbre, es una nueva primera vez, así que vamos a ver cómo resulta. No puedo evitar preguntarme si esta experiencia servirá para que algunos de los participantes se animen a hacer uno de estos talleres por su cuenta (como ha ocurrido ya en Colombia). Si esto ocurre, confieso que estaré realmente (y gratamente) sorprendido de las posibilidades virales de esto que empezó como un experimento en 2007.

Aún no lo sé con certeza, pero veremos si es posible realizar algún tipo de transmisión en vivo. Seguramente tendremos un backchannel habilitado, así que si alguien estuviera interesado en acompañarnos desde la distancia, bienvenido!

(Y ahora, me voy a ver mariachis en vivo.. :D)

Creative Commons License: Attribution, Share-AlikeA excepción de que se indique lo contrario, este contenido está publicado bajo una licencia Creative Commons.

Espacios físicos en un EduCamp

Este es un crosspost de un artículo publicado en la comunidad EduCamp Colombia, en donde estamos iniciando una discusión sobre los aspectos a considerar frente al uso del espacio físico en un EduCamp. Me ayudó a empezar a poner en orden mis pensamientos al respecto...

(Si usted no tiene idea de qué se trata esto de los EduCamp, puede empezar leyendo una descripción de esta experiencia que venimos desarrollando desde 2007)
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Edgar plantea un conjunto de preguntas interesantes respecto a los espacios físicos que hemos usado en el desarrollo de los talleres EduCamp. Vale la pena decir que esas preguntas no tienen una respuesta definitiva, pues como lo he indicado en muchas ocasiones, lo que hemos hecho ha sido en gran medida experimental, así que la creación (o mejor, identificación) de un sustento/contexto teórico para la práctica que hemos desarrollado todavía es un trabajo en progreso.

Lo que llama poderosamente mi atención es que, incluso el hecho de no contar con un sustento previo explícito, no afecta en realidad la vivencia que se experimenta en los talleres. Podríamos decir que ha sido una experiencia más de tipo inductivo que deductivo...

Como lo sugiere Edgar, es posible identificar dos niveles de discusión aquí. Primero, cuáles son los elementos a tener en cuenta en el espacio físico usado para un EduCamp y, segundo, lo referente a la perspectiva de contar con lo que Edgar llama una "sala EduCamp" en una institución. Voy a referirme en algún detalle a lo primero, pues sin duda puede aportar ideas para lo segundo.

Elementos a tener en cuenta en un EduCamp

Una lección que aprendimos en el primer taller que realizamos (en Diciembre de 2007) fue el valor que los participantes daban a contar con un espacio desestructurado, y el sentido que daba a toda la actividad realizada. Pero esta lección fue aprendida casi por casualidad.

En el primer taller de Bogotá, la disposición inicial fue de filas estrictamente organizadas (en un formato muy parecido al de un auditorio cualquiera) para que los asistentes "atendieran" a la conferencia de apertura. Cuando esta conferencia terminó, pedimos a todos los asistentes que se desplazaran a un espacio alterno para cambiar la disposición de la sala, para abordar la actividad de Ampliación del Ambiente Personal de Aprendizaje.

Pero en Medellín (el segundo taller) no tuvimos esta posibilidad de sacar a las personas del auditorio después dela conferencia de apertura, así que decidimos arriesgarnos a tener un ambiente más "desorganizado" desde el inicio del taller. Esto resultó ser muy importante para los participantes, quienes mencionaron su extrañeza al encontrarse con tal disposición del espacio.

De manera inesperada, el tipo de muebles que usamos y su disposición envió un mensaje claro (y muy positivo) sobre lo diferente que sería la actividad que desarrollarían a lo largo del día.

Esta disposición, que conservamos en todos los talleres de 2008, es tal vez el primer elemento desestructurador, pues los asistentes llegan a un taller sobre tecnología y se encuentran con un entorno que de inmediato habla acerca de informalidad y estructuras flexibles, elementos que son parte integral de las actividades que se desarrollan en un EduCamp.

Ahora, es importante mencionar que esta desestructuración del espacio siempre ha dependido del tipo de auditorio con el que hemos contado. Poco a poco, hemos descubierto las implicaciones de las distintas formas y tamaños de diversos auditorios, y nos hemos acomodado en lo posible a ellas.

Con esa perspectiva, aquí van algunas ideas iniciales respecto al espacio físico de un taller. Es importante aclarar que estas lecciones se desprenden de la realización de talleres con al menos 70 personas, por lo cual algunos aspectos pueden no ser relevantes si el taller es de una dimensión menor.

Iluminación: En este tema hay que considerar el tipo de máquinas con las que se cuenta, pues un ambiente saturado de luz natural directa puede ocasionar dificultades para leer de la pantalla de los computadores. Algunas máquinas tienen un excelente desempeño en este sentido, pero en general todavía es muy difícil la lectura al aire libre.

Puede que, en principio, la iluminación artificial sea indispensable para complementar la luz natural, aunque este es un problema que se puede abordar de cualquier manera desde lo arquitectónico. En el fondo, la idea es permitir que la lectura en pantalla sea posible, sin sacrificar la iluminación natural, que siempre agrega valor.

Instalación eléctrica: A lo largo del taller se proponen actividades que implican que las personas estén en un constante desplazamiento por el espacio disponible. Por esta razón, la disponibilidad de tomas eléctricas se vuelve crítica. Lamentablemente, este factor no ha sido tenido en cuenta en la mayoría de los auditorios existentes actualmente, así que se hace necesario tender extensiones por todo el espacio, cubriendo cables con cinta para evitar accidentes y generando, de manera inevitable, la concentración de personas alrededor de las tomas eléctricas.

Un escenario ideal en este sentido sería contar con tomas incrustadas en el piso, distribuidas a lo largo del espacio, sin obstruir la circulación pero sí facilitando la conexión de aparatos eléctricos. Por supuesto, un factor adicional que resulta determinante es cuál es la carga máxima de usuarios que puede soportar, no sólo el espacio, sino la metodología planteada.

El taller más grande que hemos desarrollado ha sido con alrededor de 110 personas, cifra que está muy por debajo del número de Dunbar (150), que es sugerido como el "límite cognitivo para el número de individuos con los cuales cualquier persona puede mantener un relación estable", y que según Gladwell puede aplicar también para las organizaciones humanas.

Es claro que una sola persona no va a ser capaz de establecer relaciones con otras 149 durante un EduCamp, pero este límite teórico podría servir para planear los requerimientos de un auditorio para realizar este tipo de talleres, al menos desde el punto de vista de la red eléctrica.

Puede ser interesante contemplar también la adición de tomas que faciliten el desplazamiento y distribución de los participantes, de manera que uno podría terminar con, por ejemplo, 170 tomas distribuidas en las paredes y piso de un auditorio.

Sonido: El sonido es igualmente importante para el desarrollo de un EduCamp. La experiencia que hemos vivido sugiere que, de hecho, puede ser preferible contar con muchos parlantes (bocinas) pequeños distribuidos por todo el espacio, que con unos pocos parlantes de gran tamaño.

Dado que a lo largo del taller se hace uso de la música para muchas actividades, los parlantes grandes hacen que las personas que están cerca tengan que subir el volumen de su voz para comunicarse, lo cual puede resultar incómodo. No obstante, vale la pena aclarar que en los talleres que hemos realizado siempre hemos tenido de dos a tres parlantes de tamaño mediano ubicados en soportes altos y distribuidos en el auditorio, y no hemos tenido mayor inconveniente con ellos.

Para un taller grande (digamos, de más de 30 personas) se hace muy importante contar con micrófono(s) para el (los) facilitador(es). El micrófono ideal es uno de tipo inalámbrico, de los que se ubican alrededor de la oreja (como los que son utilizados en la conferencia TED), que le permita al facilitador tener sus manos libres en todo momento, y abrir y cerrar el canal desde cualquier lugar de la sala en el que se encuentre.

En dado caso, un micrófono de solapa puede funcionar también de manera adecuada. Es importante tener al menos un micrófono más, que puede ser de tipo convencional, si se espera realizar plenarias durante el taller. Ahora, si se cuenta con muchos parlantes distribuidos en el espacio, es importante verificar previamente que no se genere feedback de audio.

Algo que parece evidente pero puede no serlo (nos ha ocurrido) es verificar las baterías de los micrófonos, y garantizar que estén en funcionamiento a lo largo de toda la jornada.

También es importante mencionar aquí el papel crucial que juega el encargado de la mezcla de audio y video. Este es un aspecto que debe considerarse, pues se corre el riesgo de que el facilitador tenga que estar pendiente de estos aspectos, lo cual necesariamente va a alejar su atención de otros temas igualmente importantes. Contar con un buen apoyo para aumentar o disminuir el volumen del audio, marca una diferencia enorme.

Conectividad: La actividad central de un EduCamp requiere de una buena conectividad para todos los asistentes. Ahora, aunque esto parezca un problema menor, de carácter técnico, es un aspecto absolutamente crítico para el taller. De hecho, es recomendable contar con la presencia de alguien responsable de lo técnico para atender eventuales problemas que aparezcan sobre la marcha.

En los talleres que hemos realizado, hemos utilizado una red inalámbrica, indispensable para facilitar la movilidad de las personas por el espacio. Pero hemos aprendido (a las malas) que es crucial contar con enrutadores de alto desempeño, que es indispensable realizar pruebas de carga exhaustivas (que no parecen ser habituales para una cantidad tan alta de equipos, al menos en muchos de los auditorios que hemos utilizado), y que hay infinidad de detalles que pueden no funcionar.

Cosas como, por ejemplo, la configuración de timeout del servidor DNS pueden ocasionar que la red se vuelva inoperante rápidamente, afectando la experiencia de los asistentes al taller.

Por supuesto, parte de las decisiones sobre conectividad deben tomarse en función del tipo de aplicaciones que se espera utilizar. Es diferente tener a 40 personas editando un wiki o consultando videos de YouTube, a tener este mismo número accediendo simultáneamente a Second Life o a servicios de streaming de audio o video. Estas decisiones sobre el enfoque del taller tienen una incidencia importante en los requerimientos de ancho de banda.

Puede haber una duda acerca de la conveniencia de contar con una red inalámbrica o con conexiones fijas. Diría que hay allí dos factores claros que intervienen: Movilidad y confiabilidad. Conexiones fijas significan menos movilidad, pero mayor confiabilidad (al menos en la experiencia que hemos tenido). Esto no significa que una conexión inalámbrica no sea confiable, sino que el soporte para las conexiones fijas es una actividad mucho más madura en nuestro entorno.

Como nota final, en caso de contar con conexiones fijas, tendría sentido que estas conexiones se encontraran en el piso, cerca de las tomas eléctricas, para agregar flexibilidad al uso del espacio.

Música: En todos los talleres hemos usado la música como un elemento más del ambiente, acompañando en ocasiones las actividades, y en ocasiones sirviendo como indicador de cambios de actividad o de desplazamientos que hacen parte de la dinámica del taller. La música no sólo sirve para dinamizar y relajar el ambiente, sino incluso es útil para manejar el nivel de energía del grupo.

Por lo anterior, es importante recordar que diversos tipos de música tienen un significado distinto para distintos públicos. La música que funciona en una región puede no funcionar en otra, así que es importante reconocer y aprovechar los gustos regionales a la hora de seleccionar música para el taller.

Pantallas: Una cantidad suficiente de pantallas (determinada en función del tamaño del auditorio y las actividades que se quieran desarrollar) puede ser un factor de alta utilidad. Para el caso de los talleres, hemos contado siempre con un gran telón en donde se proyecta la imagen de un videobeam (cañón), y hemos descubierto que su ubicación puede tener una incidencia importante en el tipo de relación que se establece con el espacio.

Esto se hizo evidente en el taller realizado en Cartagena, en donde el telón no se encontraba paralelo a ninguna de las paredes, sino ubicado en una esquina del auditorio. Aunque a primera vista esto sugiere una pérdida de espacio, lo cierto es que facilita la disposición de las personas alrededor del telón, y ayuda a romper la fuerte relación que se establece entre el telón/presentador/experto que se encuentra "al frente" y los estudiantes/asistentes que se distribuyen ordenadamente entre el telón y la pared del fondo del auditorio.

Como nota aparte, es importante cuidar que elementos casuales no generen una división indeseable del espacio. Por ejemplo, en el taller de Medellín no sólo el telón estaba en el fondo del auditorio, sino que el conferencista estaba confinado a un podio que estaba sobre una tarima (pues no se contaba con un control remoto para manejar las presentaciones), y para completar el tendido de cables en el piso (cubiertos por cinta) generaba una distinción clara entre la "zona del experto" y la zona en donde se encontraba el resto de asistentes.

Por su parte, el uso de pantallas de televisión (plasma o LCD) ofrece flexibilidad para dividir un grupo grande en pequeños grupos. La disposición de dos o tres pantallas en los auditorios (según el tamaño de los mismos) sirvió por un lado para proyectar la misma información que se encontraba en el telón (cuando se realizaban actividades expositivas) , y por otro lado para apoyar el trabajo de estaciones demostrativas dedicadas a herramientas específicas (conectando un computador a cada pantalla).

Lo anterior agrega un detalle técnico que es importante cuidar: Se vuelve necesario poder sincronizar la imagen desplegada en todas las pantallas existentes o diferenciarlas según las necesidades del grupo, y disponer de cables de conexión permanentes, que permitan a cualquier persona conectar su computador y generar rápidamente una estación de demostración.

Una versión más sofisticada de esto puede incluir el uso de proyectores inalámbricos, que permitan cambiar de manera rápida los computadores que son desplegados en pantalla sin necesidad de cambira cables. De nuevo, esto depende de las necesidades específicas existentes.

Temperatura: Tanto la ventilación como la temperatura ambiente son muy importantes. En un auditorio pequeño, la presencia de muchas personas y de un número elevado de computadores puede generar una temperatura alta, por lo cual puede ser indispensable considerar la presencia de aire acondicionado.

No obstante, es importante tener en cuenta que el aire acondicionado puede ser un arma de doble filo. En el taller de Medellín de 2008, por ejemplo, el auditorio estaba tan frío que las personas empezaron a salir para tomar un poco de sol. Finalmente nos dimos cuenta del problema y ajustamos el aire. Lo curioso es que, con alguna frecuencia, la baja temperatura que ocasiona el aire acondicionado es percibida como un factor que tiene que ser aceptado, cuando basta con apretar un botón para resolverlo.

Sin duda, en términos de ventilación, siempre será preferible la ventilación natural, pero hay que cuidar que esto no ocasione dificultades asociadas con la iluminación. Adicionalmente, un ambiente demasiado abierto puede llevar consigo una acumulación indeseable de partículas de polvo (debido al viento) en los aparatos electrónicos.

Mobiliario: Tal vez uno de los aspectos más interesantes sobre la realización de un taller EduCamp es cómo el mobiliario influye en la percepción que los asistentes tienen de una actividad cualquiera.

En este sentido, contar con una diversidad suficiente de mobiliario ayuda a flexibilizar el espacio y agrega un sentido de informalidad importante para la realización del taller. No obstante, este es un aspecto en el que es importante conservar un equilibrio ciudadoso.

En la experiencia que hemos tenido, aparece un inesperado elemento relacionado con la comodidad del mobiliario. Si bien es claro que es importante considerar aspectos de ergonomía, que no generen estrés innecesario en la espalda de los participantes, por ejemplo, un mobiliario demasiado cómodo puede invitar a los asistentes a no estar en movimiento y en un caso extremo incluso adormecerlos, lo cual es indeseable desde el punto de vista de la propuesta metodológica.

En términos generales, lo mínimo con lo que se debería contar es con mesas modulares que no estén fijas en el piso y que puedan ser desplazadas y articuladas de manera sencilla. Además ,con sillas livianas y que faciliten tanto el desplazamiento como el trabajo colectivo.

Por otro lado, un elemento realmente importante es garantizar que el piso esté alfombrado (es decir, con un tapete de tráfico pesado), pues esto invita a las personas a sentarse en el piso, en lugar de utilizar sillas. Obviamente, la existencia del tapete no es suficiente. Aspectos como la altura de las mesas y sillas pueden limitar el uso de una alfombra, al igual que su estado de limpieza.

En general, se trata de ofrecer opciones de mobiliario cómodas, diversas e incluso no convencionales, que envíen un mensaje claro de desestructuración tan pronto se llega al ambiente.

Para terminar...

Es importante decir que no será suficiente con tener en cuenta todos estos elementos, pues hay otros factores que sólo se descubren sobre la marcha, que potencian u obstaculizan el desarrollo del taller. Por ejemplo, para el caso del espacio total disponible, un espacio muy amplio con muy pocas personas puede generar una sensación de dispersión que puede ser problemática.

En general, dentro de los límites de lo que resulta seguro, puede ser preferible tener un espacio pequeño con muchas personas, pues esto ayuda a generar un ambiente de camaradería más notorio (tener que disculparse con alguien para pasar puede ser una excusa válida para nuevas conversaciones!).

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Facilitando un EduCamp

Pretender saber cuál es la forma en la cual debería facilitarse un EduCamp es muy difícil, pues todavía es una idea que resulta novedosa, y como en realidad es una mezcla de diversas formas de trabajo colectivo, no hay un punto único de referencia.

Pienso que tratar de identificar los factores que caracterizan a un "buen" facilitador de un EduCamp es tan iluso como tratar de caracterizar a un buen profesor. Igual, tenemos disciplinas enteras que pretenden decirnos cómo debería ser un profesor, pero que curiosamente todavía están basadas en la información (a menudo teórica, a menudo sin un respaldo empírico contundente) recopilada por influyentes personajes de otras décadas.

Tal como lo sugiere John Medina (si, yo se, ahora no hago más que hablar de Medina, pero el problema es que en realidad su libro es MUY bueno), pensar en el diseño de ambientes educativos sin tener en cuenta las últimas comprensiones (no hallazgos, pues los fenómenos han estado allí todo el tiempo, solo que con frecuencia no los comprendemos) sobre nuestro cerebro es bastante extraño. Se me ocurre que sería como tratar de aprender a manejar un automóvil moderno con las indicaciones correspondientes a un Ford T. Es sencillamente absurdo.

No obstante, pretendemos hacerlo todo el tiempo. No se trata de ignorar los aportes que infinidad de personas han hecho a la educación (o a la pedagogía), pero honestamente, creo que a buena parte de nuestra bibliografía pedagógica valdría la pena aplicarle la navaja de Occam, y una fecha de caducidad similar a la de la leche. No será que estamos complejizando en exceso algo que en realidad no es TAN complejo?

Por eso me gusta el libro de Medina. Porque nos recuerda, mediante unas sencillas reglas, lo que sabe la neurociencia actual sobre nuestros cerebros. A partir de un trasfondo científico sólido, provee ideas sencillas que tienen un impacto definitivo en la forma como entendemos lo "significativo" o la imperiosa necesidad de "motivar" a nuestros estudiantes.

Esto parece divagación, pero en realidad no lo es, porque lo que intentamos con el EduCamp es proponer una nueva forma de vivir los entornos de aprendizaje, así que la forma como se facilita uno de estos talleres representa una práctica que se está intentando modelar. Lo único que podría decir sobre las condiciones que se requieren para facilitar un EduCamp, tal como han sido diseñados y realizados hasta ahora, es que quien lo haga en realidad necesita estar VIVIENDO el discurso (como decía Morfeo en Matrix, hay una diferencia entre conocer el camino y caminar el camino).

¿A qué me refiero con esto? El facilitador debería reconocerse (en serio) como aprendiz. Para mi, en este mundo conectado, eso significa varias cosas: Primero, reflexionar de manera abierta (como en un blog, por ejemplo); segundo, no sólo consumir sino tener destreza para manejar la información más actual de su área; tercero, estar compartiendo de manera natural (y no como un sutil mecanismo de autopromoción, como percibo que le ocurre a más de uno) lo que produce y lo que recibe, preferiblemente en espacios públicos. Esto no quiere decir que yo cumpla con todas estas condiciones, pues mi papel de "primer" facilitador de los EduCamp fue completamente fortuito. Usted se lo inventó, usted lo propuso, usted lo saca adelante.

Así que no basta con resaltar en una presentación la importancia de una idea como "todos somos aprendices". El estar no sólo convencido de ello, sino viviéndolo, cambia de manera radical la forma como el facilitador se comporta en un taller. Alguien que en realidad lo viva, difícilmente se aislará del grupo, o usará un tono de "profesor" (apuesto a que cualquier persona sabe cómo es ese tono, así no pueda explicarlo) o de regaño, o tratará de impulsar su visión del mundo ante el grupo. Ante todo, hará lo posible por respetar a los participantes de la experiencia de aprendizaje (en un sentido profundo del respeto, que va mucho más allá del simple trato).

Por otro lado, tengo la impresión que, cuando uno se reconoce como aprendiz, deja de tomarse tan en serio a sí mismo. Y eso significa que muchas cosas que no nos imaginamos haciendo se vuelven válidas, como sentarse en el piso, hablar de manera coloquial para expresar cosas importantes, bromear con los asistentes, etc. Siento que cuando no nos tomamos tan en serio, generamos una energía que puede contagiar a otros. Además, no tomarnos en serio nos permite estar tranquilos con la posibilidad de estar equivocados, pues el error es sólo una posibilidad más de aprender algo que no sabíamos. Las certezas (es decir, suponer que NO estoy equivocado) nos obligan a tomarnos muy en serio. Las certezas son rocas. Y todos conocemos a las rocas (no pude evitarlo. Para más contexto, este otro post).

Tal vez la razón más importante de vivir el discurso es que, en ese momento, nuestras acciones hablan por nosotros. No es necesario presentar en una diapositiva el "rol del estudiante en este ambiente de aprendizaje", pues las acciones del facilitador muestran precisamente cómo se comporta un aprendiz en tal entorno. Empezamos, de manera permanente, a "enseñar con el ejemplo".

Y de eso se trata. Facilitar un EduCamp, con toda la complejidad que implica, es mucho más sencillo (y auténtico) cuando quien lo hace en realidad está viviendo lo que dice. De nuevo, no estoy seguro de cumplir con tales condiciones. Pero sí se que cuando escucho a personas como Stephen, Nancy o Scott, algo resuena dentro de mi. Sí se que las discusiones que ellos están promoviendo poco a poco reflejan mis propias discusiones internas. Sí se que es inevitable para mí seguir aprendiendo a lo largo de toda mi vida. Sí se que, más allá de estudiante, profesor, profesional, "doctor" (algo muy colombiano, a todo el mundo le dicen doctor) o cualquier otra etiqueta, soy humano. Y los humanos somos exploradores naturales. Los humanos somos aprendices naturales. Así en ocasiones el sistema educativo quiera convencernos de que para aprender es necesario estar en un salón de clase (presencial o virtual).

Todo esto me hace pensar que estoy empezando a comprender un poco mejor una frase que se está convirtiendo en otra muletilla: "Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo". Si quiero ver sentido crítico en mis estudiantes, debo empezar por aceptar que toda visión del mundo (al menos desde lo científico) es una historia incompleta, y explorar todos los puntos de vista posibles para llegar a mi propia conclusión. Sólo así puedo cuidarme del dogmatismo. Si quiero que mis estudiantes se reconozcan como aprendices, debo empezar por hacerlo yo mismo. Si quiero que mis estudiantes tengan buena ortografía, debo cuidarme de escribir muy bien (pues, valga la pena decirlo, en las encuestas de los EduCamp me he encontrado con algunas amargas sorpresas). Si quiero que mis estudiantes cambien sus prácticas, debo empezar por cambiarlas yo y mostrar con mi ejemplo a qué me refiero. Si quiero que el mundo cambie, debo cambiar yo primero.

Como es evidente, estas condiciones aplican no sólo para un EduCamp, sino para cualquier proceso educativo. De allí la relevancia de esta reflexión. Cada vez me siento más convencido de que, cuando tenga la oportunidad de volver a un salón de clase (pues hace tiempo no lo hago), no voy a poder hacer lo que siempre hice. Lo cual es fantástico.

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