http://www.iime.org/documents/elo.htm
IIME es el Instituto Internacional para la Educación Médica (creado en 1999), y una de sus actividades es definir un conjunto mínimo de requerimientos esenciales que debería cumplir todo médico alrededor del planeta. El trabajo que han desarrollado ha servido como punto de referencia para la labor que ha adelantado la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes.
En medio de todo lo que hacen, han reflexionado acerca de lo que significa la evaluación del aprendizaje, y en un artículo corto escrito por el doctor Andrzej Wojtczak (quien es un doctor de verdad, no como muchos de nuestros funcionarios públicos...) sintetizaron algunas de sus ideas al respecto.
Algunas cosas que llamaron mi atención:
- Frente a la idea de que "la evaluación dirige el aprendizaje", se propone un enfoque distinto, en donde "la evaluación [del aprendizaje] expande los horizontes profesionales". Me gusta esta idea porque ayuda a quitar de la evaluación algo de la satanización que ha sufrido por parte de profesores y estudiantes (y lo digo de primera mano. Una de mis actividades menos gratas como profesor era calificar las evaluaciones que solíamos hacer. Y ni se diga lo que significaba esto para los estudiantes…). Ahora, la satanización es inevitable si consideramos que los tipos de evaluación usados normalmente son la peor estrategia posible para evidenciar el aprendizaje. En esa medida, la culpa es de nosotros mismos…
El artículo habla también de los distintos tipos de evaluación:
- formativa individual (feedback para cada aprendiz, identificando oportunidades de mejoramiento),
- formativa de programa (información y sugerencias para mejorar un currículo y el rendimiento de un programa),
- sumativa individual (certifica competencia o falta de ella en un área específica… ¿Se lograron o no los objetivos de desempeño específicos?),
- sumativa de programa (éxito de un currículo en el logro de los objetivos de aprendizaje y de proceso).
Así, formativa = a lo largo de. Sumativa = al final de.
No hay nada nuevo aquí, sino recordarnos que es tan importante evaluar los programas (cosa que poco hacemos) como evaluar el aprendizaje de los estudiantes.
- Otro más (en relación con algo que nos contaba Fernando el otro día): La validez y la confiabilidad de la evaluación. La validez se refiere a que una determinada prueba mida lo que debe medir (y esto aplica tanto en términos del contenido que se espera que sea aprendido como de las competencias que se espera desarrollar. La confiabilidad se refiere a la consistencia y precisión de una prueba. Un tercer aspecto importante aquí es la factibilidad (la llaman "qué tan practico resulta"… Se me escapa la palabra para expresar esa idea) de realizar la prueba, desde el punto de vista práctico.
Esto último es un problema grande cuando se piensa en realizar evaluación de un currículo basado en competencias, pues los costos y la complejidad inherentes a la realización de la evaluación pueden hacer sencillamente imposible llevarla a cabo.
- Y algo más: "Una competencia en sí misma, sólo tiene valor como prerrequisito para el desempeño en un ambiente clínico real". Me gustó mucho esa idea, pues me recuerda que el desarrollo de competencias puede no tener un valor intrínseco, sino que es valioso según el contexto futuro en el cual se pueda aplicar lo aprendido. Y lo que esto trae a mi mente es la necesidad imperiosa de que cada aprendiz pueda perfilar lo que en realidad le interesa en términos de aprendizaje. Nos hemos pasado la vida enseñando a nuestros estudiantes contenido "por si acaso" (just in case): "Aprenda a derivar por si acaso. - Pero si yo quiero estudiar filosofía!!! - No importa, igual tiene que aprender a derivar si quiere graduarse, así que no discuta". Y no puedo evitar preguntarme si no terminaremos enseñando millones de desempeños "por si acaso" (No estoy tan familiarizado con el tema para poner ejemplos, así que se aceptan sugerencias…).
En general, un artículo muy pertinente para el tema de la evaluación en general, y de la evaluación de aprendizaje en particular. Y no importa que esté enfocado en la medicina como disciplina, pues lo que sugiere es aplicable en muchísimos entornos.
La última duda que me queda es (para el caso de la Educación Superior, pues no conozco bien el proceso en Básica), ¿cuándo tendremos un sistema en el cual hayan unas competencias docentes mínimas que deban ser demostradas para ser profesor? Pareciera que vamos hacia allá, pero lo cierto es que es un camino que apenas empieza…