Category Archives: Educación y Sociedad

Sobre el futuro de la educación y otras cosas…

Jorge Peralta, de Universia Perú, me envió hace algún tiempo unas cuantas preguntas que se convirtieron en una entrevista que fue publicada hace varias semanas. Como suele ocurrir, el texto de las respuestas es usado como insumo para construir una nota, y en ese proceso (siento yo) se pueden perder muchas cosas importantes para quien las responde. Por esa razón, aquí están las respuestas completas a las preguntas de Jorge, que tienen toda la cara de un post (un ejercicio interesante que tengo que hacer es leer el texto completo y revisar luego la nota, para analizar con cuidado qué cosas fueron reinterpretadas):

Jorge Peralta.- Dado los avances tecnológicos a la fecha y con las necesidades de profesionales más competentes de parte de las empresas ¿Como visualizas el futuro de la Educación Superior en nuestra región? ¿Más virtual? ¿Más ubicua? ¿Qué esperas de la Universidad como institución ante ello?

Diego Leal.- Puede ser importante recordar que es diferente visualizar lo que podría ser un futuro factible de lo que podría ser un futuro deseable. Por otro lado, es imposible imaginar el futuro sin involucrar como parte integral del mismo la forma en la cual la tecnología y las necesidades de las empresas seguirán cambiando.

En cuanto a lo factible, sin duda uno de los grandes motores de la educación superior a nivel regional ha sido responder a las necesidades del mercado laboral, lo cual ha sido reinterpretado recientemente bajo la frase "responder a las necesidades de la sociedad de la información", y está enmarcado dentro del contexto de la globalización y la competitividad en un entorno global.

En general, uno no podría discutir la validez de tal afirmación. No obstante, cuando se mira con cuidado se encuentra que tiene unas implicaciones muy importantes para el futuro de la Educación Superior, en especial en relación con un segundo gran motor (mucho más reciente), que es el cambio tecnológico.

Un gran reto para la gran mayoría de nuestras instituciones es cómo afrontar el vertiginoso cambio de la tecnología. Y digo afrontar porque es visible el profundo impacto que está teniendo en todos los ámbitos de la sociedad, así que ya no es una opción (como tal vez lo fue hasta hace una década) suponer que se trata de una moda temporal que no tiene relación directa con el quehacer de la Educación Superior.

Sin duda, los efectos más visibles del cambio tecnológico los veremos dentro de poco, en la medida en que la disponibilidad del ancho de banda siga mejorando, y en la medida en que se consolide aún más la convergencia entre los dispositivos de telefonía móvil y los computadores personales. Por ejemplo, el aumento del nivel de penetración de teléfonos celulares de gama alta (en especial los smartphones) en la región es cuestión de tiempo, y es previsible que tenga un impacto mucho más contundente que el que hemos visto hasta el momento en nuestras instituciones educativas. La posibilidad de estar en línea de manera permanente, que hasta ahora ha estado limitada a un pequeño sector de la población, se volverá un lugar común, con las ventajas y desventajas que conlleva.

Entonces, en principio estamos hablando de un acceso ubicuo, y (con suerte) de una relación 'justo a tiempo' con la información y el aprendizaje. A medida que nuevos dispositivos hagan parte de nuestra vida diaria, es posible que la fuerte distinción que hasta el momento hemos visto entre lo presencial y lo virtual deje de ser útil, y que finamente empecemos a hablar del proceso educativo como algo continuo, en lugar de un conjunto de compartimentos separados entre sí.

Sin embargo, como hemos visto en la historia reciente, es muy probable que la integración de estas nuevas herramientas sea llevada a cabo por el sector productivo de una manera mucho más rápida que por el sector educativo. Además, es previsible que las empresas requieran más flexibilidad en cuanto al desarrollo de su capital humano, para poder competir en un entorno cada vez más complejo.

Con eso dicho, tal vez uno de los grandes riesgos para la Educación Superior formal es que, siguiendo la línea creciente de las instituciones de educación corporativa, el sector productivo puede encontrar que es más efectivo (en términos de flexibilidad y oportunidad) gestionar sus propios procesos de formación, en lugar de acudir a un sector de Educación Superior que se ha mostrado resistente a adoptar en su quehacer muchas de las herramientas tecnológicas que hacen parte de la vida cotidiana de sus estudiantes (y trabajadores).

Esto significa que el reto para las instituciones será ofrecer una experiencia presencial que en realidad agregue valor al estudiante, y que esté crecientemente relacionada con su práctica profesional (actual o futura), a través de mecanismos como comunidades de práctica, por ejemplo. Esta búsqueda de valor agregado puede tornarse aún más difícil, cuando se tiene en cuenta que el amplio acceso a la red puede llevar a una competencia directa de las instituciones locales con otras de todo el planeta (tanto de habla hispana como de habla inglesa).

En este punto es posible que lleguemos a ver una creciente tensión política frente al problema de la certificación, debido a una eventual (e inesperada) competencia entre el sector productivo y el sector educativo formal, y a aspectos como la necesidad de una homologación ágil de títulos ocasionada por el acceso de los estudiantes a un mercado educativo global.

En general, lo que sin duda podemos esperar en los próximos años es una proliferación de soluciones de aprendizaje mixto (blended learning), a medida que las distintas instituciones exploren diversas formas de ofrecer a sus estudiantes una experiencia que integre tanto actividades presenciales como en línea, y que justifique la alta inversión que la Educación Superior representa para buena parte de nuestra población.

Por supuesto, un cambio de este tipo no sólo tomará tiempo, sino que estará marcado por muchos experimentos tanto educativos como políticos, y por una creciente depreciación de la información especializada, a medida que el acceso a la misma aumente. Sin duda, exigirá repensar el sentido del currículo y sus procesos de actualización los cuales, para seguir siendo relevantes en un entorno cambiante, tendrán que exhibir una creciente flexibilidad. Por supuesto, esto ofrece una alternativa a las instituciones educativas, y es concentrarse más en la conservación y propagación del conocimiento existente, y menos en la innovación y la creación de conocimiento nuevo. Esta decisión, consciente o no, tendrá un fuerte efecto en el futuro de cada institución.

Ahora bien, si quisiéramos hablar de lo deseable, tal vez tendríamos que detenernos a reflexionar sobre cuál es el papel que la Educación Superior podría (o debería) jugar para los próximos 100 años de nuestra especie, no sólo para los próximos 10 o 15 años.

Los complejos problemas de nuestro tiempo, que progresivamente se hacen más visibles requieren, desde mi perspectiva, que la visión del sistema educativo trascienda los meros asuntos de competitividad económica, para concentrarse en el desarrollo de las habilidades no sólo intelectuales sino éticas que nos permitan dar soluciones locales efectivas a los problemas globales. En ese sentido, hablar de lo deseable significa hablar de los fines de la educación, y entenderlos como un asunto de largo plazo, que trasciende muchas de las barreras artificiales que hemos creado.

Lo que uno esperaría de las Universidades, sin duda, es que tuvieran la visión suficiente para ofrecer soluciones concretas a estos temas. No se puede desconocer que existen debates en curso al respecto, pero tampoco se puede desconocer el limitado alcance que estos debates han tenido en la práctica de las instituciones. La responsabilidad de instituciones como las Universidades sería, a mi juicio, estar a la altura del momento histórico que nos correspondió vivir. Estar a la altura de la responsabilidad de crear un futuro viable para nuestra especie, y para nuestro planeta.

JP.- En tu opinión..¿Qué elementos conforman el futuro del aprendizaje en línea? (Leí tu traducción del artículo de Downes pero quiero tu interpretación)

DL.- Evidentemente, la forma que tome el aprendizaje en línea está íntimamente ligada a la evolución de la tecnología. En ese sentido, tal vez los factores más decisivos serán la disponibilidad de conectividad de alta calidad, ubicua y continua (bien sea a través de redes celulares o de otro tipo), y la convergencia de diversos dispositivos en productos de bajo costo, que estén al alcance de la mayor parte de la población. Tan sólo eso, tendrá un impacto inestimable en todas las áreas de nuestra sociedad.

Sin embargo, hay otros factores específicos a tener en cuenta, que de algún modo se han vuelto muy visibles gracias al cambio tecnológico. Por un lado, los asuntos de propiedad intelectual, que siguen siendo objeto de debate continuo en relación con la compensación y su relación con el derecho de acceso a la información, por ejemplo. Lo que hemos visto hasta el momento es una gran cautela de parte de los gobiernos frente a este tema, en contraposición a un creciente movimiento de producción y distribución de contenidos de todo tipo publicados bajo varias alternativas de licenciamiento (entre las que se encuentra, por supuesto, Creative Commons).

Esta discusión apenas está empezando a tomar fuerza en las instituciones educativas, y a medida que se haga más amplia, empezarán a aparecer inquietudes como las que vemos con alguna frecuencia en instituciones de otras regiones, frente al papel que juegan (y deberían jugar) quienes actúan como intermediarios en la distribución de publicaciones científicas y revistas indexadas. En especial, es probable que aumenten las dudas respecto a la necesidad de pagar por suscripciones a material especializado, y que se sigan explorando alternativas igualmente efectivas y menos costosas.

Por otro lado, está el componente político de la Educación Superior. Hay al menos dos factores que intervienen aquí: primero, el creciente acceso al contenido producido por instituciones de la región, sea en la forma de grabaciones de clases o de materiales como los que se encuentran en iniciativas como Open CourseWare o Connexions, por ejemplo; y segundo, la creciente participación en línea de muchas instituciones de la región, que les permitirá alcanzar cada vez más a estudiantes de otros lugares.

Es posible que estos dos factores generen alguna presión sobre los gobiernos nacionales, tendiente a facilitar procesos de homologación y certificación de competencias y conocimientos. Es probable que la forma en la que los gobiernos respondan a tal presión sea muy variada, y que pueda configurar distintas posibilidades para el aprendizaje en línea, en lugar de un único esquema para toda la región.

Ahora, aunque podemos considerar también la posibilidad de un proceso de integración regional que facilite el tránsito de estudiantes y de certificaciones profesionales entre países, esta es una ruta en la que no se ha avanzado mucho aún, y que puede tomar más tiempo. Lo que seguramente veremos es la aparición de nuevos convenios bilaterales tendientes a la homologación de programas profesionales específicos, pero es posible que incluso esto sea insuficiente ante una creciente demanda de parte de los estudiantes.

Hay un factor adicional que en realidad tiene mucho que ver con lo cultural, y es el referente a la personalización de la educación. La tecnología ofrece, cada vez más, la posibilidad de permitir a cualquier persona aprender por su cuenta cualquier tema, así como de interactuar con amplias comunidades profesionales. Pero este es un potencial que, para ser aprovechado, requiere una percepción personal que entienda el aprendizaje como mucho más que la carrera de obstáculos en la que se han convertido muchos de nuestros programas académicos. Una de mis grandes dudas es si llegaremos a aprovechar este potencial de la mejor manera posible. Si lograremos ir más allá de los usos básicos de socialización y entretenimiento. Este puede ser un fértil terreno de diferenciación para muchas instituciones: la creación de aprendices efectivos, y no sólo de estudiantes y profesionales.

JP.- Cual crees que debe ser el rol del docente universitario actual. ¿Mediador, facilitador o transmisor? ¿Que competencias debe tener este docente?

DL.- Quisiera detenerme aquí en el sentido del lenguaje que utilizamos. Para empezar, diría que no hay un único rol que deberían desempeñar todos los docentes, y que tal rol no debería ser una respuesta a un asunto tecnológico o metodológico, sino que debería estar completamente ligado al sentido social e histórico del trabajo que desarrollan. Cabe preguntarnos cuántos de nosotros entendemos la labor docente como un acto de conservación cultural, o como un acto de innovación creativa. Es probable que los roles que un docente juega cambien en función de estas creencias fundamentales.

En esa línea, pienso que vale la pena evidenciar que las metáforas que usamos para referirnos a la actividad docente, reflejan en realidad nuestros propios convencimientos respecto a lo que significa aprender. Tomemos por ejemplo, el rol de 'transmisor'. ¿Transmisor de qué? ¿Es relevante este rol, considerando las posibilidades de almacenamiento y reproducción que ofrece la tecnología hoy?

Sir Arthur C. Clarke mencionaba en una reunión de UNESCO en 1970 que "cualquier profesor que pueda ser reemplazado por una máquina debería serlo". En ese sentido, tal vez cabe preguntarnos qué valor estamos agregando como docentes a la experiencia de aprendizaje, y tendríamos que intentar que fuese mucho más que la mera transmisión de información. Curiosamente, el fuerte énfasis que muchos de nosotros ponemos en los contenidos es un claro reflejo del gran valor que damos a esta labor de transmisión de información.

Para otras personas, el rol de 'facilitador' es polémico porque (para ellas) el acto educativo no se trata de facilitar nada sino de, por el contrario, de problematizar de manera efectiva. Es importante notar aquí que el sentido que se le da a la palabra 'facilitador' es 'aquel que facilita'.

Para el caso del rol de 'mediador' la pregunta inmediata sería, ¿mediador entre qué cosas? ¿Estamos hablando del docente como 'intermediario'? Esta es una duda válida cuando pensamos que la tecnología ha facilitado, también, el acceso directo a fuentes primarias de información, con el efecto de eliminación de los intermediarios que hemos visto en diversas industrias.

Desde mi perspectiva, tal vez el rol más importante que podría jugar el profesor es el de demostrar maneras efectivas de aprender. Una idea muy sencilla que he utilizado en diversos talleres con docentes de educación superior es que "todos somos aprendices". Mi impresión es que entender esta sencilla idea a fondo tiene un fuerte efecto en la práctica profesional, en la medida en que reconocemos que como docentes no podemos (ni tenemos que) conocer todas las respuestas y que en realidad somos, así como nuestros estudiantes, miembros de una comunidad mucho más amplia que está tratando de construir tales respuestas.

Desde esta mirada, uno podría encontrar un nuevo significado para los roles mencionados en la pregunta. Un docente sería 'transmisor' no de contenidos, sino de prácticas específicas de aprendizaje (mediante el ejemplo); sería un 'mediador' entre un conjunto de aprendices y una comunidad profesional global, sin convertirse en el centro de ella; y sería un 'facilitador' en la construcción de soluciones a problemas importantes, a partir de su propia experiencia profesional.

El detalle importante es que desarrollar este tipo de habilidades no se logrará mediante un proceso de formación tradicional, sino que requerirá repensar las experiencias de aprendizaje a las cuales nos exponemos, de manera que nos veamos obligados a evidenciar y confrontar nuestros propios imaginarios sobre la educación y el aprendizaje.

JP.- ¿Como se debe gestionar la calidad en la Educación Superior? (Por favor, detalla si tienen estándares de calidad en Educación a distancia o virtual o sobre las acreditaciones)

DL.- De nuevo, hay un detalle importante en la pregunta, y es que parece suponer que existe una visión común sobre lo que significa la calidad, lo cual a menudo no es cierto. Para el caso colombiano, la calidad de todos los programas académicos se regula mediante la Ley 1118 de 2008, que establece seis condiciones de carácter institucional y nueve condiciones de calidad para los programas. Esta Ley está en proceso de ser reglamentada mediante un Decreto que, al parecer, incluirá secciones específicas referentes a la evaluación de programas a distancia, así como para aquellos que realicen incorporación de TIC.

Ahora, más allá de estos aspectos normativos, que definen el marco en el cual se desarrollan las actividades específicas de las instituciones, hay diversas iniciativas de fomento al desarrollo de una gestión de calidad, desde una perspectiva de aseguramiento de la calidad de los procesos, que busca conducir a certificaciones y acreditaciones de calidad, tanto de agencias locales como internacionales.

En esta línea hay iniciativas como el trabajo desarrollado por el ISO/IEC, a través del Comité conjunto JTC1/SC36, en el cual el único país de la región que participa (como observador) es Colombia, y que ha publicado ya normas como la 19796, referente precisamente a la gestión, aseguramiento y métricas de la calidad de la educación y el aprendizaje apoyados con tecnología.

En lugar de contestar la pregunta referente al cómo, prefiero recordar que la forma en la que se concibe la calidad depende en buena medida de cuáles son los fines que persiguen los diversos actores del sistema, y esto significa que tal vez no existe una única forma de gestionarla. También es importante señalar que lo que comprendemos como 'calidad', con frecuencia se refiere a conjuntos de buenas prácticas identificados a partir de actividades realizadas en el pasado, y que no contemplan necesariamente las prácticas emergentes producto de cambios en el entorno y de innovaciones organizacionales.

En ese sentido, la forma de gestionar la calidad tendría que estar precedida por un análisis sobre cómo es entendida, lo cual sólo puede ser respondido por cada institución, involucrando la participación efectiva de sus distintos miembros, y la identificación clara tanto de los objetivos como de los fines últimos que la institución persigue.

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Gracias a Jorge por la oportunidad de poner en limpio un montón de ideas recientes. :)


Tecnología, disrupción y competencias

Como mencioné en un post anterior, Gloria Carrasco me invitó de manera muy cordial a realizar una presentación en el Congreso Virtual "Enseñanza Basada en Competencias: Hacia un Nuevo Enfoque de la Educación" organizado por la organización Midas-Educa, de Chile.

En principio, mi presentación intentó abordar la forma en la cual la tecnología, y la disrupción que ella puede ocasionar en nuestro entorno, pueden llevar a una inevitable evolución en el currículo.

Cada presentación se me está convirtiendo en una excelente excusa para poner puntos de control en mi proceso de aprendizaje, en lugar de simplemente hablar de lo que siempre hablo. Por eso, no pude evitar regresar sobre los diversos temas relacionados, en especial sobre un montón de documentos relacionados con el tema de las competencias a nivel nacional e internacional. De todos ellos, algunos que prefiero tener ubicados de una vez por todas son los siguientes:

Después de considerarlo mucho, decidí que podría tener sentido hablar sobre mi propia experiencia como estudiante y como profesional relacionado con el tema de la educación, para explorar un poco, desde una perspectiva más personal, qué tanto han cambiado las cosas en mi experiencia educativa. ¿Será que si cambian los currículos cuando hablamos de adoptar el enfoque por competencias? ¿Será que hablar de competencias es suficiente para abordar los inminentes problemas que estamos afrontando como especie? ¿Será que la educación si cumple una labor transformadora desde el punto de vista ético?

Yo no diría que haya logrado avanzar en la respuesta a ninguna de estas preguntas, pues todo lo que surgen son más inquietudes. No obstante, siento que fue un ejercicio interesante tratar de atar cabos sueltos que llegan hasta mi infancia, y que me permiten ver que durante mucho tiempo, tanto mis compañeros como yo fuimos entrenados para ser poco más que simples copistas medievales (ahora, tan sólo ese 'descubrimiento' hace el ejercicio de crear esta presentación algo completamente valioso para mi propio proceso de aprendizaje).

En fin, aquí está la presentación, unas semanas después de la realización del Congreso:

(El thumbnail que aparece de momento no es mío, por cierto, sino que corresponde al fantástico diagrama que ilustra el Ambiente Personal de Aprendizaje desde una perspectiva de círculos de confianza, que fue creado por Scott Leslie)

En cuanto a la construcción del video (los aspectos técnicos), fue algo muy similar a lo que hice con el de Colaboración y TIC. El uso de las posibilidades que ofrece el tablet se vió claramente limitado debido al problema con mi computador, pero aparte de eso, las herramientas y el proceso fueron prácticamente iguales.

Como digo al final del video, será muy interesante poder escuchar reacciones a estas ideas, que siento que no son más que un borrador de cosas que tengo que seguir depurando. Así que bienvenidos los comentarios. Haré mi mejor esfuerzo para mantener la conversación que pueda aparecer.

Por cierto, no puedo dejar de mencionar (y agradecer) a Gardner Campbell por su presentación titulada on “Convergence-Disruption-Transformation: Digital Alchemy and the New Online Pedagogy", que resultó sencillamente inspiradora (Gardner es una de las personas que tuve la fortuna de conocer en Open Education. Ya hablaré más al respecto).

Gracias a Gloria y a su equipo en Midas Educa por la invitación, su colaboración y su paciencia. Me tardé mucho más de lo que esperaba para producir este video, y sólo puedo esperar que haya contribuido al buen desarrollo del interesante evento que organizaron. Igual, todavía tengo pendiente ver buena parte de las presentaciones que allí se realizaron (pues hasta ahora, y contra mi gusto, fui en este evento uno de esos conferencistas que hablan y no escuchan a nadie más).


Adios, Nativos Digitales…

En 2003, tuve contacto por primera vez con el texto de Marc Prensky en el que hablaba sobre la noción de Nativos Digitales e Inmigrantes Digitales.

Fue una provocativa lectura, y de hecho se convirtió poco a poco en una expresión común para referirme a "estos niños de hoy que, caramba, ya 'vienen con el chip incorporado'". Tan común se volvió que recuerdo haber empezado a utilizarla en mis propias expresiones, como soporte y argumento de autoridad ("Marc Prensky dice que...") para tratar de sustentar mis propias ideas, actividad que realizamos todo el tiempo.

Mirando hacia atrás, veo que la diferenciación que Prensky proponía era un excelente generador de discusión, pero me temo que poco a poco (lo veo en mí mismo) se convirtió en un 'hecho irrefutable'. Como se supone que los Nativos Digitales tienen tal característica, y yo veo esa característica reflejada de algún modo en mi entorno (de manera anecdótica) en consecuencia toda la historia de los Nativos Digitales es cierta, y a los Inmigrantes Digitales sólo nos queda tratar de adaptarnos a este nuevo mundo y aprender el idioma de estos nuevos personajes.

No obstante, poco a poco empecé a descubrir que no bastaba con afirmarlo para hacerlo cierto. ¿Y si la idea de los Nativos aplicaba en Estados Unidos y no en Colombia? ¿Será que en realidad estábamos hablando de un 'rasgo de la especie'? ¿Qué podíamos hacer los Inmigrantes frente a toda esta situación, que al parecer nos dejaba en completa desventaja?

De primera mano, durante la organización de los primeros talleres EduCamp en 2007 descubrí que el asunto no era blanco y negro. Los 'Nativos Digitales' a los que acudimos para apoyarnos durante el evento eran usuarios básicos de algunas herramientas tecnológicas, pero no cumplían con el estereotipo correspondiente a la etiqueta. Algunos docentes tenían una destreza tecnológica mucho mayor.

Así que la duda empezó a crecer, y empecé a percibir que la realidad era mucho más compleja de lo que las categorías de Nativos/Inmigrantes proponían, y que tal categorización podría estar siendo, a la larga, nociva para referirme a este tema desde una mirada educativa. Curiosamente, poco a poco empecé a percibir el asunto más como un 'boom' (hype, que es un término usado en inglés para referirse a cosas que están de moda, que a menudo son valoradas solamente por esa razón), en la misma línea de expresiones como 'la sociedad del conocimiento'.

¿A qué me refiero con esto? Para empezar, sería ingenuo pretender que no hay un cambio observable en algunos de nuestros jóvenes, o que la tecnología no ha cambiado de manera radical muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. Pero promover estas ideas como una descripción de la realidad es, no sólo irresponsable, sino un tanto irrespetuoso (digo yo) con todas las personas que inmediatamente resultan 'excluidas' en la categorización.

Una distinción tan radical como la existente entre "Nativos" e "Inmigrantes", puede tener varias consecuencias que a menudo pasan desapercibidas. Por ejemplo, genera una brecha entre unos y otros. Aparece una tensión adicional (como si no tuviéramos suficientes) entre los dos grupos, y el segundo se encuentra, de algún modo, ante la disyuntiva de "adoptar" en lo posible las costumbres de los nativos o dejar de ser "útil" o "actual".

Puesto de esa manera, me pregunto (como otros lo han hecho antes de mi) si con esto lo que generamos es un efecto contrario en muchas personas que ya están lo bastante amenazadas con los innumerables cambios de los que escuchamos a diario. Mi punto es que, muy rápidamente, el asunto se torna muy poco constructivo.

(Lo mismo pasa con la denominación de 'sociedad del conocimiento', que de fondo se refiere a un cambio económico en donde el mayor valor se encuentra en los "trabajadores del conocimiento". La obsesión por esta expresión nos hace olvidar, rápidamente, que la mayor parte de los habitantes del planeta requieren de las mismas habilidades que hemos visto desde el inicio de nuestra historia para seguir funcionando. Cabe preguntarse si un mundo en el que todos somos "trabajadores del conocimiento" tiene sentido, o es deseable, así lo promueva X o Y persona. Lamentablemente, no suelo ver esta duda en un área tan crucial como la educación y la tecnología)

Durante una presentación en Noviembre del año pasado, usé un dibujo que salió durante una noche de insomnio, y que aprecio porque lo veo como un punto importante en el desarrollo de mi propia comprensión. Sin duda, otros lo habrán expresado antes de mejor manera, pero igual aquí está:

Ciclo básico

Mi punto de partida me hacía pensar en la forma como yo solía entender la palabra "teoría", y la relación que esta comprensión tenía con la práctica educativa. En un entorno más cercano a las ciencias naturales, una observación genera hipótesis que son verificadas mediante procesos de investigación (que incluyen diseños experimentales, por ejemplo) y que pueden (o no) convertirse en teorías que, a su vez, permiten construir modelos y realizar predicciones que luego son verificadas (o no) mediante nuevas observaciones. La validez de una teoría depende de su verificación empírica, lo cual nos puede llevar a modificar (o incluso desechar) una teoría existente (por razonable que parezca) si las observaciones la contradicen.

¿Cómo se relaciona esto con la práctica educativa? Si cambiamos la palabra observación por práctica, uno diría que la práctica nos permite generar hipótesis que pueden o no convertirse en teorías que generan modelos que retroalimentan (e idealmente, mejoran la práctica). Pero, si la teoría definitivamente no refleja la práctica (o no puede ser verificada por ella), el camino que nos sugieren las ciencias naturales es revisar la teoría, en lugar de modificar la práctica (pues, por otro lado, no tiene sentido pretender modificar el mundo natural para que coincida con nuestras teorías).

Este es un asunto espinoso, pero vamos a ver cómo resulta. Un primer problema, bastante claro, es que cuando hablamos de una práctica educativa no podemos ponerla en el mismo nivel de un fenómeno natural. Me temo que durante mucho tiempo yo tuve precisamente esa sensación: que el sistema educativo y todo lo que lo compone era de tal manera, y no había nada que hacer al respecto. En esa medida, para mi el sistema educativo adquiría una connotación mítica.

Pero, sorpresa!, no es así. El punto es que eso tiene una fuerte implicación en el tipo de investigación educativa que hacemos. Cuando olvidamos que el sistema ES una construcción HUMANA e investigamos desde allí, aparecen áreas enteras dedicadas a buscar más eficiencia en las actividades actuales, o nuevos métodos para mejorar la 'transmisión' de información. Al final, dejamos de hablar de los problemas de fondo, y nos concentramos en cómo mejorar las cosas (algunas de las cuales pueden ser completamente irrelevantes e incluso nocivas) que componen nuestro sistema.

Así que pensar en una práctica educativa "científica", en el mejor de los casos supone construir una nueva práctica y un nuevo sistema basados en lo que sabemos HOY sobre el cerebro, por ejemplo. Pero al llegar a ese punto, nos damos cuenta que el asunto no es tan sencillo.

Mi dibujo, producto del insomnio, empezó a incluir otras cuantas cosas. Una diversidad de factores que afectan (y en algunos casos definen) la práctica educativa:

Ahora veo que cuando hice este dibujo (en Noviembre de 2008), dejé por fuera varias relaciones que al final muestran una gran preponderancia de la Visión/Ideología en todo este contexto. Por ejemplo, ¿acaso la tradición no está determinada por una determinada visión del mundo? ¿Por una ideología -consciente o no- específica? Por otro lado, acaso buena parte del desarrollo tecnológico no está reflejando de manera directa cierta visión del mundo (basada en la inevitabilidad del progreso) y una ideología específica (en particular para nuestros tiempos, una ventaja comercial)?

Es interesante señalar también que la práctica está alimentando modelos (nuestras conferencias están llenas de tales 'modelos') que a su vez alteran prácticas. El problema es que con alguna frecuencia, tales modelos no tienen un sustento teórico claro, o están basados en teorías que no tomaban en cuenta mucho de lo que hoy sabemos sobre el cerebro y el aprendizaje humanos.

Por ejemplo, algo que usted escuchará en un curso básico de introducción a la psicología en Yale es que la teoría de Piaget pudo ser útil, pero que en realidad el nivel de desarrollo cognitivo asociado a las distintas etapas es bien distinto de lo que Piaget propuso a partir de los métodos de observación y experimentación con los que contaba. No obstante, las ideas de Piaget, entre muchas otras, siguen siendo aceptadas -tal cual- sin cuestionamiento por muchos de nosotros en el sector educativo, como una verdad revelada.

Hay otra relación obvia que olvidé incluir, y es la que existe entre el desarrollo tecnológico y los buzzwords/hype. Basta con mirar cualquier fuente de noticias para notar que buena parte de las palabras 'novedosas' que usamos en la actualidad provienen del desarrollo tecnológico. El problema es que a menudo estas palabras o expresiones adquieren una validez inmediata tan sólo porque son producto del 'maravilloso' desarrollo tecnológico.

Y así, si ayer la exigencia para muchos educadores era usar blogs o wikis, hoy es hacer parte de Twitter o de Facebook, y mañana usar de manera activa Google Wave, pues esas son las herramientas de los "Nativos Digitales" que nos permitirán hacer parte efectiva de la "Sociedad del conocimiento" y desarrollar nuestra "Sabiduría Digital"...

De nuevo, este no pretende ser un discurso tecnófobo, pues estoy convencido del profundo cambio que alguna tecnología puede generar en nuestras vidas (pues lo he vivido). Lo que encuentro muy importante señalar es que ese aspecto de los fines de la educación, sobre el cual poco hablamos y que refleja Visiones e Ideologías, es el que más afecta la práctica educativa, más allá de lo que cualquier teoría pueda decir. Peor aún, de lo que no hablamos es de aquello que no puede ser 'controlado' de manera directa por una construcción teórica (a menos que hablemos de psicología social, y a veces, de psicopatologías).

En esa medida, lo que ya no me suena mucho es seguir discutiendo sobre términos que NO tienen relación con los verdaderos problemas de fondo. Y la pregunta es ¿hasta dónde vamos a seguir promoviendo estos términos de moda? ¿Qué queremos lograr con ello?

En esa línea, hace un par de meses Mark Bullen realizó una fabulosa presentación en TLT2009, en la que presentaba un argumento muy sólido frente a los mitos y realidades que se encuentran en las etiquetas "Generación Red" y "Nativos digitales". Llamó poderosamente mi atención, así que me ofrecí a traducirla:



Algo que me gustó mucho sobre esta presentación es la aclaración que Bullen realiza acerca del sentido que persigue su argumento. No se trata de atacar ni desconocer el impacto o utilidad de la tecnología, sino de cuestionar las razones por las cuales estamos tomando decisiones de largo plazo en nuestras instituciones y aulas. De fondo, muestra que la evidencia empírica CONTRADICE las ideas de Prensky y de otros autores. Es irresponsable hablar de toda una generación de "Nativos digitales".

Por el contrario, las sutiles diferencias tanto de acceso como de uso efectivo muestran que no es un problema generacional, y que por lo tanto no podemos suponer que los jóvenes llegan 'con el chip incorporado'. No podemos suponer, de manera general, que el uso que hacen de estas herramientas es sofisticado o enfocado al aprendizaje, por ejemplo. Así como no podemos suponer que los "Inmigrantes" no pueden desarrollar una capacidad similar en cuanto al uso de la tecnología.

Para completar, hace unas semanas pude ver una presentación de Chris Lott en TTIX09, que resultó inesperadamente buena:



Lo que me gusta de esta presentación es la ecuanimidad con la que Lott aborda estos temas, ecuanimidad con la que me identifico actualmente. No es responsable, desde ningún punto de vista, descartar ideas que contradicen el boom tecnológico, o que llaman la atención sobre temas como el posible cambio en nuestra capacidad de atención (por causa de la tecnología), tan sólo porque no coinciden con lo que nosotros pensamos. Llamar a otros puntos de vista 'idioteces', 'estupideces' o 'boludeces' no enriquece el debate, sino que profundiza las brechas. Eso es precisamente lo que Lott NO hace, y por eso me agradó su presentación.

Y todo esto aparece debido a que finalmente pude leer un ensayo de Marc Prensky, de este año, en donde propone nuevos términos para ir más allá de los "Nativos" e "Inmigrantes": "Sabiduría Digital" y "Homo Sapiens Digital". Y me temo que muchos de nosotros seremos seducidos por el término, y lo empezaremos a propagar sin considerar a fondo el sentido que tiene, y si merece o no ser propagado. Nos convertiremos, una vez más, en cajas de resonancia de ideas de otros, sin cuestionar de manera crítica su contenido.

Prensky habla de un "Homo Sapiens Digital", similar al "Homo Evolutis" del que Juan Enríquez hablaba en la conferencia TED de este año. Y menciona que será inevitable que tal 'especie' tenga integrado aquello que él llama "Sabiduría Digital". El problema es que el argumento que Prensky ofrece para justificar la aparición de una nueva especie es bastante arbitrario (el de Enríquez resulta más claro), y que parece suponer que la tecnología (en especial, el acceso a grandes volúmenes de información y el aumento de nuestra 'capacidad de procesamiento') serán suficientes para generar "sabiduría".

Curiosamente, cuando Prensky muestra ejemplos de la 'sabiduría' a la que se refiere, genera más dudas que respuestas. Por ejemplo, indica que "Rupert Murdoch , un inmigrante digital confeso, ha mostrado sabiduría digital al reconocer la necesidad de agregar recolección digital de noticias y herramientas de distribución digital a su imperio de medios". Así que, según Prensky, ser sabio es comportarse de manera similar a Murdoch (quien también ha abogado por generalizar el cobro de contenidos en línea para mantener su 'imperio').

Mi impresión es que, a lo que Prensky se refiere con "Sabiduría Digital", tiene sentido pero no pasa de ser una habilidad fundamentada en el desarrollo del sentido crítico (cuándo es el mejor momento para usar una tecnología, para lograr fines específicos), y no va a aparecer de manera automática en la medida en que nuestras capacidades cognitivas sean aumentadas con la tecnología.

(Ahora, no deja de llamar la atención que una de las fuentes a las que acude Prensky es Chris Anderson, quien la semana anterior protagonizó su propio escándalo con su libro Free, y a su vez tiene mucho más de comentarista que de investigador... En fin)

Así que Prensky parece intentar de nuevo algo que le funcionó MUY bien en 2001. Realizar afirmaciones que no tienen sustento empírico alguno (es decir, que no han podido ser COMPROBADAS en el mundo real), y confiar en la red para propagarlas. La parte triste es que hay suficientes personas dispuestas a morder el anzuelo y convertirse en cajas de resonancia.

Por todo lo anterior, desde el día de hoy le digo adiós a la expresión "Nativos digitales", pues nos lleva a pensar que el mundo funciona de una manera absolutamente simplista. Nos lleva a intentar comprender el mundo desde una perspectiva binaria, que nos hace olvidar la complejidad subyacente, y agrega una barrera artificial en el proceso de abordar los profundos problemas que enfrentamos como especie.

No necesitamos más figuras que, a partir de buzzwords y hype, nos vendan nuevas ideas deslumbrantes. Ahora más que nunca, necesitamos actuar de manera crítica, y ver más allá de la moda para empezar a crear un futuro más favorable para todos. Necesitamos preguntarnos de manera activa ¿qué pasaría si _agregue aquí el nombre de su teórico/escritor favorito_ estuviera equivocado? ¿Cuál es la evidencia que sustenta lo que _agregue aquí el nombre de su teórico/escritor favorito_ propone?

Mientras no lo hagamos, no estaremos en condición alguna de ayudar a desarrollar el sentido crítico en nuestros niños o jóvenes. Como tantas otras cosas, es algo que se aprende mejor mediante el ejemplo.

(Para una revisión seria sobre algunos aspectos sociales que están detrás del uso de alguna tecnología, no deje de leer la transcripción de la charla que Danah Boyd realizó en el Personal Democracy Forum de esta semana)


Puentes al Mundo

Puentesalmundo.net es una iniciativa relativamente reciente (tiene menos de un año) que, en la línea del trabajo que desarrolla edtechtalk, no sólo produce webcasts sino que promueve el aprendizaje (a través de su Webcast Academy) de las herramientas y técnicas básicas para producirlos y usarlos en entornos educativos.

José Rodriguez, uno de los líderes de Puentesalmundo.net, ha puesto en marcha un programa en vivo llamado Radio Web 2.0, en el cual conversa con personas de diversos lugares de Latinoamérica y España sobre temas relacionados con Educación y Tecnología, y me contactó recientemente para conversar, en principio, sobre mi experiencia participando en el grupo de traducción de charlas TED al idioma español.

Sin embargo, la conversación terminó explorando algunos temas adicionales, y terminó llevando como título "Creando Puentes, para Cerrar la Brecha del Idioma". Con esto, terminamos hablando acerca de temas más específicos (como mi experiencia personal en la puesta en marcha de mi blog y la plataforma que estoy utilizando) y amplios (la brecha/barrera del idioma y lo que podemos hacer para ayudar a resolverla con el uso de la tecnología).

También conversamos un poco sobre lo que significa la realización de un webcast/podcast, algunos de los miedos que están detrás de ello y la habilidad técnica que pueden requerir, y sobre algunas preguntas adicionales que empezaron a aparecer, que no tienen aún una respuesta clara. Por ejemplo:

  • Asuntos de propiedad intelectual en la realización de traducciones y/o podcast.
  • ¿Qué acciones personales podemos poner en marcha para asumir una posición constructiva frente al problema del acceso limitado a algunos recursos protegidos por limitaciones de derechos de autor?
  • ¿Deberían los gobiernos proveer herramientas que garanticen la permanencia de los materiales que ponen en línea los docentes? ¿O es inevitable seguir utilizando servicios comerciales?
  • ¿En qué idioma mantener una identidad en línea, cuando se hace parte de diversas comunidades idiomáticas?

Aquí está el enlace a la conversación y el audio correspondiente (también es posible descargar el archivo de audio):






Los invito entonces a escucharla y comentar sobre ella. Igualmente, a seguir acompañando a José en esta valiosa labor que está llevando a cabo, pues sin duda requerimos muchas iniciativas como esta.

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