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(algunas) cosas para leer en 2015

Siguiendo en la línea de mi última entrada, ya tengo identificado algo de material de lectura en algunas áreas.  Curiosamente, noto que estoy bastante alejado de los blogs, en general.  Tal vez porque en este caso es más efectivo apoyarse en aprendizaje “destilado” (un libro) mientras me pongo “al día” (o al menos me actualizo).  Luego sí es preferible mantenerse al tanto siguiendo a algunos personajes clave a través de blogs/twitter.

Una lista inicial, definitivamente en progreso:

Estrategias/planes de contenidos

  • Content Strategy (Smashing eBooks Book 44): En cola de lectura. He tenido buenas experiencias con los libros de Smashing Magazine y el sitio web está lleno de información útil, así que es referencia suficiente
  • Content strategy for the web (Kristina Halvorson & Melissa Rach):  Ya lo estoy leyendo. Un lenguaje sencillo y ameno en uno de los primeros libros que abordó este tema a fondo.  Plantea muchas obviedades que sólo lo son cuando se las lee.  Esas cosas que uno dice “cómo pude no hacer esto si es tan obvio!”

Estrategias/planes de dinamización

Aquí hay mucho por aprender del área del marketing social. Incluso, habría que volver a libros como los de Dan Ariely…

  • Switch (Chip & Dan Heath): Ya lo terminé. En el estilo de Made to stick, tiene una estructura sencilla de fácil recordación, con montones de historias inspiradoras acerca del cambio y cómo facilitarlo.  Mucho para experimentar.
  • Hooked (Nir Eyal): En cola de lectura. Lo vi recomendado en algún sitio web. Tiene que ver, como en el caso de switch, con ideas para crear productos que generan hábitos. Aunque tiene mucho foco en aplicaciones y servicios de internet, los principios que aborda pueden ser transferibles a otros escenarios.

Psicología positiva

  • Happiness by design (Paul Dolan): Lo estoy leyendo. Dolan ha trabajado con Kahneman, así que su enfoque tiene mucho de economía.  El libro está lleno de cifras, estadísticas, descripciones de estudios y, por momentos, no avanza lo bastante rápido.

Metodologías ágiles

  • Personal Kanban (Jim Benson & Tonianne DeMaria Barry): Lo estoy leyendo. Me encanta el slogan que tiene: “Machines need to be productive. People need to be effective.”  Otro más lleno de lo que uno llamaría obviedades y sentido tan común, que es escandaloso que no lo pongamos en práctica.  El mensaje de fondo: hay un límite para lo que podemos atender.  Usémoslo a nuestro favor.
  • Essential Scrum (Kenneth Rubin): Lo estoy leyendo. Un muy buen manual para iniciar con este tipo de metodologías, entendiendo tanto sus principios y valores como sus procesos como roles, y los retos que aparecen al ponerlos en marcha en el mundo real.  Hasta el momento, ha sido revelador el tema de la “deuda técnica”.
  • Coaching agile teams (Lyssa Adkins): Lo estoy leyendo. Muchas ideas útiles sobre las metodologías ágiles desde la perspectiva de un coach para este tipo de equipos. Muchísimo para aprovechar.
  • Toyota Kata (Mike Rother): En cola de lectura. Recomendación de Luis Mulato. Está enfocado en los procesos de gestión humana que están detrás del éxito de Toyota en cuanto a resultados productivos. El sitio web tiene todavía más información y recursos, que presentan a Kata como una perspectiva no limitada a la gestión.

Comunicación/presentaciones

Aquí, siguen siendo referencia inevitable Slide:ology, Presentation Zen y Super Apresentações. Vuelvo a ellos con frecuencia para obtener nuevas ideas para presentar.   Por supuesto, hay algunas otras cosas que espero complementen lo que he aprendido por mi cuenta sobre este tema (por cierto, me di cuenta el año anterior de que perfectamente podría dedicarme a entrenar gente para hacer presentaciones! Interesados? :) ):

  • 100 things every presenter need to know about people (Susan Weischenk): En cola de lectura. Estoy seguro de que, al igual que el otro libro sobre diseñadores, tiene ideas sencillas y de aplicación inmediata. Con muchas ganas de leerlo!
  • Mapping inner space (Nancy Margulies): Lo había iniciado hace tiempo (un par de años!), así que estoy tratando de volver a él. Mucho de mapeo mental, con lazos hacia el área de registro visual.
  • Visual meetings (David Sibbet): Lo estoy leyendo. Sencillo y efectivo. Parte de piezas de dibujo sencillas y va aumentando complejidad poco a poco.  Me llevó a iniciar un diario de imágenes, sólo para retomar la costumbre de dibujar conceptos.  Lo interesante es que la perspectiva va más allá de las reuniones!

Experiencia de usuario

  • Designing social interfaces (Christian Crumlish & Erin Malone): Lo estoy leyendo. En la lógica de los patrones de software, este libro tiene montones de patrones de interacción simples y complejos, con explicaciones que dan un sustento estupendo a decisiones que a veces pasan por ‘intuitivas’ (sobre todo cuando se trata de ingenieros).
  • Smashing UX Design (Jesmond Allen & James Chudley): Lo estoy leyendo. Excelente texto introductorio a las lógicas, técnicas y procesos del área de UX. Lleno de ideas que se pueden llevar de inmediato a la práctica.
  • A project guide to UX Design (Russ Unger & Carolyn Chandler): En cola de lectura.  Incluye información muy completa respecto a casi todos los aspectos involucrados en un proyecto de UX.

Fotografía

  • El ojo del fotógrafo (Michael Freeman): En cola de lectura.  Un libro dedicado a los aspectos técnicos del encuadre fotográfico. Montones de ejemplos.

Obviamente, quedan temas pendientes. Por ejemplo, en lo referente a retorno a la inversión o al Raspberry Pi… :)  La lista tampoco incluye otros libros de otras áreas que empecé a explorar en 2014 y en las que quiero seguir profundizando: creatividad, motivación, técnicas de innovación organizacional, historia de la tecnología, aprendizaje y neurociencia.

A primera vista, parecen un montón de temas que por momentos pueden parecer inconexos. Sin embargo, si estamos hablando del uso de tecnología (cualquier tecnología), estamos hablando necesariamente de las experiencias que las personas (los usuarios)  tienen con esas tecnologías, a través de las interfaces que ellas proveen.  En esa línea, cualquier proceso de formación se beneficia de una perspectiva informada desde el punto de vista del aprendizaje y la neurociencia, así como de técnicas de presentación y comunicación que faciliten el proceso.  Asociados a estos procesos de formación se encuentran, obviamente, los contenidos que los soportan, que no deben ser sólo pertinentes sino responder a unos objetivos estratégicos claros.  Y si, de fondo, lo que buscamos es recuperar algo del maltratado tejido social, la psicología del comportamiento y la psicología positiva tienen mucho que enseñarnos respecto a la consolidación de hábitos y prácticas, que son finalmente los que conforman una cultura.  Ahora bien, si uno está pensando en procesos culturales, más le vale contar con una perspectiva histórica y crítica que permita mantener a las utopías, mesianismos y panaceas en perspectiva.

Por supuesto, para acercarse desde estas miradas múltiples es muy útil aprender cosas concretas sobre creatividad e innovación, que alimenten los procesos de formación y de desarrollo.  Las metodologías ágiles entran aquí, como una perspectiva filosófica que permite reinventar no sólo procesos sino relaciones, pues la forma en la que se trabaja debería ser en sí misma un ejemplo del tipo de prácticas y actitudes que nos gustaría que otras personas emularan.

La fotografía y el Raspberry, idealmente, ayudan a que el individuo (esto es, yo) se alimente con otras ideas.  Después de todo, las buenas ideas están en la interesección entre áreas, no? :-)

Lo que me gusta mucho de todo esto es que, a medida que pasa el tiempo, puedo ver cómo se complejiza mi propio acercamiento a estos temas. Profundizar en un único tema ayuda, pero la necesidad  de liderar y articular a múltiples áreas obliga a construir una perspectiva más diversa.  Además, es muy estimulante! :-)

¿Sugerencias de lectura? ¿Otras cosas que convendría no perder de vista? ¡Cuéntenme en los comentarios!

(algunas) cosas para aprender en 2015

Durante los últimos años he tratado de registrar cuáles son las cosas que aprendí en el año que termina (o al menos, algunas de ellas). Pero después de un año lleno de mucha dispersión, trabajando en cosas muy diversas, reencontrándome con áreas que tenía más o menos olvidadas, y escribiendo muy poco (para completar) creo que tiene más sentido para mi detenerme no al final del año sino al inicio del siguiente, y complementar el ejercicio de “qué aprendí” con “qué necesito aprender” en el año que inicia.  No se trata de propósitos, sino de intereses y áreas en donde veo la necesidad de mejorar.

Una lista inicial, sin ningún orden en particular (en progreso?):

  • Estrategias/planes de contenidos: Este no es el aspecto técnico del tema (más enfocado en la producción o gestión), sino en relación con los aspectos estratégicos de lo que significa producir, activar, promocionar y movilizar contenido que genere valor para poblaciones específicas. Esta ha sido desde siempre una de las grandes carencias de la mayoría de repositorios educativos que conozco (y escuché varios relatos en esa línea a lo largo del año, de parte de algunos de los actores más importantes de la región), así que necesito aprender, de una vez por todas :) , qué funciona y qué no lo hace.  De manera deliberada, me alejé de  este tema hace varios años, pero parece uno de esos pendientes que se niegan a irse del todo.
  • Estrategias/planes de dinamizacion: esto es esencial para seguir adelante. La consolidación de comunidades, en especial en lo educativo, sigue siendo un enorme desafío, más aún en comunidades poco conectadas. Pero lo que está en juego no es lo tecnológico, sino el tejido mismo de las comunidades locales. Poco hacemos con deslumbrantes proyectos de tecnología que no ayuden a fortalecer el deteriorado tejido social que rodea a muchas de nuestras instituciones educativas. Esta es otra área en la que es indispensable aprender qué funciona y qué no funciona con comunidades específicas (con el detalle de que puede que no sea posible transferir lecciones de un lado a otro).  Es crucial porque estamos llenos de buenas ideas e intenciones, pero nos siguen faltando cómos que sean factibles , que respondan a necesidades locales y que en realidad generen (o representen) cambios tangibles. Quienes puedan hablar de experiencias concretas (y ojalá exitosas) tendrán una enorme ventaja en el mediano plazo. Necesitamos entrar en una etapa post-evangelizacion, digo yo.
  • Psicología positiva: Luego de participar en el congreso organizado por el Tecnológico de Monterrey en Diciembre, se confirmó por completo mi intuición de la importancia de este tema en relación con lo educativo.  Ya en 2012 empecé a coquetear con su aplicación práctica en los Educamp (en el marco de ArTIC), y en el Diplomado MAGOS21 también terminaron apareciendo algunos elementos, aunque de manera algo desorganizada. Pensar en educación positiva tiene claves esenciales para empezar a tejer tejido social, más allá de lo tecnológico. Este es un tema clave para el futuro, desde mi punto de vista.
  • Experiencia de usuario: Este tema conecta con mis intereses de hace mucho tiempo en el área de HCI, pero con un marco mucho más amplio. En las poblaciones con las que estamos trabajando hay un potencial enorme de exploración respecto a cuáles son las experiencias de usuario más propicias, y cómo contribuyen al tejido de redes humanas.  De nuevo, no se trata aquí sólo de lo tecnológico, sino del diseño de experiencias de aprendizaje pertinentes, memorables y efectivas. El mundo web es un punto de partida con mucho terreno recorrido en esta línea.
  • Metodologías ágiles: 2014 fue para mi el año de descubrir (por total necesidad) a Scrum, a través de Luis Mulato. Necesito aprender más de esto y desarrollar montones de habilidades para facilitar estos procesos, así como para entender mejor cómo pueden ser llevados a experiencias de aprendizaje ( y si tiene sentido hacerlo). Hasta el momento, los vacilantes pasos que hemos dado en esta dirección han generado unos muy buenos resultados, así que hay que seguir aprendiendo al respecto.
  • En relación con lo anterior, necesito aprender más acerca de liderazgo. Después de tantos años por mi cuenta, estoy en una situación en la que asumir un liderazgo positivo es clave. Lo bueno es que el tema del agilismo, entendido bien, tiene relación total con ese tipo de liderazgo. Autonomía, responsabilidad, expectativas altas, solidaridad: ¿cómo volverlos parte integral del día a día de la vida de un equipo, mientras se navega por un entorno lleno de incertidumbre y demandas de múltiples fuentes?
  • También necesito discernir cual es el mejor escenario para poner en marcha nuevas cosas y dar continuidad a las ya existentes.  Conviene hacer todo a través de una universidad? Es preferible operar desde una empresa? Una mezcla de todas las anteriores? Algo que empecé a entender el año pasado es que no todos los escenarios pueden ser atendidos de igual manera (en términos de velocidad de respuesta, demandas emergentes de tiempo, etc) desde un mismo entorno organizacional, así que es importante explorar formas ágiles y efectivas de operar. Tal vez la consultoría y la realización de actividades de formación y divulgación funcionan mejor desde una organización independiente, mientras que los temas de investigación son mas propicios dentro de una universidad… O no? necesito encontrar más claridad en este sentido a lo largo de este año.
  • El año pasado aprendimos mucho acerca de WordPress como plataforma, y este año es indispensable aprender más. Desde asuntos arquitectónicos hasta la creación de plugins, articulando todo con el tema de experiencia de usuario. Es critico lograr el acceso a WordPress/Buddypress a través de dispositivos móviles, y poner a andar la plataforma según planes de contenidos y de dinamizacion pertinentes para las poblaciones beneficiarias.
  • Para todo esto, también es importante seguir aprendiendo sobre las mejores maneras para comunicarle a todos los involucrados, en especial a los gestores, cuáles son los retos y el sentido de fondo de contar con espacios de interacción en línea.  Hay que seguir cuestionando esa idea, todavía persistente, de que con la tecnología basta para que los cambios ocurran. Hemos visto una y otra es que no es así. Hay que ayudarle a otros a entenderlo a través de registro visual, mejores presentaciones y, ojalá, un equipo con capacidad cada vez mayor de plantear y sustentar sus posiciones.
  • En esa línea de cosas para comunicar, también necesitamos aprender acerca de cómo medir retornos a la inversión en este tipo de escenarios y como hacerlos evidentes para los diversos actores. El tiempo sigue corriendo para mostrar que el potencial existente puede volverse real, y que no se trata solamente de drenajes de recursos y de esfuerzo. Hay mucho por hacer aquí.
  • En otras áreas, quiero aprender más sobre fotografía.  Ha sido un hobby interesante hasta ahora y, si bien parece que tengo un buen ojo, hay mucho de lo técnico sobre lo que tengo que aprender.  Lo malo es que lo sigo aplazando…
  • Recibí hace poco un Raspberry Pi, al cual veo no sólo como un regreso o otras épocas de cacharreo, sino como un escenario para obligarme a pensar de una manera diferente.
  • Finalmente, necesito aprender a discernir de manera efectiva qué es clave/esencial/imprescindible y qué no para lo que quiero lograr.  Con tal claridad, presumo que será más sencillo decir ‘no’ cuando sea el momento de hacerlo.  2014 fue un año en el que aparecieron a lo largo del año diversas posibilidades de proyectos, invitaciones y montones de cosas que, como el agua entre los dedos, se escaparon entre el montón de cosas por hacer.  Lo que es peor, en varios casos empecé a incumplir, lo cual fue un motivo de angustia creciente a lo largo del año.  No quiero seguir así.  De allí la importancia de poder decir SI o NO con total convencimiento (y conciencia). Admito que hay un miedo latente de perder oportunidades claves, pero es algo con lo que tengo que vivir. :)

Mucho por aprender, como para variar.  Demasiado, podría decirse. El punto clave aquí es que no puedo aprender yo solo todo esto, lo que me pone frente a otro tema clave: necesito seguirme rodeando de la mejor gente posible para hacer todo lo que hay para hacer. Esto, que parece sencillo, tiene un montón de bemoles: Es difícil atraer gente buena, y es más difícil aún conservarla, en especial en una ciudad algo endogámica y con altos niveles de ‘canibalización’ entre proyectos regionales. Toma tiempo (mucho)  formar a personas muy jóvenes y con perspectivas que necesitan ampliarse para abordar los temas de fondo, más aún en un entorno de alta rotación como el de una institución educativa.    Y, para completar, la barrera del idioma es un asunto presente, que limita a veces la velocidad de aprendizaje.

Lo bueno es que, durante 2014, cosas prometedoras empezaron a ocurrir en este sentido. Pude trabajar con estudiantes y profesionales jóvenes con enorme potencial, así como con gente con mucha experiencia que me permitió hacer cosas que no había hecho antes y de la que he aprendido montones.  El reto que tenemos es conservarlos y seguir creciendo como equipo, a la mayor velocidad posible.

Pero crecer implica también involucrar a nuevas personas. Y aquí veo la importancia de pensar en posibilidades que no he experimentado antes.  Por ejemplo, en Buenos Aires, al final de una conferencia se me acercó una estudiante de doctorado mexicana para decir que estaba interesada en venir a Medellín a hacer una pasantía con nosotros (con tanta cosa -nos estaban sacando del auditorio- no tomé sus datos, pero si está leyendo esto espero que me escriba!! :) ).  Otro más: estoy buscando concretar el mecanismo para contar con el apoyo a distancia de personas sintonizadas con los temas que nos interesan, enriqueciendo así nuestra operación con talento de otras latitudes.

Así que, en realidad, hay algo de “mensaje en una botella” en esta entrada.  Localmente necesitamos personas muy buenas, que no estén buscando ‘dónde escampar’ y que quieran apostarle a procesos de aprendizaje retadores, con impacto nacional.  De primera mano, sé que hay muchas personas en diversos sitios que comparten muchas de nuestras preocupaciones, así que si la invitación queda abierta.  Anímense a acompañarnos a aprender y reAprender. :)

Ahora, de vuelta a leer, luego de algunos días de desconexión. Hay mucho por aprender, aún más por hacer, y el año es corto! :)

Cuatro claves (de lo que nos falta por hacer) #IBERTIC

En Mayo (cómo pasa el tiempo!) fui invitado por la Organización de Estados Iberoamericanos a participar en un muy interesante encuentro de expertos, dedicado a conocer, analizar y discutir las perspectivas de trabajo del naciente Instituto Ibertic (En Septiembre pasado hubo un segundo encuentro al cual lamentablemente no pude asistir, pues estaba de vacaciones preprogramadas).

Como parte de la invitación, hice parte de un panel en compañía de Mariana Maggio (Argentina) y Tarek Chehidi (Túnez), titulado “Las TIC en la escuela”.  Así que acordamos con Mariana una estructura general para nuestras intervenciones, enfocada en proponer algunos asuntos clave que, desde nuestra perspectiva, constituyen retos que nuestros sistemas educativos tienen pendientes a gran escala.

Aquí está el video del panel, cortesía del equipo de Ibertic.  Inicia Tarek, luego va Mariana en 17:38 y después yo en 38:04:


Los cuatro desafíos en los que decidí enfocarme fueron:

  • De la enseñanza al aprendizaje
  • De la centralización a la distribución
  • De miradas fragmentadas a comprensiones globales
  • De la posibilidad a la realidad

A los cuales agregué, a modo de cierre, uno más: De esperar el futuro a crear el futuro.

Por supuesto, todos estos desafíos se desprenden del trabajo que he venido realizando en estos últimos años (incluida la experiencia de TRAL, que en ese momento estaba en plena ejecución), y de los convencimientos y comprensiones emergentes que han aparecido por causa de él.  Lo que significa que representan una mirada muy específica, que no constituye una solución ni muestra un camino único.

De hecho, esas cuatro ideas tienen mucho por detrás.  Uno podría tomar cualquiera de ellas para discutir acerca de las plataformas tecnológicas que usamos y lo que implican, de las estructuras organizacionales, de pedagogía, de didáctica, del sentido de la educación, etc.  Y, al mismo tiempo, no tienen que ver directamente (ni exclusivamente) con la integración de tecnología informática. Es por eso que me parecen particularmente interesantes.

Aquí están los slides que utilicé:

Un detalle especialmente agradable de esta invitación de Ibertic, fue la oportunidad de encontrarme de nuevo con Vera, Luz, Machi, Paola, Melina, Mariana, Javier, Maria Teresa y muchas otras personas con quienes tenemos importantes resonancias en cuanto a ideas y, por qué no, sueños.  También fue una excusa para hacer la sesión sincrónica de TRAL desde el Colegio Las Cumbres, algo sobre lo que no he escrito aún pero que recuerdo como una de las experiencias más extrañas y estimulantes que recuerdo.   Justamente, Javier me hizo una corta entrevista en esa ocasión, hablando acerca de TRAL. Nótense las ojeras del entrevistado (ouch):

Así que, bueno, aquí están estos cuatro retos en 2013. Dentro de varios años veremos qué tanto logramos avanzar en ellos.

Gracias a Ibertic por la invitación!

Las competencias en (mis) cursos abiertos

IMPORTANTE: Todo lo que sigue, en caso de que tenga sentido, aplica para una población de estudiantes que al menos han completado estudios de pregrado, es decir, se supone que son aprendices adultos. Puede ser completamente diferente en el caso de niños y jóvenes. Por otro lado, siempre que hablo de “los cursos abiertos”, me refiero a los cursos que yo he realizado. No se pretende aquí englobar lo que ocurre en otros cursos ofrecidos en esta modalidad.

Una pregunta que he recibido recientemente, y sobre la que he estado pensando bastante, está relacionada con las competencias que son desarrolladas por los cursos abiertos que estoy realizando. En concreto, la idea es definir de manera clara cuáles competencias son desarrolladas en GRYC, pero dado que el esquema es el mismo que se usa en ELRNDocTIC, el análisis aplica por igual para los tres cursos.

No está de más decir que este es un primer intento de especificar esto, y que seguramente otras personas podrán identificar cosas que yo no logro ver. Por otro lado, a pesar de muchas cosas, todavía no me siento muy cómodo con la idea de la competencia y lo que representa como orientador de una experiencia educativa, al menos en educación superior. Tal vez por esa razón este ejercicio me resulta particularmente difícil, y no logro sentirme tranquilo con el producto. Por eso prefiero verlo como un trabajo en progreso.

Antes de entrar de lleno en el análisis, es importante intentar expresar una sensación que tengo desde hace algún tiempo y que no he logrado articular de manera clara. Está relacionada con una afirmación propia del diseño instruccional (y que recuerdo haber visto por primera vez en el trabajo de Gagné, aunque puede ser mucho más antigua), que terminó por convertirse casi en un mantra (al menos en mi experiencia): El estudiante tiene que conocer por anticipado los objetivos de aprendizaje (o las competencias que va a desarrollar, según el caso).

A lo largo de estos años he pasado por diversas etapas frente a este asunto.  Primero como aprendiz, debo decir que los objetivos de los cursos que tomaba (que aparecían en los respectivos programas) nunca tuvieron mayor incidencia en la forma como yo abordé la experiencia.  Siempre fueron más importantes los eventos y porcentajes de evaluación.  De hecho, lo normal era leerlos el primer día y no volver a pensar en ellos.  Me pregunto qué tan diferente es para los estudiantes actuales.

Mucho más adelante, aunque me convencí del asunto e intenté aplicarlo a ‘carta cabal’, noté que los objetivos de aprendizaje (o desempeños/estándares de competencia) se encuentran escritos con frecuencia en un lenguaje que tiene sentido para un experto (quien los escribe), pero no para un aprendiz novato. Lo cual no es un camino sin salida, pero nos recuerda la dificultad que tiene alguien con experiencia en un área de recordar cómo es el mundo cuando no se cuenta con esa experiencia (intente explicar cómo se camina, o cómo se hace el nudo de los zapatos, para entender de qué estoy hablando).

En parte por eso, no estoy del todo convencido de que la definición detallada de las competencias/objetivos tenga que llegar a los textos finales con los que se encuentra un estudiante, lo que no desconoce su importancia como parte del diseño del ambiente de aprendizaje. En este punto vienen a mi mente algunos juegos de video que me han tenido cautivo durante mucho tiempo. ¿Me decían exactamente qué iba a ocurrir? No, parte del encanto eran los giros que daba la historia del juego. ¿Yo sabía exactamente qué iba a lograr al final del juego? Tampoco. Y sin embargo, he pasado (al igual que otros cientos de personas) muchas horas completamente enganchado en este tipo de experiencias. Los diseñadores tienen muy claro todo lo que ocurre, pero no lo hacen explícito desde el inicio para los jugadores.

Ahora, es evidente que tal cosa requiere diseños que en realidad tengan una narrativa subyacente, y que no sean simplemente contenido y más contenido. Y tampoco se puede desconocer que el propósito de un juego (el ejemplo que elegí) es diferente al de una experiencia educativa más formal. Lo cual nos lleva de nuevo al problema del propósito, y a preguntarse otra vez cuál es el punto de las competencias, y si a pesar de toda la integralidad que diversos modelos han intentado agregar, no terminamos enfocados en el desarrollo de habilidades de índole laboral/profesional que son “cruciales para el sector productivo y la competitividad en la sociedad del conocimiento”. Pero esa es otra discusión.

Con eso dicho, ¿cómo se estaría entendiendo el término “competencia”? La perspectiva de quien hace la pregunta sobre las competencias de GRYC (porque quien la responde –yo- no está tan seguro) es la de competencia como “saber, saber hacer y saber ser”. Lo primero tiene que ver con conocimiento explícito (lo cognitivo), lo segundo con habilidades que se evidencian en productos observables (lo procedimental) y lo último con aspectos de orden actitudinal y de comportamiento (usualmente en relación con otros). Lo que se esperaría es que uno pudiera señalar definir de manera clara cuáles son las competencias desarrolladas en estos cursos abiertos, y a qué categoría corresponden.

Un detalle importante es que, como en el caso de los EduCamp, mi enfoque ha estado bastante ligado a la experimentación. Lo que hago no es improvisado, pero los propósitos que persigo no siempre son expresados de manera explícita. Así que este es un ejercicio de “ingeniería reversa”, tratando de ver a qué se parece lo que he hecho. Esto lo mencioné en el capítulo que habla acerca de los EduCamp, en donde incluí algunas ideas que también subyacen a los cursos abiertos:

“Como ha sido mencionado, la identificación precisa de estas ideas, en este caso, es un proceso posterior al diseño y la ejecución. Podría decirse que los talleres “se parecen” o “reflejan” algunas de esas ideas, pero es importante aclarar una vez más que las mismas no fueron incluidas de manera explícita en el diseño. Por esta razón, este ejercicio es necesariamente incompleto, y el lector podrá tal vez identificar nuevos patrones y relaciones que no son contempladas en este análisis.

La intención de modelar prácticas de colaboración entre perfectos extraños, en un ambiente que les permitiera descubrir que todos podían ser maestros y aprendices a la vez, coincide con varios elementos de las ideas de Siemens y Downes.

Primero, concibe el aprendizaje como caótico, continuo, complejo, posibilitado por la co-creación y especialización conectada. Adicionalmente, reconoce la imposibilidad de contar con certeza, y acepta la incertidumbre y la ambigüedad como aspectos ineludibles del proceso. Estos elementos hacen parte de la manera como Siemens define el aprendizaje (2006, p. 39). [...]

Segundo, la estrategia propuesta por el taller refleja algunas de las características de una red de conocimiento conectivo (a lo que Downes se refiere como la “condición semántica”) (Downes, 2006): depende de la diversidad en nivel de conocimiento, experticia y aplicación; entrega un alto nivel de autonomía a los aprendices, quienes actúan de acuerdo a sus propios valores y decisiones; estimula la interactividad entre la mayor cantidad de personas (y en esta medida podría argumentarse que ayuda a expandir la red social de los participantes, creando nuevos lazos, aprovechando lazos débiles y fortaleciendo los existentes); y fomenta la apertura entre los participantes, permitiendo el ingreso de todo tipo de perspectivas, sin descalificar ninguna de ellas por anticipado.

Por ultimo, el papel de los participantes coincide con el rol esperado de un aprendiz en lo que es propuesto por Downes como una posible “pedagogía de red” (Downes, 2006): hacen parte de un ambiente auténtico, están inmersos en la observación y emulación de prácticas exitosas, y se involucran en conversaciones sobre la práctica. Es un tanto más difícil hablar del rol del facilitador, pues sin duda se diferencia de lo esperado para un proceso educativo de mayor alcance. Sin embargo, son claramente visibles los elementos de trabajo transparente (modelado y demostración) a los que se refiere Downes, así como el involucramiento en la actividad de la red. Cabe decir, no obstante, que en el contexto del taller el rol del profesor está, en realidad, distribuido entre todos los asistentes.” (Leal, 2010)

Y me falta aquí algo que agregué en una versión revisada de este documento en inglés (la traducción es mía):

"...las ideas de Cormier (2008) referentes a un modelo rizomático de educación pueden ser vistas también en los talleres:

>'En el modelo rizomático de aprendizaje, el currículo no es orientado por insumos predefinidos por expertos; es construido y negociado en tiempo real por las contribuciones de aquellos involucrados en el proceso de aprendizaje. La comunidad actúa como el currículo modelando, contruyendo y reconstruyéndose a sí misma y al tema de su aprendizaje de manera espontánea, de la misma forma que el rizoma responde a las cambiantes condiciones del ambiente' .”

Frente a esta última perspectiva, es discutible hasta qué punto se logra esto con los cursos abiertos, que han estado enmarcados en programas formales y limitados, en consecuencia, por ciertos factores estructurales.  Si bien ninguno de estos cursos tiene un currículo temático predefinido (pues los participantes pueden contribuir con él), sí existen una serie de actividades propuestas por un docente que actúa como guía a lo largo del proceso.  Los más estrictos podrían decir que esto es sólo una forma de perpetuar las relaciones jerárquicas (lo cual se puede argumentar sin dificultad), pero desde mi perspectiva es una forma de encontrar un punto medio entre lo que suele hacerse en los cursos típicos, y lo que sería un proceso conectivista extremo.  A partir de la experiencia que he tenido, un nivel mínimo de estructura es necesario para conducir a las personas hacia nuevas formas de experimentar los procesos de aprendizaje.  Me temo que eso me aleja un poco de líneas más 'radicales' (por llamarlas de alguna manera), pero ni modo.

El lector, entonces, podrá encontrar nuevos patrones o relaciones, para este caso competencias, que pueden estar siendo desarrolladas por estos cursos. Tal vez este sería un ejercicio interesante para cualquier curso existente (creo que ya había mencionado esto en algún lugar): comparar si hay sintonía entre lo que se aprende en realidad y lo que se pretendía que fuera aprendido.

El punto de partida en este proceso de ingeniería reversa es el análisis del instrumento que hace más visible lo que se espera que los participantes logren en el curso: la rúbrica de evaluación.   ¿Por qué es tan importante la rúbrica? Para bien o para mal, lo que he encontrado es que el esquema de evaluación modela de algún modo el comportamiento de los participantes en el curso, pues hace explícito qué es lo más importante (lo que cuenta). Esto lo vemos con frecuencia en preguntas del estilo “este tema entra en el examen?”.

En ese sentido, la evaluación puede ser tan o más relevante para la experiencia de un aprendiz que los mismos objetivos/competencias propuestos (¿porque está más presente?). Esto significa que el estilo de evaluación podría ser un factor que potencia o inhibe, por sí mismo, el proceso de aprendizaje.

¿Ocurre lo mismo con los objetivos/competencias? ¿Será que al conocerlos de antemano se delimita claramente qué es lo que se aprende y qué no? ¿Es posible en realidad delimitar tales cosas en una experiencia de aprendizaje? ¿Estamos hablando de ‘mínimos’ que se espera lograr? Estas son algunas de las dudas que este proceso me genera, pues viví de primera mano el curioso silencio que siguió a la publicación de la rúbrica en la semana cuatro de la primera edición de ELRN, que me sugirió que al hacer explícita la evaluación el proceso se vivió de una manera diferente. Ahora, después de las ofertas de ELRN y GRYC, y de escuchar a sus participantes, es interesante notar que aunque algunos expresan la incertidumbre inicial de “no saber para donde vamos”, también expresan el sentido que el ejercicio cobró a medida que avanzaba el tiempo.

¿Será estrictamente necesario que los participantes tengan objetivos completamente claros al inicio de un curso? Gagné parece considerarlo así. No hay que olvidar, en todo caso, que sus nueve eventos de instrucción fueron desarrollados en un contexto militar, en donde más vale tener los objetivos muy claros. Pero, como en el caso de los juegos, el propósito de la instrucción militar es bien diferente al de una experiencia educativa formal (¿no?).

Ahora, es importante tener en cuenta que no contar con objetivos explícitos definidos por el curso no quiere decir que no se cuente en absoluto con ningún objetivo. Para el caso de mis cursos, esa es la intención de que la primera intervención en el blog está orientada a identificar las preguntas que se espera resolver con el curso. Entregar al estudiante esa responsabilidad, me atrevo a decir, lo obliga a relacionarse de una manera distinta con el material al que se expone. Lo obliga a pensar en “¿qué gano yo con esto?”, pregunta que resulta fundamental para cualquier proceso que involucre motivación intrínseca, compromiso y esfuerzo personal. La respuesta a tal pregunta, desde mi perspectiva, no debería encontrarse en los objetivos o competencias desarrolladas, sino en los propios intereses del aprendiz.

Otro elemento importante, para el caso de los cursos abiertos, es que el contenido no es el protagonista (algunos participantes llegan a afirmar que son los primeros cursos “sin contenido” en los que participan). Yo no diría que esto sea completamente cierto, sino que el contenido está al servicio de un proceso de aprendizaje que desemboca en dos líneas centrales de evaluación planteadas en los cursos: el desarrollo de ciertas habilidades específicas de reflexión (lo que es llamado en la rúbrica “aprovechamiento del curso”) y de participación/interacción (lo que es llamado en la rúbrica “contribución al aprendizaje de otros”).

El proceso de reflexión no se lleva a cabo en abstracto, sino que se usa alguna excusa para promoverlo. Es aquí en donde el contenido se torna importante, articulado alrededor de un conjunto de actividades que son propuestas semana tras semana. Estas actividades se refieren también a la participación, y de hecho pueden ser “abstraídas” en dos categorías que coinciden con las líneas centrales de evaluación de los cursos:

  • Reflexión: Propuesta a partir de preguntas orientadoras, exploración del entorno y exploración conceptual. Se cristaliza en dos productos específicos: Una propuesta de intervención o análisis crítico (según el curso), y una presentación que da cuenta del aprendizaje logrado en el curso.
  • Interacción: Ocurre en sesiones sincrónicas, en los comentarios realizados tanto en el wiki del curso como en los blogs de los participantes, y en la compilación de recursos en Diigo.

Ahora, estos dos aspectos se entrelazan entre sí. La reflexión se alimenta de las actividades de participación, y a su vez la reflexión progresiva da sentido a la interacción con otros. Si bien no existen actividades colaborativas propuestas de manera explícita, sí se recurre a la colaboración desestructurada (a la que me refería en esta presentación de 2009) para estimular/soportar el aprendizaje individual.

En esta medida, el nivel de apropiación del contenido propio de cada curso se evidencia en la reflexión realizada a lo largo del proceso, que a su vez alimenta los productos finales, y no en una prueba en la cual los aprendices deben ‘responder’ preguntas específicas del docente.

Así, la rubrica está abordando aspectos que corresponderían al “saber hacer” y al “saber ser”, mientras que el “saber” se evidencia en los productos específicos que son generados. La evaluación no se centra en el contenido, y aún así, en la construcción de los productos del curso se observa con claridad el nivel de dominio del contenido.

Vale la pena notar que este énfasis es un reflejo de las ideas de Siemens: La capacidad de aprender es más importante que lo que se sabe en un momento dado. Por eso el énfasis de los cursos no está en consumir información, sino en desarrollar esa capacidad de aprender y de reflexionar frente a una comunidad más amplia. La tecnología es sólo el vehículo que posibilita el contacto con una comunidad de práctica auténtica, en la cual se llevan a cabo conversaciones sobre la práctica, no sólo sobre la teoría.

Como puede apreciarse, lo anterior no contempla de manera explícita competencias en el uso de la tecnología, la cual juega un papel crucial en los cursos abiertos. Y no estoy seguro de querer incluirlas, porque eso concentra la atención en las herramientas, y no en lo que es posible hacer con ellas. Por eso la rúbrica no se refiere a destrezas para usar un blog o un wiki. Porque eso, al menos desde mi perspectiva, es lo menos importante.

Pensando en que este es un ejercicio en progreso, decidí no dejarlo ligado a un post específico, sino crear un documento en el cual pueda ir actualizando lo necesario.  Los interesados en contribuir pueden enviarme un correo para agregarlos como editores:

Competencias de los cursos abiertos -  Documento en Google Docs