Category Archives: Ambientes Personales de Aprendizaje (PLE)

Una historia de evaluación (calificación)…

Hace más o menos un año me encontré con Technopoly, un fascinante libro de Neil Postman (de inicio de los años 90) en donde leí una historia que no conocía, a pesar de ser "usuario" del sistema educativo durante la mayor parte de mi vida.  No está de más aclarar que Technopoly presenta una mirada bastante crítica (y curiosamente actual, diría yo), frente a un montón de ideas y creencias que "damos por hecho" en nuestra vida diaria.

(Por cierto, la misma expresión "dar por hecho" a menudo pasa inadvertida.  Literalmente, significa que se está asumiendo como un hecho -esto es, algo existente como parte de una realidad objetiva- algo que no lo es necesariamente.  Otros hablarían de la connotación mítica de la situación que se da "por hecho".   Pero esa es otra historia).

Aquí está lo que cuenta Postman:

Aquí, me gustaría dar sólo un ejemplo de cómo la tecnología crea nuevas concepciones de lo que es real y, en el proceso, socava concepciones antiguas. Me refiero a la práctica aparentemente inofensiva de la asignación de grados o calificaciones a las respuestas que los estudiantes dan en los exámenes. Este procedimiento parece tan natural a la mayor parte de nosotros que difícilmente nos damos cuenta de su significado. Puede que incluso nos resulte difícil imaginar que el número o la letra es una herramienta o, si se quiere, una tecnología, y menos aún que, cuando utilizamos tal tecnología para juzgar el comportamiento de alguien, hemos hecho alguna cosa peculiar. En efecto, la primera instancia de clasificación del trabajo de los estudiantes se produjo en la Universidad de Cambridge en 1792 por sugerencia de un tutor llamado William Farish. Nadie sabe mucho acerca de William Farish, no más que un puñado de personas ha oído hablar de él. Y sin embargo, su idea de que un valor cuantitativo debería ser asignado a los pensamientos humanos fue un paso importante hacia la construcción de un concepto matemático de la realidad. Si se puede dar un número a la calidad de un pensamiento, entonces un número puede ser dado a las cualidades de misericordia, amor, odio, belleza, creatividad, inteligencia, incluso a la cordura misma. Cuando Galileo dijo que el lenguaje de la naturaleza está escrito en las matemáticas, no tenía intención de incluir los sentimientos, o los logros o revelaciones humanas. Pero la mayoría de nosotros estamos ahora dispuestos a incluir estas cosas. Nuestros psicólogos, sociólogos y educadores encuentran prácticamente imposible hacer su trabajo sin números. Creen que sin números no pueden adquirir o expresar conocimiento auténtico.

No voy a argumentar aquí que esta es una idea estúpida o peligrosa, sólo que es peculiar. Lo que es aún más peculiar es que muchos de nosotros no consideramos que sea una idea peculiar. Decir que alguien debería estar haciendo un mejor trabajo porque tiene un coeficiente intelectual de 134, o que alguien es un 7,2 en una escala de sensibilidad, o que el ensayo de este hombre sobre el ascenso del capitalismo es una A- y que el de aquel es un C+ habría sonado como un galimatías a Galileo o Shakespeare o Thomas Jefferson. Si tiene sentido para nosotros, es porque nuestras mentes han sido condicionadas por la tecnología de los números de manera que vemos el mundo de manera diferente que ellos. Nuestra comprensión de lo que es real es diferente. Lo que es otra manera de decir que en cada herramienta está incrustado un sesgo ideológico, una predisposición a construir el mundo como una cosa en lugar de otra, a valorar una cosa sobre otra, a amplificar un sentido o una habilidad o una actitud con más fuerza que otra.

Debo confesar que nunca, a lo largo de mi vida como estudiante o como profesor, me había preguntado de dónde venían las notas que primero sufría y más adelante asignaba.  Supongo que siempre fue algo que "di por hecho".  Por eso resultó tan significativa la historia de Postman.  A esto sumemos la perspectiva de comprender que algo como una nota puede ser visto, efectivamente, como una tecnología.  Esa comprensión, y la observación del efecto que tal tecnología ha tenido en mi propia vida escolar/académica, lleva a una dimensión completamente diferente la discusión acerca de los efectos del uso del computador, no sólo en los espacios educativos sino en la práctica personal.

Por supuesto, esta es sólo una historia de cómo inicia la práctica de "calificar", y no desconoce todo un trabajo contemporáneo que no sólo justifica sino que busca sofisticar el proceso de evaluación y calificación.  En cualquier caso, es curioso pensar  en cuál habría sido el efecto de las calificaciones en algunos personajes históricos (digamos, personas como Da Vinci, Kepler o el mismo Galileo), y si sus logros habrían sido reconocidos de la manera en la que lo hacemos hoy.

Ahora, es aún más curioso cuando uno piensa en cuáles pudieron ser las motivaciones de Farish para proponer el sistema que propuso. Thom Hartmann, en un libro relacionado con el Síndrome de Desorden de Atención (ADHD) llamado The Complete Guide to ADHD: A Hunter in Farmer's world, se lanza a sugerir cuáles pudieron ser tales motivaciones (esta parte del libro se encuentra en este post y es mencionada en una sección de un wikibook de Jennifer Scarce).  No está de más mencionar que, al no conocer las fuentes de Hartmann, es difícil decir si esto es especulación o está respaldado por documentos históricos:

Thomas Jefferson fue posiblemente uno de los estadounidenses mejor educados de su tiempo. Era culto, reflexivo y conocedor de una amplia variedad de temas, desde las artes a las ciencias, y el fundador de la Universidad de Virginia. Probablemente, lo mismo se podría decir de Ben Franklin, o de James y Dolly Madison. En el escenario mundial más grande, podríamos hacer tales afirmaciones sobre René Descartes, William Shakespeare, Galileo, Miguel Ángel, y Platón.

Pero hay una cosa única sobre la educación de toda esta gente, que es diferente de la suya, la mía, y la de nuestros hijos: ninguno de ellos recibió jamás calificaciones. Todos estuvieron en escuelas o tuvieron maestros que trabajaban exclusivamente en un sistema de aprobación/no aprobación. [...]  Así funcionaron las cosas desde 98.000A.C hasta 1800D.C aproximadamente.  Entonces apareció William Farish. [...]

Conocer a sus alumnos, uno podría suponer, era un problema para Farish. Significaba trabajo, interactuando y participando a diario con cada niño. Significaba prestar atención a sus necesidades, a su comprensión, sus estilos de aprendizaje. Significaba que hay un límite sobre el número de estudiantes que podía llegar a conocer, y por lo tanto un límite en la cantidad de dinero que podía ganar.

Así que Farish inventó un método de enseñanza que le permitiría procesar más estudiantes en un período de tiempo más corto. Inventó las calificaciones. (El sistema de calificación se había originado anteriormente en las fábricas, como una manera de determinar si los zapatos, por ejemplo, hechos en la línea de montaje estaban "a la altura." Se usaba como punto de referencia para determinar si los trabajadores debían ser pagados, y si los zapatos podían ser vendidos.)

Las calificaciones no hicieron más inteligentes a los estudiantes. De hecho, tuvieron el efecto contrario: hicieron más difícil tener éxito para los niños cuyo estilo de aprendizaje no coincidía con la forma didáctica, auditiva de la enseñanza magistral utilizada por Farish. [...]

Las calificaciones no estimularon a los alumnos, o compartieron con ellos un amor contagioso por el objeto de estudio. Lo contrario sucedió, de hecho, pues el efecto normativo de las calificaciones actuó como una manta de amortiguación para cualquier erupción de entusiasmo, cualquier intento de profundizar en un tema, cualquier discusión sobre un mayor significancia o aplicación práctica de los contenidos.

Lo que las calificaciones hicieron, sin embargo, fue aumentar el salario de William Farish, mientras que, al mismo tiempo, reducían su carga de trabajo y las horas que necesitaba para excavar en las mentes de sus estudiantes para saber si comprendían un tema: su sistema de clasificación lo haría por él. Y lo haría con la misma eficacia para veinte o para doscientos niños.

Farish trajo las calificaciones al salón de clases, y la transformación fue a la vez súbita y sorprendente: una revolución tan rápida y abrumadora como la Revolución Industrial de la que había surgido. En una generación, el aula de clase pasó de ser un lugar donde se escuchaba de manera ocasional el discurso de un famoso pensador al lugar de instrucción diaria ordinaria. [...]

Sin calificaciones, el aula-línea de montaje no sería posible. Con las calificaciones, fueron descubiertas categorías enteras de niños que no cabían en la cinta transportadora, proporcionando un nuevo espacio de empleo para los adultos que diagnosticarían, tratarían y remediarían estos recién descubiertos niños con "desórdenes de aprendizaje".

La responsabilidad por el éxito del aprendizaje pasó de los maestros para los alumnos: cuando los niños fallaban, era su propia culpa, porque claramente tenían un defecto o desorden de algún tipo. Un proceso de selección y descarte de los inadaptados comenzó (al igual que en la fábrica de zapatos), recompensando hasta hoy lo "estándar" e hiriendo lo "diferente".

Con esto, Farish parece un personaje bastante siniestro.  Sin embargo, es importante mantener presentes algunas cosas.  Para empezar, tendríamos que saber si en realidad la Universidad de Cambridge usaba el sistema de pago por estudiante en la época de Farish, y si su motivación era de ganancia económica ("aumetnar su salario") o simplemente intentaba buscar un mecanismo más "eficiente" para evaluar el aprendizaje de los estudiantes (como sugiere Postman).  De lo contrario estamos en terreno especulativo.

Tendríamos también que diferenciar entre el salón de clase de la Universidad y el de otros escenarios educativos, pues la educación básica obligatoria apareció en Prusia en 1787, y existe evidencia de que el estilo de clase magistral era habitual en las universidades europeas más antiguas, junto con los grupos de estudio.  De lo contrario, corremos el riesgo de realizar generalizaciones que pueden no ser válidas, y de confundir lo que hacía Farish en Cambridge con lo que hacían otros tutores de la época.

Ahora, lo que tal vez puede decirse sin tanto reparo es que la aparición de las calificaciones era inevitable en esta época de Revolución Industrial, y que si Farish no las hubiera propuesto, alguien más lo habría hecho.  El aumento de población que generó la Revolución Industrial, ligado a las demandas crecientes por mano de obra en la medida en que la industria se expandía, hicieron inevitable buscar mecanismos para preparar a un número creciente de personas para las demandas de esa sociedad (¿suena parecido a algo más actual?).  Y dentro de la lógica de una línea de producción (Farish era del área de ingeniería), los números se vuelven un mecanismo sencillo para valorar si algo está o no cercano a un estándar esperado.

Tal vez es indiscutible que la calificación es una buena tecnología para evaluar cuantitativamente algunas cosas.  Pero no todas las cosas.  El lío es que cuando se produce una primera adaptación, nuevas adaptaciones son inevitables, y poco a poco un sistema que tal vez el mismo Farish veía como una prueba de concepto (volvemos a la especulación), terminó siendo adoptado a gran escala por los nacientes sistemas educativos formales de los países europeos, y transferido luego al continente americano.  Y no puedo evitar preguntarme hasta qué punto ocurre lo mismo actualmente con la gran cantidad de diversas tecnologías que tenemos a nuestra disposición.

El punto, al final, es que la calificación afecta la forma en la cual se percibe el proceso educativo, para bien o para mal (como diría McLuhan y refuerza Postman, el medio es el mensaje).  Lleva, por ejemplo, a buscar cómo lograr el mayor beneficio con el menor esfuerzo. O a estar satisfecho con un mínimo logrado.  Y cuando se suma a esto la estandarización de currículos/competencias que deberían ser desarrolladas/aprendidas por toda una población (lo cual es indispensable para mantener una economía en constante crecimiento y sustentar a una población creciente y con altas expectativas de vida), el asunto se enreda un poco más.

Justamente ayer veía un documental de BBC acerca de niños diagnósticados con ADHD y que pasan su vida medicados, y no podía evitar pensar en cuántos de nuestros niños están creciendo "a media máquina", con su capacidad 'estandarizada' gracias a la medicación (y sin desconocer que existen casos en los que la medicación es realmente necesaria).  Hace días veía esta charla de Cameron Herold (en TEDxEdmonton), en la que le sugería a los asistentes (por otras razones) que eviten la medicación para sus hijos.  Y hoy me encuentro con una escuela (The Hunter School, fundada por Hartmann) dedicada a la educación de niños con ADD, ADHD y Asperger, pero basada precisamente en la lógica de que un sistema "estandarizado" no puede dar cuenta ni de la diversidad de estilos de aprendizaje, ni de las diversas características de quienes participan en el sistema (y eso sin entrar en especulación adicional respecto a cuáles podrían ser las razones del aumento de casos de estas condiciones, que da para una discusión más larga).  La duda es cómo reconocemos y facilitamos el potencial de todas las personas que no "caben en la banda transportadora", sin desconocer que efectivamente existen desórdenes reales que requieren un tratamiento especial (como la dislexia, por ejemplo).

Miro alrededor, y me pregunto qué podríamos hacer al respecto.  Y pienso acerca de la relación que existe (al menos localmente) entre las calificaciones y la certificación de una institución educativa.  Y pienso también en la autonomía creciente que tienen no sólo las instituciones de educación superior sino las de educación básica y media para plantear procesos de evaluación (al menos en Colombia), y me pregunto cómo podemos avanzar hacia una forma diferente de concebir la evalaución, que promueva más la autonomía y la auto-regulación.  Pienso en iniciativas como la de Olga Agudelo, de la que hablaba en mi presentación para K12Online el año pasado y me digo que tal vez, al final, se trata precisamente de "entregar las llaves", y de construir autonomía a tal punto que un estudiante sea capaz de expresar sin temor alguno si sabe o no lo que se supone que debe saber.  Por supuesto, cómo abordar esto cambia según el nivel educativo.  No existe una solución única.  Para el caso de la educación básica, por ejemplo, esto sería algo que sólo podría abordarse con la participación activa de los padres de familia.  Para el caso de la educación superior, tal vez dependerá del área específica de conocimiento.

Pero en general, me temo que depende de que quienes intervenimos en el sistema pensemos sobre los orígenes y consecuencias de las herramientas/tecnologías que usamos en nuestra práctica, y nos arriesguemos a cuestionar los porcentajes, números, letras y métodos que hemos usado toda nuestra vida y que se han convertido en parte del "paisaje".

Obviamente, quedan mil dudas abiertas, pero tan sólo iniciar una discusión sobre los orígenes e intenciones originales de lo que hacemos, digo yo, tendría que alterar de alguna manera nuestra perspectiva.

Si está interesado en saber más sobre Technopoly, hay una entrevista en C-SPAN a Neil Postman (de 1992), así como una transcripción de la misma.  Por otro lado, hace poco más de un año escribí sobre otro texto de Postman, igualmente interesante: 5 cosas que necesitamos saber sobre el cambio tecnológico.

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Una experiencia con cursos abiertos

Una invitación de la Red CLED, de Venezuela, para participar en el Primer Congreso Virtual CLED2010, me sirvió como excusa para compilar la experiencia que he tenido con los cursos abiertos que he ofrecido desde Septiembre de 2009, y que ya había empezado a relatar en sesiones privadas con la Pontificia Universidad Católica de Rio de Janeiro y la Universidad Federal de Rio de Janeiro.

La presentación, cuya grabación completa se encuentra disponible en WizIQ, estuvo enfocada en los propósitos subyacentes al diseño de los cursos e-Learning y Grupos, Redes y Comunidades desde el punto de vista teórico, pasando luego a una revisión de la infraestructura utilizada y una discusión acerca de los resultados obtenidos y el trabajo futuro que puede ser interesante explorar.

A partir de la grabación de la sesión, generé un video que en poco más de 50 minutos aborda estos temas, y que me ayuda a poner en blanco y negro un montón de temas.




Y los slides correspondientes:







Ver más presentaciones de Diego Leal.

Como ya es costumbre, esta presentación tiene su propia página en donde se encuentran disponibles los recursos utilizados.  Esta página hace parte del wiki de conectivismo.

Algo bien inesperado que noté, es que ya tengo alrededor de cuatro horas de video sobre temas muy relacionados entre sí, y que de hecho sirven como una introducción al tema de conectivismo  (Por cierto, me falta una presentación sobre los EduCamp.  Es increíble que aún no tenga una, después de todo este tiempo).  Esas presentaciones son:

En su orden, estas presentaciones abordan temas teóricos y conceptuales, discuten los roles emergentes del docente en un ambiente de red, muestran en detalles ejemplos de aplicación de las ideas teóricas discutidas al inicio, y hablan acerca de las ideas fundamentales que hacen posible la oferta de experiencias abiertas, desde el punto de vista legal.  Un conjunto consistente de información, que muestra también la evolución de mi pensamiento respecto a estos temas.

Todos los videos están disponibles para descarga, de manera que usted puede usarlos fuera de línea con otras personas, y tienen recursos disponibles en línea para profundizar en las ideas exploradas (con excepción del último).

Hay varias cosas que siguen ahora, de las que hablaré en su momento.  Por lo pronto, queda la necesidad ineludible de empezar a escribir (formalmente) sobre estos temas, que además parecen coincidir con algunos problemas recientes que están siendo discutidos por personas como George Siemens, Stephen Downes y Tony Bates.  Mi intención desde el inicio ha sido traer a nuestro entorno algunas de las discusiones más recientes sobre la educación y el aprendizaje, y siento que a este momento no sólo he logrado eso, sino que he podido hacer algún aporte a su discusión, desde la práctica.  Es hora de empezar a formalizar un poco todo eso.

Así que si usted tiene comentarios sobre esto, o percibe patrones que yo no he visto, por favor no dude en comentar.  También agradeceré enormemente que me cuente si hace uso de esta información en sus espacios de aprendizaje o enseñanza.

De vuelta al trabajo... :roll:

Como parte de mi reporte de TEDGlobal, he empezado a publicar resúmenes de las sesiones en Posterous. Ya están disponibles las correspondientes a la primera (Global century) y segunda sesión (Sistemas humanos).

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Instalando ELGG

Recientemente, en parte por el anuncio de Ning del mes de Abril (de pasar todas sus redes a modalidad paga), y en parte por el trabajo que estoy realizando con EAFIT, decidí retomar una instalación de prueba de ELGG que había realizado hace varios años.   Eliminé todo e instalé  la última versión disponible (1.7.1).

Me encontré con un montón de cambios, y con una comunidad de desarrollo más grande de lo que recordaba.  Pero este no es un post de análisis, sino un reporte de la instalación, de los plugins que estoy usando y de pruebas que es necesario hacer todavía.

Como decía, instalé la versión 1.7.1.  Luego, a lo largo de  varios días, estuve explorando los plugins disponibles (si, todos los plugins disponibles), al menos hasta ese momento (hace tres semanas, más o menos).  Esta no es una tarea sencilla porque su organización y documentación no es la mejor.  En muchos casos no es sencillo saber a qué versión de ELGG corresponde un plugin, así que es neceasrio descargarlo, instalarlo, probarlo y eliminarlo cuando uno se da cuenta que su instalación dejó de funcionar. En muchos otros, plugins muy útiles no están disponibles para la última versión de la plataforma.

La buena noticia es que el desarrollo es bastante activo, y hay plugins nuevos que aparecen con frecuencia.  Por todo el tiempo que me tomó la revisión, es que quiero dejar registro de algunos plugins que encuentro bastante útiles, y que parecen funcionar bien (según las limitadas pruebas que he hecho) con la versión 1.7.1 de ELGG.

Los plugins que he encontrado útiles y que han funcionado en mi instalación son:

  • friend_request:  Hace que las solicitudes de "amistad" sean parecidas a las de Facebook.  Por defecto son similares a las de Twitter (se puede "seguir" a alguien sin necesidad de aprobación).
  • blogwatch:  Suscripción a entradas de blogs y tópicos de discusión.
  • first_time_events/first_login_redirector: Útil para reenviar a un nuevo miembro a una página específica (que explique por dónde seguir, por ejemplo) la primera vez que hace login.
  • bottom_bar:  Pone en la parte de abajo de la pantalla una barra similar a la de Facebook (contactos en línea, etc.).
  • clickablelinks:  Convierte de manera automática en enlaces los URLs que aparecen en mensajes.
  • river_comments: Permite a los usuarios comentar directamente en las entradas que aparecen en el riverdashboard. Tal como funciona en Facebook con las noticias.
  • riverfaces: agrega iconos para cada usuario en los items de actividad.
  • event_calendar: Habilita un calendario de eventos.
  • elgg_group_operators: Permite contar con más de un 'administrador' para los grupos creados.
  • simplepie: Permite inclusión de feeds RSS.

También (pensando en lo que hace Ning) puede ser útil contar con un chat.  Hay varias opciones, pero sólo probé una integración con PhpFreeChat, que parece funcionar bien.  No obstante, puede ser más de lo que una instalación típica necesite.

Otros plugins que he instalado y probado pero que pueden no ser completamente estables:

  • openid_client:  Registro via OpenID.  Funciona bastante bien.
  • gfc:  Registro via Google Friend Connect.  Hace bien el registro y la creación de perfil, pero hay un error menor  que es un tanto molesto.  Luego de pasar el registro, se le solicita al usuario que le asigne un nombre de usuario al perfil que fue creado usando GFC.  El problema es que aquí aparece un error (que no dice mucho, además).  Lo bueno es que todo funciona bien incluso si no se asigna el nombre de usuario.

Y otros que todavía no funcionan (pero ojalá lo hicieran!):

  • fbconnect:  Permite registro a través de Facebook Connect.  He mirado dos versiones (esta y esta), pero parece que todavía no funcionan bien con 1.7.1.  Ahora, tampoco he explorado en detalle cuál es el problema.
  • SimplePieExtension: Una de las cosas que más me gustaba de ELGG Classic (antes de que llegara a la versión 1.0, que implementó un montón de cambios de arquitectura) era que permitía configurar como blog personal un feed RSS externo.  Eso significa que, al escribir aquí, por ejemplo, una instalación de ELGG recibe la notificación y re-publica mi post localmente.  El problema es que en estas versiones eso todavía no se puede hacer. SimplePieExtension es un intento de implementar esta función dentro de los grupos (no para usuarios individuales), pero no funciona con 1.7.1.  Pienso que puede ser un buen punto de partida para implementar esta funcionalidad en un plugin (Otra opción es hacerlo al revés.  Por ejemplo, escribiendo en el blog de ELGG yrepublicando en Wordpress, por ejemplo.  El asunto es que esto depende en realidad de los hábitos del usuario, así que entramos en otro terreno).

Hay otra razón para considerar a ELGG como plataforma de comunidad, que se hizo evidente con el anuncio de Ning (aunque siempre ha estado en el horizonte): ¿Qué pasa con la información cuando un servicio desaparece?  Este tema de la recuperación y migración de la información se vuelve crítico cuando las redes o comunidades que las personas crean empiezan a ser exitosas.

La intención de usar ELGG tiene entonces un propósito de permitir un control mayor de la información.  ¿Control para qué? Por ejemplo, para hacer análisis de grafos de conversación (como los que estoy haciendo en ELRN y GRYC) o interacción, y para experimentar cómo ciertas intervenciones (actividades, incentivos, espacios) estimulan o inhiben la consolidación de una red y/o comunidad.  Al menos desde el punto de vista educativo, pienso que esa puede ser información muy interesante para aportar a la toma de decisiones no sólo académicas sino de otros tipos.  Allí está todo por hacer (y si alguien está interesado en el tema, me encantaría conversar al respecto).

En el mediano plazo, mi interés también es explorar cómo una plataforma como ELGG podría servir de soporte para un programa académico basado en las ideas de los cursos abiertos en los que he estado trabajando.  Más allá de los blogs, si estamos hablando de un programa completo, cobra sentido el contar con un espacio en el cual los participantes puedan tener una mirada de conjunto de lo que va ocurriendo, y en donde se pueda "integrar" su presencia en línea (por eso mi interés en el plugin de agregación).

Algo así permite que cada estudiante tenga su espacio personal donde lo desee, y que lo que la institución compile sea una copia de lo que el estudiante publica (es decir, lo contrario a lo que ocurre habitualmente, en donde el estudiante ni siquiera suele tener una copia de lo que está en los sistemas institucionales).

En un esquema como este, participar en un curso significa usar un tag/categoría específico, y la información puede agregarse usando lo que ya tengo listo en Pipes, para generar "blogs" dentro de (grupos de!) Elgg que podrían ser revisados de manera más sencilla por los docentes (por ejemplo).  Algo como lo que hace David Jones con BIM en Moodle, pero dentro de Elgg.

Elgg (o una plataforma similar) proveería entonces un punto de "contacto institucional" formal, que articula lo que ocurre en blogs abiertos a lo largo de todo un programa, sustituyendo al LMS como medio preferido de registro de la actividad académica.  A lo largo del programa, lo que los participantes hacen en realidad es fortalecer su red personal de aprendizaje (y por ende, su ambiente personal de aprendizaje), usando Elgg como punto "central".

Es claro para mi que a algunas personas eso de "punto central" puede sonarles contradictorio con las ideas de apertura, distribución, conectivismo, etc.  Al menos desde mi perspectiva, el asunto es que en nuestra región las instituciones educativas formales tienen un rol importante que no va a ser sustituido en el mediano plazo, así que me gusta pensar en alternativas que busquen un "punto medio" y que le permitan a la institución apoyar el desarrollo de las habilidades necesarias para operar de manera efectiva en el entorno actual de información.

Ahora, eso no desconoce que la educación formal todavía cubre solamente a una minoría, y que hay escenarios en los cuales se puede ser más ambicioso.  Eso quiere decir que todos los experimentos son bienvenidos.  Como he dicho en otras ocasiones, necesitamos más experiencias que muestren nuevas posibilidades.  Lo que no necesitamos (al menos no todavía, si es que alguna vez aparecen) son respuestas y recetas finales.

Por lo pronto, vamos a ver si Elgg funciona de la manera esperada, pues de eso dependen otras cosas.  :D

Dato curioso:  Cuando terminé de escribir este post, traté de rastrear un post de George Siemens sobre su interés en usar Elgg como parte de un curso abierto, y me encontré este post (sí, de ayer) en el que amplía el argumento que estoy haciendo aquí a favor de Elgg (o en general, de las plataformas de redes sociales) como articulador de un programa completo.  Encuentro interesante (y auto-halagadora) la sintonía, pues vengo pensando en esto desde hace algunos meses, y ya estoy bastante ansioso por empezar a trabajar en ello.

Me gustó algo que George decía, que ilustra bastante bien la relación entre cosas plataformas como Moodle y plataformas como Elgg:

"...social spaces have a permanence that courses do not. If you're completing a degree at University of Manitoba, classes and courses are held all over campus and locations fluctuate from term to term. But the gathering places for studying and for interacting with friends are more permanent: libraries, pub, eating areas, student commons. In this sense, at AU, the Landing is to Moodle as social spaces are to courses in a typical university.

Mi traducción, con algo de edición para hacerlo más general:

 

"...los espacios sociales tienen una permanencia que los cursos no tienen.  Si usted está estudiando un programa en una universidad [presencial], las clases y cursos se llevan a cabo en todo el campus y las locaciones fluctúan de semestre a semestre. Pero los lugares de encuentro para estudio y para interacción con amigos son más permanentes: bibliotecas, bares, cafeterías, zonas de comida, espacios de estudiantes.  En este sentido, la [plataforma de red social] es a Moodle lo que los espacios sociales son a los cursos en una universidad típica.

 

Por eso (entre muchas otras razones) se vuelve importante integrar este tipo de alternativas en un programa completo.

Y ahora, a seguir trabajando.

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Una mirada a ELRN, edición 2010 (2)

Esta es la segunda parte de un balance de lo ocurrido en la edición 2010 del curso e-Learning, que inició en Marzo y terminó el 20 de Mayo.  En el post anterior dejé disponibles enlaces tanto a blogs como a presentaciones finales del curso, y empecé a mencionar algunos aspectos que, a mi juicio, son tensiones que están presentes en los participantes y que constituyen áreas de exploración futura que pueden ser interesantes.

En este post, empezaré con un corto video que muestra la evolución de la conversación en el curso.  Como menciono en un post  de Febrero, esta información es generada gracias a los pipes que construí en Yahoo Pipes, que facilitan el seguimiento de las discusiones que están distribuidas en los blogs de los participantes.  El dibujo es posible gracias ayEd, un fantástico editor de grafos (que sirve para muchas otras cosas, además).  Las convenciones a tener en cuenta son las siguientes:  Un círculo azul representa participantes en modalidad abierta (inscritos como tales al inicio del curso), los cuadrados morados son participantes en modalidad formal, el rombo morado es el facilitador del curso, y los trapecios rojos son otras personas que comentaron en los blogs de los participantes.






Algunos detalles importantes de esta visualización:

  • Aunque el curso inició el día 12 de Marzo, los primeros comentarios solamente aparecieron el día 16, una vez los participantes pusieron a punto sus blogs.  Es importante notar que la actividad de comentarse entre sí surgió de manera espontánea, mientras que en GRYC y en ELRN09 fue sugerida de manera formal.  Tan sólo esto ya marcó una diferencia importante con este grupo.
  • El tamaño de los nodos es relativo a su visibilidad dentro del grafo.  Esto es, entre más relaciones tiene un nodo con otros nodos, mayor es su tamaño. En términos prácticos, esto significa que a mayor tamaño, mayor cantidad de comentarios realizados y recibidos.  Estas medidas de centralidad pueden diferenciar comentarios realizados (relaciones que salen de los nodos) de comentarios recibidos (relaciones que llegan a los nodos), pero para este ejercicio se usan los dos valores combinados.   El tamaño de quien más comentarios tiene es fijo, y el resto de los nodos aumenta o disminuye en función de su relación con él.  Los tamaños más pequeños corresponden a personas que hicieron/recibieron un solo comentario a lo largo de las ocho semanas.
  • El nodo de mayor tamaño corresponde a un participante en modalidad abierta (Daniel Jimenez).  Es notable que su participación cambió notablemente del 17 al 22 de Marzo, cuando se convierte en el nodo más grande (pasando de tres a veinte comentarios recibidos/realizados en 5 días), conservando esta posición hasta el final (termina con 86 comentarios -curiosamente, 43 recibidos/43 realizados-).  La 'estrategia' de Daniel, si puede ser llamada así, consistió en responder a cada uno de los comentarios que recibía en su blog, promoviendo la conversación de manera activa.  Ahora, aunque con frecuencia estas conversaciones no progresaban (y allí habría que ver qué tan sencillo es para los participantes hacer seguimiento a la conversación distribuida), el punto es que esta práctica de parte de Daniel lo convirtió en un nodo central del curso, a tan sólo pocos días de haberse iniciado.  Por supuesto, también influye enormemente la frecuencia y estilo de escritura de Daniel.  Aunque en la segunda mitad del curso tuvo dificultades para mantener el ritmo, sus aportes establecieron un ritmo diferente para esta edición de ELRN.
  • Los trapecios corresponden a algunos participantes inesperados.  Entre ellos se incluyen al menos cuatro personas provenientes de otros cursos (uno de GRYC, dos formales y uno abierto de ELRN09), quienes se encontraban suscritos al correo/feed de información del curso pero no escribieron en blogs en este semestre.  Es importante resaltar que esto es completamente válido en este estilo de cursos, y de hecho es un valor agregado adicional, pues los participantes del semestre anterior pudieron acceder a la información de este curso (la infraestructura de suscripción lo permite), lo cual es poco habitual en cursos formales.
  • El 16 de Abril hay un aumento importante de relaciones entre Sharoon Cáceres y Karen Cáceres.  Esto ocurrió porque, en un mismo día, se comentaron entre sí varios de los posts que habían publicado en sus blogs, y además contestaron a ellos. Un asunto interesante aquí es que Sharoon y Karen son hermanas, y además trabajan en el mismo lugar.  Mi expectativa inicial era que las conversaciones que ocurrieran en "el mundo real", probablemente afectarían su participación en comentarios (como ya lo había visto en otras ocasiones).  No obstante, esto no ocurrió, y de hecho esas charlas presenciales ayudaron a alimentar sus publicaciones y comentarios.  Esto es importante pues un reto persistente en múltiples comunidades en línea es cómo hacer visibles las interacciones presenciales para los miembros que se encuentran en la distancia (como es mi caso).
  • La participación en comentarios se reduce notablemente después del 1 de Mayo.  La razón de esto es que esta etapa coincidió con la entrega del comentario crítico y la presentación final del curso.  Dado que el tiempo es escaso, lo que ocurre aquí es que hay una competencia por la atención de los participantes, y los comentarios se ven afectados.
  • El 2 de Mayo tuvimos nuestro primer caso de vandalismo/spam.  Alguien llamado G. Vásquez, dejó un comentario insultante en el blog de Luis Rodríguez.  Lo curioso es que no tenía nada que ver con las ideas de Luis, sino que era un insulto que podría estar dirigido a cualquier persona.  Este es un efecto, indeseable pero latente, de este tipo de experiencias en lo abierto.  Es evidente que si el curso hubiera transcurrido dentro de una instalación de Moodle, tal cosa jamás habría ocurrido.  Lo desconcertante es que esta persona firme con un nombre específico y tenga una fotografía asociada a su perfil.  Como dato curioso, el estilo del comentario sugiere que es alguen de México.
  • Una limitación evidente de este análisis es que se basa solamente en datos de relaciones (quién le escribe a quién en qué fecha).  No hay un análisis de contenido, pero lo interesante es que perfectamente podría realizarse porque todos los comentarios están compilados en un solo lugar.  Mi punto es que, aunque faltaría mucho por hacer y esto sólo muestra una faceta del curso, es algo que no recuerdo haber visto antes.
  • Algo interesante que percibí, en relación con la labor del facilitador (que no había visto antes), es que parte de su misión es "integrar" al grafo a los participantes que se encuentran por fuera de él, al menos a aquellos en modalidad formal.  Dado que la compilación de comentarios llega a todos los participantes a través de diversos canales, puede suponerse que un comentario del facilitador puede atraer la atención de otras personas, incluyendo al participante que en el grafo de conversación.
  • "Ficha técnica": Imágenes generadas desde yEd, integradas en una presentación de Powerpoint y editadas luego con Vegas para obtener el producto final. :D

Ahora, algunos asuntos que no llegué a desarrollar en el post anterior.  Son, de alguna manera, mis 'conclusiones' y 'preguntas abiertas' (no exhaustivas) luego de la experiencia:

¿Todos los huevos en la misma canasta?:  Sharoon se refería a esto preguntándose si no estamos otorgando demasiada predominancia a la tecnología sobre otras cuestiones.  Si bien este es un tema sobre el que he regresado una y otra vez a lo largo de este tiempo, lo cierto es que el tecno-utopismo sigue siendo un invitado frecuente en diversos escenarios, en especial a nivel de gobierno.  El asunto es que, si hemos de considerar lo que menciona Ehrmann en su artículo Technology and Revolution in Education: Ending the Cycle of Failure, a medida que aparezcan nuevas oleadas de tecnología el patrón se seguirá repitiendo.  Pienso ahora que es algo similar a lo que menciona Alan Greenspan en algún documental sobre crisis económica:  "Van a venir más crisis, es inevitable.  Sólo podría evitarse si fuésemos capaces de cambiar la naturaleza humana".  Lo cual es poco probable.

Lo que eso me sugiere es, a riesgo de sonar repetitivo, la gran necesidad de lograr una distancia crítica frente al tema del impacto efectivo de la tecnología (per se) en un asunto como la educación (o mejor, el aprendizaje). No puede seguir ocurriendo que, cuando volvemos de un evento internacional lleno de demostraciones 'asombrosas', decidamos que es a eso a lo que "hay que apuntarle".  No es difícil imaginar el montón de personas que estarán considerando la producción de contenidos para televisión 3D, porque "ese es el futuro de la educación" y "ya nos llegó esa tecnología" (esto es, ya la exhibieron en CES y la empezaron a vender en US).  Pero basta con mirar alrededor para recordar que tenemos que resolver (al menos localmente) infinidad de cosas más importantes, y que el dinero público/privado dedicado a financiar tales iniciativas, bien puede dedicarse a asuntos más de fondo...  En fin...

¿Quién decide qué se aprende?:  Este es un tema que sigue estando sobre la mesa (¿o por debajo de ella?).  Detrás de todo diseño curricular, plan de estudios, programa temático, hay una intención formativa (o incluso de-formativa, en algunos casos), obviamente.  El asunto es que ignoramos con frecuencia que, por ejemplo para el caso de los contenidos, la selección que se hace refleja una visión específica del mundo, dejando por fuera otras que pueden ser igualmenta válidas.  Lo mismo ocurre, en términos prácticos, con la forma en la que se plantea la evaluación.  Una evaluación que mide si el estudiante aprendió lo "correcto" (con frecuencia "correcto" a juicio del profesor), está promoviendo de manera activa una visión específica del mundo.  Pero, al menos en mi experiencia, pareciera que muy pocos docentes tienen presente esto.

Ahora, es importante recordar que esto puede aplicar para ciertos casos y no para otros.  Como diría Michael Specter, todo el mundo tiene derecho a su opinión, pero no a sus propios hechos.  Cuando hablo de visiones del mundo me refiero a aquellas áreas en las cuales esa situación aplica, y puede que en los casos de las ciencias exactas/naturales estemos hablando de cosas distintas.  Después de todo, no se trata de discutir si 2+2 es igual a 4.  Así que mis opiniones tienen que ver más con las áreas con las que tengo familiaridad (ingeniería de sistemas y educación, digamos).

Con eso dicho, si recordamos que lo que se aprende dentro del sistema educativo, se supone, es lo que nos gustaría transmitir a la siguiente generación, se vuelve muy importante preguntarse cuáles son las razones que subyacen al diseño de una u otra propuesta de competencias o curricular.  No sólo frente al rol que uno puede tener como estudiante, sino también al que uno desempeña como docente en una institución educativa.  Esto no pretende ser un argumento a favor de libertad total para decidir qué se aprende, pues después de experiencias como el EduCamp que hice con el Gimnasio La Montaña se hace muy palpable que, para bien o para mal, la estructura de fondo que permite seleccionar de manera sensata aquello que interesa (o conviene) aprender no se genera de manera automática.  Es necesario desarrollarla, y allí el papel de la educación básica es tan o más importante que nunca.

El diseño vs. la ejecución: Una tensión permanente que es visible en, diría yo, la mayor parte de estrategias y modelos de diseño instruccional es la diferenciación entre el diseño y la ejecución.  Esto se ha vuelto especialmente relevante con la educación en línea y lleva a proponer esquemas en donde, por ejemplo, hay un 'profesor' que define el diseño de un curso, y 'tutores' que se encargan de ejecutarlo pero que no tienen incidencia en el diseño. Este es el esquema que vi una y otra vez en los cursos de formación docente del Ministerio de Educación, y algo promovido por el área de ingeniería de procesos educativos (nombre que con alguna frecuencia llega a producirme un escalofrío, francamente).

Lo que percibo detrás de esto es una suposición de que es posible diseñar una solución más o menos fija que va a funcionar para toda persona, independientemente del docente que está a cargo.  Ahora, yo no diría que tal cosa no sea posible, sólo que al menos en mi experiencia, tal deseo es característico de algunas áreas de la ingeniería (lo digo porque estuve allí) y de la necesidad de "escalar" iniciativas para ampliar su cobertura.

Mi experiencia en ELRN me muestra la importancia de contar con un diseño más orgánico, que se transforma/evoluciona en medida de las posibilidades de los participantes en un curso, de manera que las fases de diseño y ejecución interactúan entre sí de un modo más, digamos, 'orgánico'.   Si uno se detiene a pensarlo, este es precisamente el esquema del beta perpetuo de los servicios web actuales: Publique, esté atento a cómo se usa, a qué se necesita, altere el diseño, programe y publique nuevamente.

La lógica de "diseñe y sólo cuando el diseño esté listo desarrolle/ejecute" responde a unos convencimientos muy distintos respecto a los procesos de software, y me pregunto si tal mirada no ha terminado por contaminar la manera de concebir los procesos educativos, al menos aquellos apoyados en tecnología, pues después de todo buena parte de los proyectos demostrativos en estas áreas fueron puestos en marcha inicialmente por desarrolladores...

Para no extenderme más, debo decir que no creo mucho (al menos en este momento de mi vida) en la pretensión de diseñar/definir por completo un curso antes de que empiece. Siento que eso desconoce completamente las posibilidades y eventuales limitaciones de los participantes (por más que hablemos de "prerrequisitos formales"). El problema es que, para bien o para mal, esa es la práctica más frecuente en el diseño instruccional actual.  Ahora, no se trata  aquí de decir que todo vale y que no se requiere diseño.  Sin duda es importante saber hacia dónde se va.  Mi punto es que es valioso mantener flexibilidad en los caminos a través de los cuales se llega allí.  Mi sensación personal es que el diseño instruccional actual termina siendo excesivamente limitado en este aspecto.

¿Será que al momento del diseño de los cursos virtuales han pensado oportunamente en los perfiles de aprendizaje de sus estudiantes?:   Esta pregunta (también de Sharoon, y acompañada por "¿Estos perfiles tienen implicaciones directas sobre las estrategias de enseñanza, actividades y materiales que se despliegan en el curso?") ha estado latente tanto en esta edición como en la anterior de ELRN.  Y no aplica solamente a este curso, pero dado que ELRN es un curso virtual, no puedo dejar de mencionar algo al respecto.

Mi respuesta corta sería un no rotundo (y en ese momento se escuchan murmullos de asombro e indignación en  la audiencia).  Ahora, ¿por qué no?  Veamos la esencia misma de la pregunta, que sugiere que es necesario que el diseñador del curso cuente en el momento del diseño con los perfiles de aprendizaje de sus estudiantes.  Aquí sutrgen preguntas variadas:  ¿Qué quiere decir "perfil de aprendizaje"?  ¿Estamos hablando de estilos de aprendizaje? ¿Del tipo de inteligencia predominante? ¿De las actividades de aprendizaje que más le 'gustan' a cada persona?

Y más allá de eso, surgen preguntas prácticas.  Para empezar, ¿esa información está disponible?  El asunto es que la estructura del sistema (al menos en mi experiencia en Educación Superior) no ayuda mucho.  Por ejemplo, yo me entero de quienes van a ser los estudiantes de mi curso un par de semanas antes, y de hecho me entero apenas de sus nombres y direcciones de correo electrónico.  Tan sólo esta limitación hace imposible suponer que es posible para mi considerar sus perfiles de aprendizaje.  Y mucho me temo que esa situación es generalizable.

Ahora, aquí aplica exactamente lo mismo que mencionaba en el post anterior para el caso de los estilos de aprendizaje.  Información de este tipo es muy útil para pensar en experiencias personalizadas de aprendizaje basadas en sistemas de información.  Pero mi impresión personal es que cuando pretendemos transferir esa responsabilidad al docente, de manera directa o indirecta, estamos cometiendo un error de ingenuidad.

Sigo pensando que esa responsabilidad de conocer su propio perfil, y actuar en consecuencia, recae en realidad sobre cada aprendiz.   Y de hecho, uno podría argumentar que la noción de Ambiente Personal de Aprendizaje (PLE) va justamente en esta línea de generar conciencia sobre el propio proceso, en una línea clara de fomento de la autonomía.

Poniéndolo de otro modo, diría que aquí está la tensión entre "personalizado" y "personal" (a la cual se refería Stephen hace poco).  Considerar los perfiles de aprendizaje en el diseño de un curso virtual (sea lo que sea que eso signifique, y suponiendo que es posible hacerlo) está en la línea de personalizar la experiencia (el diseñador del curso lo personaliza para los distintos estudiantes).  Cuando cada persona se encarga de su proceso (lo cual por múltiples razones tiene mucho más sentido para mi), es ella quien a través de la articulación de un curso dado con su PLE lo vuelve una experiencia personal.

Esto no significa que no sea una responsabilidad del diseñador considerar aspectos generales de sus estudiantes en el diseño de un curso.  Tan sólo que llegar al nivel que sugieren las preguntas es, por múltiples razones, imposible en este momento.  Uno podría decir que no se trata de ser tanexagerado, sino de imaginar un "estudiante típico" (me encanta esa expresión, familiar de "usuario promedio") y actuar en consecuencia.  El problema es que ese estudiante típico, con frecuencia, no existe en ninguna parte, y si lo hace, probablemente no vendrá a tomar nuestro curso...

¿Un curso necesita todos estos enlaces?:  Esta era una inquietud inicial de Antonio y Luis, en relación con las diversas herramientas necesarias para participar en el curso (que de hecho fue también recurrente, en la sensación del 'exceso de herramientas' que estábamos manejando).  Mi sensación es que detrás de esta pregunta está la nostalgia (¿o la costumbre?) de contar con un LMS que sirve de punto de acceso único a todo lo que hay que hacer en un curso.  Sin duda, ELRN contrasta con esto: hay que inscribirse en un wiki, hay que crear un blog, hay que inscribirse en diigo. ¡Cuántos usuarios y contraseñas!

Si bien esto es cierto, hay un argumento que pienso que justifica plenamente esta situación: Así funciona el mundo real cuando salimos del entorno protector que es un LMS.  Sea cual sea el área en la que nos desempeñemos, cuando seamos practicantes en el "mundo real", no vamos a encontrar un único lugar en el que alguien nos recomienda cuáles son los recursos que hay que leer, o en el que alguien nos evalúa y retroalimenta cada vez que hacemos algo.

Esta desestructuración suele ser ignorada por los programas formales, y por más que hablemos de "desempeños auténticos", lo más frecuente sigue siendo una desconexión importante con la realidad actual o futura de los estudiantes (de nuevo, me estoy refiriendo esencialmente a la educación superior).  Mi impresión es que un LMS refleja precisamente eso.  Un espacio simulado (pues uno no se lo encuentra por fuera del sistema educativo formal, y aunque muchos me dirán que Moodle es muy usado en comunidades, esas comunidades suelen ser de docentes), en el cual las relaciones de poder están muy claras (¿quién crea aulas nuevas en un LMS, o prepara los espacios de interacción?).  Ante todo, un espacio razonablemente organizado y estructurado, "como debe ser".

Pero, um, pareciera que no es esa la realidad que vivimos día a día, para bien o para mal.  Por el contrario, no sólo recibimos día tras día información de todo tipo (incluso contradictoria entre sí), sino que los discos duros de nuestros computadores reflejan el desorden (u orden, puede ser) de nuestra cabeza, y ni se diga de los diversos espacios en los cuales interactuamos por gusto u obligación.  ¿Un punto central? Um, no, en realidad no existe tal cosa.

Así que ante la pregunta de si un curso necesita tantos enlaces, una posible respuesta es:  No, no los necesita.  Pero si tal curso pretende reflejar el entorno actual de información y tecnología, es no sólo deseable sino necesario que los tenga.  ¿Es el entorno deseable?  Probablemente no, pero es el que nos correspondió vivir.  Y tenemos que acostumbrarnos a vivir en él.

Como en el post anterior, son muchas las cuestiones que quedan por abordar, entre ellas la discusión respecto al modelo económico que subyace a este tipo de cursos, y cuál es finalmente su enfoque (¿este es un curso conectivista?).  Pero como el tiempo sigue siendo escaso, es hora de pasar a otra cosa.  Así que dejaré por aquí esta reflexión, que espero sea útil para prolongar la discusión alrededor de los temas que apenas llegan a tocarse superficialmente a lo largo de ocho semanas, y de las implicaciones de una práctica como esta.

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