El segundo grupo de estudio de #explorArTIC se encuentra dedicado a una exploración de algunas de las ideas del conectivismo, tema con el que me encontré en 2006, gracias al inesperado (pero sin duda no casual) encuentro con Stephen.
Mucha agua ha corrido bajo el puente (mi puente?) desde entonces. Desde una creciente falta de certeza en muchos ámbitos acompañado por un (espero) creciente sentido crítico, hasta una mirada curiosa frente a cómo fluye la información (cierta información) en las redes externas y las cabezas de las personas (incluido yo, por supuesto).
Mi primer encuentro frontal con las ideas de George fue en el segundo semestre de 2006, cuando leí su artículo inicial. Llamó tanto mi atención que me llevó a hacer algo inédito para mi: en lugar de decirme “ojalá esto estuviera en español”, decidí lanzarme a hacer una traducción sin que nadie la solicitara. Fue tal vez una de las primeras ocasiones en que viví de primera mano esa posibilidad de creación derivada que las licencias abiertas facilitan. El ejercicio fue muy provechoso, aunque sólo fue culminado en Febrero de 2007.
Luego, la revisión de los diversos documentos de Stephen y George (y la traducción de algunos de ellos), así como la experiencia que empecé a obtener desde 2007 con los EduCamp, la participación parcial en CCK08 y la realización de mis propios cursos abiertos, me ayudaron a enfrentar el reto de compilar muchas de estas ideas en una presentación de una hora. Mirando hacia atrás, me queda la duda del impacto que tal esfuerzo personal de síntesis tuvo (y tiene) en mi comprensión de estos temas. Me gusta pensar que es alta.
Con el paso del tiempo mi exploración, que ha tenido un componente práctico muy deliberado, me llevó a documentar tanto mi experiencia (1,2,3) como mi posición respecto a otros temas que, si bien tienen un vínculo con el conectivismo, en realidad (lo veo ahora) corresponden a fragmentos de comprensión y de implicaciones de pensar el mundo desde una perspectiva de redes. De allí surgieron presentaciones sobre Ambientes Personales de Aprendizaje (1,2), el rol del tutor virtual frente a los cambios en el entorno y otras que no llegaron a ser publicadas (aún).
A pesar de todo esto, al mirar hacia atrás percibo que sólo hasta el año anterior logré dar un paso importante en mi comprensión, que me permitió ampliar mi perspectiva y percibir patrones que no había visto antes. Más allá de la discusión sobre la validez del conectivismo, cómo se usa o si es válido usarlo, noté que el ejercicio en el que me encontraba era el de ver el mundo desde una perspectiva de red. Lo que estaba empezando a hacer era, justamente, pensar en red. Desde esta perspectiva, el conectivismo es simplemente una forma de referirse a lo que significa el pensamiento de red aplicado al aprendizaje. Como decía al compartir el primer artículo ‘formal’ que escribí sobre este tema, “la virtud de las ideas de George y Stephen está en la síntesis que hicieron de muy diversas perspectivas, unido a su capacidad de convocar personas alrededor de ellas”.
Todo esto refuerza una sensación: que, de algún modo, la discusión (no resuelta) respecto a si el conectivismo es o no una teoría de aprendizaje resulta algo estéril, pues lo que está en juego en realidad es el asunto ideológico que subyace realmente a todas estas discusiones (como lo pondría Ken Robinson en Out of our minds).
Hace varios años reflexionaba sobre teorías de aprendizaje, y terminaba diciéndome que “una teoría es útil en la medida en que nos permita entender mejor el mundo. Y si estamos hablando de teorías de aprendizaje, estas deberían tener una relación directa con mi propia experiencia como aprendiz, y dar cuenta de esos procesos”. Aunque es posible para un humano aprender según los postulados de cualquier teoría de aprendizaje, eso no quiere decir que una única teoría explique cómo aprenden todos los humanos. Tal vez el cognitivismo llevaría algo de delantera allí, en especial con la base biológica que poco a poco va consolidando gracias a la neurociencia.
El asunto es que, con ese panorama, la decisión de fondo para suscribirse a una u otra teoría deja de ser ‘objetiva’ (algunos dirían ‘científica’) y pasa a tener un componente adicional. ¿Cuáles son las razones que hacen que nos identifiquemos con una u otra teoría (bien podría ser que la respuesta para muchos fuese la presión social)?. La elección radicaría en una preferencia que refleja una visión particular respecto al mundo. Radica en la ideología a la cual nos suscribimos, así sea de manera inconsciente, como lo pondría Ken Robinson.
Esto es importante porque empieza a llevar la discusión hacia un rumbo diferente, que involucra los fines que perseguimos como individuos y, desde allí, como sociedades. Por eso (al menos para mi) el aporte de Stephen es incluso más contundente que el de George. Porque hace evidente de qué estamos hablando desde el punto de vista epistemológico, incluso si las consecuencias no son tan claras (esto ha ido cambiando con el paso del tiempo, por supuesto, pero lo cierto es que la aproximación de Stephen es mucho más política -digo yo- que la de George).
¿A qué viene esto? A que, a partir de mi experiencia, cuando nos acercamos a la lógica del conectivismo (con todas sus posibles carencias), lo que está en juego es lograr pensar en red. Y tal como lo veo en este momento, el lío de pensar en red (y hacerlo en serio) es que lleva a una reflexión un tanto inquietante acerca del futuro de nuestras sociedades y del papel que tenemos en él. Lleva a una tarea que, al menos para mi, ha resultado difícil: cuestionar nuestra ideología de fondo y, a su vez, cuestionar la ideología subyacente al mundo en el que vivimos. Difícil porque ser coherente con el cuestionamiento implica pensar no sólo la práctica sino la forma misma en la que se vive. Difícil porque es más sencillo no hacerlo.
explorArTIC provoca esta reflexión porque, al estar enfocados en la discusión acerca del conectivismo, los diversos perfiles de los participantes permiten evidenciar los muy distintos puntos de partida desde los que nos acercamos a la exploración. Las preguntas y las reflexiones públicas me resultan profundamente interesantes pues me permiten ver, por comparación, que el punto en el que me ubico es distinto.
Pero no sólo eso, sino que me provocaron curiosidad por entender las razones que hacen que sea distinto. No mejor ni peor, sino distinto. Cuando miro hacia atrás en el registro de mi blog (lo cual sólo es posible porque escribo un blog, así suene obvio), veo que enfrenté muchas de las dudas que percibo en algunos blogs de explorArTIC (lo que no significa que las haya resuelto). Y creo que eso le da un sentido distinto a esta reflexión, pues este intento de mapear mi propio camino puede ser útil para otros pArTICipantes.
Al menos para mí, está siendo realmente provechoso. Aunque nunca lo sabremos, es posible que sin explorArTIC nunca hubiera llegado a una reflexión pública como la que compartí hace poco. Reflexión que deja abiertas muchas preguntas, que me permiten observar desde otra perspectiva caminos ya recorridos, pero que siempre tienen cosas nuevas para aprender.