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Coming back to life…

(Música de fondo: Coming back to life y otros cortes de The Division Bell, de Pink Floyd. Aeropuerto de Guadalajara, México.)

El mundo tiene unas maneras extrañas pero maravillosas de recordarte lo que es posible. De ponerte en contacto con quien eres en realidad, y con quien puedes llegar a ser.

Como saben las personas más cercanas, los últimos meses han estado llenos de dudas y cuestionamientos respecto a la labor que vengo desarrollando, por muy diversas razones, entre ellas el impacto del regreso a Colombia. Pero, tal vez la más importante, por los inquietantes y desoladores patrones que percibo en el mundo, que me han hecho muy difícil confiar como lo hacía antes (de manera tal vez ingenua) en el impacto de las cosas que hago.

Como he mencionado en el pasado (en especial cuando volví de Rio), el gran desafío que percibía en esta etapa era la aceptación de esos patrones. Pero pareciera que ese “shock del presente” (para jugar con Toffler) es más difícil de superar de lo que yo imaginaba. Lo cual es problemático pues, después de todo, cuál es el punto de trabajar por un mundo en declinio en donde ni siquiera somos conscientes de lo que está ocurriendo a gran escala?

Las razones para llegar a este estado son múltiples, y personas como Dave Pollard las siguen explorando de maneras mucho más juiciosas de lo que yo podría hacerlo. Yo las he empezado a ver de manera mucho más cercana e inquietante en nuestros sistemas educativos, en donde montones de personas y organizaciones intervienen con todo tipo de intereses, usando como cobija el cada vez más vacío “mejoramiento de la educación”. Con esta bandera se vende software que le hace la vida más difícil a los docentes (mientras se destaca a los rutilantes innovadores que crean las empresas que lo producen), se llevan y traen modelos educativos descontextualizados que esta vez “sí cambiarán todo” y se envían a las instituciones educativas mensajes que, al menos, tendrían que considerarse como bipolares: vamos a formar estudiantes autónomos, pero tenemos que estudiar tal currículo que diseña tal empresa para que nos vaya bien en tales pruebas estandarizadas… Vamos a trabajar por competencias, pero aquí está el currículo con los temas en el centro, bien definidos. Y como los grandilocuentes planes estratégicos que diseñamos no han dado resultado, vamos a hacer uno nuevo, ojalá con la misma metodología que antes, pues si cambiamos lo que está en el papel seguramente cambiaremos el mundo. Olvidamos que el verdadero cambio viene de adentro.

Y mientras todas estas cosas ocurren (muchas de ellas con buena intención, valga la pena decirlo), los muy diversos participantes en el sistema perdemos de vista el panorama macro y la delgada línea por la que estamos transitando como especie. La presión y obsesión por generar mano de obra que nos haga ver mejor (ojalá) en los indicadores económicos termina alejándonos de las discusiones de fondo, de las cuestiones filosóficas que son clave para nuestra vida. Al tener una mirada desfigurada de lo que significa el bienestar, suponemos que con entregar máquinas (ojalá tablets, que están de moda y ‘quedan divinas’ en las fotos con los dirigentes) vamos a resolver las carencias que nuestro sistema económico (o nuestra naturaleza?) produce. Al saturar a nuestros docentes e instituciones con ‘capacitaciones’ de todo tipo que intentan resolver lo inmediato, nos perdemos la oportunidad de soñar otros (ojalá mejores) mundos.

cielo(Mientras tanto, por mi ventana veo nubes oscuras, iluminadas desde arriba por la Luna llena, mientras al fondo se observan la Cruz del Sur y Telescopio, y en el piso localidades mexicanas desconocidas pero que reproducen el familiar patrón de iluminación de las agrupaciones humanas modernas. Oportunamente, suena High Hopes)

En este panorama hay varias cosas perturbadoras: primero, que hay una notoria falta de sentido crítico y de comprensión de la urgencia del momento histórico que estamos viviendo por parte de quienes, por elección o decisión, están al frente de nuestras instituciones gubernamentales. Segundo, que la explosión de información no nos ha dejado mejor informados. Perspectivas de todo tipo compiten por la atención y, en un entorno con un ‘crap detector’ defectuoso, el que gana es que que tiene el micrófono más grande, la billetera más grande o el poder de turno. Tercero, que muchas de las personas, instituciones y organizaciones que intervienen en el sistema (con frecuencia con buena voluntad) a veces parecieran no tener conciencia de las implicaciones de la labor que desarrollan. Cada cual se ubica desde una perspectiva específica (a veces según quien está contratando), presume que el mundo opera desde ella y actúa en consecuencia.

Hay quienes dicen que vivimos en una época con crisis de fe. Yo no estoy seguro de que sea así. Es sólo que la fe está puesta en lugares no tradicionales: en el aparato, en el indicador, en la metodología, en el área del conocimiento, en el buzzword de turno. Y mientras tanto el sistema sigue deteriorándose, sin que logremos reconocerlo. La realidad en conjunto se torna tan aplastante, que es difícil ver cuál es el punto de lograr percibir cosas sobre las cuales no se tiene incidencia.

(Varias semanas después. Medellín, Colombia. De nuevo, The Division Bell de fondo)

La percepción es un fenómeno fascinante. No todos percibimos lo mismo en el mundo, y no todos interpretamos lo que percibimos de la misma forma. Y aunque nuestros modelos mentales definen aquello que estamos en capacidad de percibir, nuestro cerebro también incluye mecanismos que permiten afinar nuestra percepción y hacer más sofisticada (o cercana a la realidad, si tal cosa es posible?) nuestra interpretación. A eso le llamamos aprendizaje. A ser capaces de ver cosas que después resulta imposible dejar de ver.

Pero esos mecanismos de sofisticación no son infalibles. A veces, las presunciones que son reflejo de nuestros modelos mentales nos impiden aceptar evidencia nueva para transformarlos. Y al igual que en A private universe, aunque nuestro discurso cambie (si lo hace) seguimos operando desde los supuestos intuitivos consolidados durante mucho tiempo. Por eso son tan valiosas las experiencias que confrontan nuestra percepción y en el proceso nos ayudan a revisar los patrones que percibimos, así como el papel que jugamos en ellos.

En las últimas semanas, he tenido la fortuna de vivir varias experiencias de esa naturaleza. Para empezar, las inesperadas cosas que ocurrieron en TRAL, en donde no llegué a tener la presencia que habría querido, pero en donde me sorprendí una y otra vez con las ideas, las percepciones y los cambios que ocurrieron en muchos de los participantes, y que exceden cualquier cosa que nos hubiésemos imaginado. Y luego, el encuentro del Agora ITESO en Guadalajara, en donde tuve la oportunidad de conocer personalmente a un maravilloso grupo de personas con quienes, cosa rara en mi, me relacioné rápidamente como si los conociera de mucho tiempo atrás. Cosa rara también, me sentí en casa. Sentí que podía pertenecer.

itesocar

El encuentro con este grupo (en especial con Francisco, Liliana, Nilda, Lorelí y Hattie) es importante porque, en términos sencillos, me dio esperanza. Tan simple como eso. Esperanza en que, a pesar de los patrones que percibo, hay lugares en donde hay semillas germinando, en donde mundos que permitan incluir otros mundos están siendo construidos poco a poco. Desde una perspectiva que excede lo tecnológico y lo educativo, que toma en cuenta asuntos más de fondo sobre lo que significa ser humano, sobre lo que significa habitar el mundo en el que vivimos de manera responsable, cuestionando desde la generosidad y la apertura muchos de los supuestos que hacen parte de nuestro día a día. Pero sobre todo, tomando el riesgo de vivir el discurso. Con cautela, a veces con algo de temor, con discrepancias, a veces con desencuentros, pero siempre con un innegable optimismo.

Mis días en Guadalajara estuvieron marcados por una intensa y variada agenda. Desde mariachis hasta música sacra antigua, pasando por música clásica contemporánea y moderna e incluso por jazz. Desde la inesperada birria en un pequeño lugar al lado de un taller mecánico hasta la ensalada en un restaurante con servicio de valet parking, pasando por las tortas ahogadas, el pozole y el tejuino en múltiples lugares de la ciudad. Desde conversaciones sobre lo cotidiano hasta reflexiones sobre el futuro, pasando por los logros, cuestionamientos e inquietudes de los docentes participantes en el Agora..

La aparente incertidumbre tenía un hilo conductor, sin embargo: la increíble generosidad de mis anfitriones. Generosidad no sólo traducida en su hospitalidad, sino en su agradecimiento por el papel que, desde su perspectiva, he tenido en las actividades que están desarrollando. Más allá de cuál sea ese papel, el punto es que si alguna de las cosas que hago contribuyen en lo que estas personas están haciendo y en la forma en la cual perciben el mundo, creo que eso constituye, en sí mismo, no sólo una recompensa sino que me recuerda el sentido de todo esto. Por eso hablo de esperanza. Porque si bien es posible que no llegue a ver un mundo en el que las tendencias actuales se reviertan, sí puede ser que mi contribución ayude a generar posibilidades en lugares y formas insospechadas para mi, de las cuales tal vez no llegue a enterarme.

Tal vez mi misión no es *cambiar* las cosas, sino seguir haciendo lo que inicié hace ya años: tender puentes entre ideas y personas, que nos permitan a todos percibir cosas que no hemos percibido aún y ampliar nuestra mirada respecto a las fuerzas que mueven nuestro mundo y el papel que podemos tener en la construcción de un futuro no necesariamente mejor, sino al menos factible. Tal vez con eso es suficiente. Con dispersar semillas que, de manera inesperada, puedan permitirle a otros a quienes nunca conoceré hacer cosas que nos beneficien a todos.

El shock del presente ha llegado a paralizarme. La ingenuidad con la que nos movemos por el mundo me ha decepcionado, así como los limitados intereses que muchas personas defienden. Pero hay lugares donde el presente está construyendo un futuro diferente. Personas que perciben lo que está en juego y, con una optimista claridad, trabajan defendiendo ideas que muchos hemos olvidado. Yo quiero ser una de ellas. Y puede que baste con compartir, como lo empecé a hacer hace años, las ideas que me voy encontrando y que considero decisivas para nuestro presente y nuestro futuro.

volarGuadalajara me dio esperanza. Y el encuentro en Virtual Educa con múltiples personas (algunas conocidas y otras que descubrí por primera vez) que me dicen haber encontrado valor en lo que hago me hace sentir humildad frente a mi papel y me recuerda que, en este extraño mundo que nos tocó vivir, el impacto que cada uno de nosotros tiene excede, para bien o para mal, nuestras previsiones.

El último día que estuve en ITESO, Hattie me entregó un regalo de parte de varias de las personas del Centro de Aprendizaje en Red. Una linda artesanía que ahora reside en una repisa en casa, y que estuvo acompañada por unas de las palabras más generosas, gratificantes y emocionantes que recuerdo haber escuchado, haciendo referencia a la experiencia que vivieron en TRAL: “Gracias por enseñarnos a volar”.

Por alguna razón, me cuesta trabajo creer que lo que hago produzca eso. Y es allí donde esta nueva evidencia amplía mi campo de percepción y me ayuda a ver que, en realidad, nosotros sólo estamos abriendo una puerta, generando una plataforma de partida pues es propio de lo humano querer volar. Y que necesitamos más puertas abiertas, que nos recuerden que es natural volar y nos permitan descubrir cómo hacerlo en compañía, más allá de los horizontes y límites artificiales a los cuales nos ha acostumbrado el sistema en el que vivimos. No es una opción paralizarnos, pues al hacerlo estamos dejando de abrir esas puertas.

Así que gracias a todo el equipo de ITESO por catalizar estas reflexiones, gracias a todas las personas que me han ayudado a creer que es posible volar, que me han permitido hacerlo a mi manera y que se han arriesgado a hacerlo conmigo a lo largo de estos años. Sin todos y cada uno de los participantes en #TRAL, en #explorArTIC, en #ArTIC, en DocTIC, GRYC y ERLN y en los Educamp no sería capaz de percibir lo que percibo ahora. Espero tener la posibilidad de encontrar nuevas plataformas que nos permitan seguir despegando hacia nuevos rumbos. Y vale la pena hacerlo. El cielo está despejado y el mundo se ve mucho más amplio desde arriba. :-)

Excelsior!

Iniciando #TRAL en EAFIT

La semana anterior tuvimos en EAFIT un primer encuentro con las personas que están tomando el taller TRAL como preludio para un curso de maestría (como contaba aquí).

Dado que este es un grupo que no parece tener mayor dificultad con la tecnología (la mayoría ya ha tenido un blog, incluso si no lo utiliza, y hay varios usuarios de Twitter, aunque algunos con poca actividad) y que ya habíamos realizado las dos sesiones de orientación en línea de TRAL, decidí que para este primer encuentro el foco no estaría en lo tecnológico. Así que considerando que una de las cosas que parece generar más dificultad en este tipo de cursos es entender cuál es el sentido del blog personal y de qué manera permite construir relaciones crecientemente complejas, decidí intentar una serie de ejercicios que permitieran comprender desde lo tangible cuáles son las cosas que queremos hacer en TRAL.  Esto es algo que nunca había hecho antes de esta manera.

Luego de la actividad, decidí organizar las ideas de las cosas que hicimos en esta sesión, pues pueden ser de utilidad para otros grupos:

Cosas interesantes del ejercicio:

  • Una de las razones de fondo para hacer algo como esto es que, como he aprendido en experiencias como ArTIC, el inicio presencial de un proceso es una excelente excusa para subvertir las reglas del juego. Si hago una sesión expositiva, el mensaje para los estudiantes es “más de lo mismo”.  Si los pongo a escribir, “publicar” y “tejer red” con trozos de lana, la primera impresión comunica un cambio en las reglas del juego. Eso es esencial.
  • La actividad de lluvia de ideas que funciona tan bien en Collaborate es difícil de implementar en lo presencial. Encontrar más actividades como esta es un reto importante, pues es con ellas que se evidencia el valor agregado que nos da la tecnología y el sentido de la interacción en una red más abierta.
  • El ejercicio de escribir una primera entrada permitió a algunos participantes “desmitificar la escritura en el blog”.  Cuando se entiende que escribir en un blog no tiene que ser un asunto ceremonioso, sino que basta con registrar las preguntas que tenemos en mente, el asunto cambia (digo yo).  Ahora, tengo que admitir que me está costando mucho trabajo escribir. Sigo tratando de descubrir cuál es la razón. Esto es crítico pues no se trata de decir a las personas “Haga lo que le digo”, sino “Haga lo que yo hago” (modelar comportamientos).
  • Tejer la red con trozos de lana permitió a algunos participantes “hacer tangible lo intangible”, y abrió la puerta a metáforas simpáticas. El pegamento de algunas hojas no aguantó, así que algunos segmentos de la red se “cayeron”.  Un problema? Para nada. Si tuviéramos un foro centralizado y este se cayera, todo se cae. Cuando tenemos una red distribuida, incluso si un segmento cae, el resto persiste. Una lección importante y bastante visible.  Esto es algo que valdría la pena usar con poblaciones de docentes con menos experiencia tecnológica.
  • Aunque pensé inicialmente que el ejercicio resultaría algo extraño para los asistentes, me encontré con una muy buena actitud de su parte.  En algunos casos, ayuda que conozco a varios de ellos por otros escenarios. Pero incluso con las personas con quienes me veía por primera vez, percibí un interés creciente y, sobre todo, una comprensión creciente de que “se vale” divertirse, expresarse y poner en el centro sus propios intereses.  Eso también es un aspecto esencial de este proceso.

 

Tengo muchas expectativas con respecto a este proceso en EAFIT. Y también muchas inquietudes. Sobre todo, porque noto que estoy en un lugar diferente en cuanto a mi propia perspectiva.  En este punto no me interesa convencer a nadie de nada, lo cual es paradójico cuando se piensa en la figura docente que busca convencer a otros de su propia disciplina/área/punto de vista y usa mecanismos como la evaluación en el proceso de “convencimiento” (haga tal cosa, o de lo contrario tal cosa ocurrirá).

Al mismo tiempo, noto que eso significa ubicarse en un extremo del espectro de autonomía de Grow, y que parte de la misión del docente sería ofrecer ayuda diferenciada a distintas personas.  Pero, considerando las múltiples opciones que brinda la red, ¿no tendría cada aprendiz que encontrar el espacio que le permita desarrollarse según sus condiciones? ¿No se trata de esto la autonomía, en especial cuando estamos tratando con adultos?  Lo cual me lleva de vuelta a la eterna discusión respecto al rol del docente, sobre el cual tanto se dice y se proclama.  ¿Será muy arriesgado decir que el docente tendría que ser el mejor aprendiz posible y que su rol principal es hacer visible su propio proceso de aprendizaje?  En un sistema centrado en el docente, la mayor parte de la responsabilidad sobre el proceso está en él/ella. ¿Qué significa tener responsabilidad distribuida? ¿No será hora de que empecemos a hacer mayor énfasis en el rol del estudiante? ¿O simplemente hablar del rol del aprendiz?

Como decía, montones de dudas para las que no hay una única respuesta.  Espero que TRAL sea una buena excusa para abordar estos asuntos y muchos otros.

#TRAL en EAFIT

Cuando apareció en mi panorama la edición de #TRAL que inicia hoy, estábamos en medio de los grupos de estudio de #explorArTIC (con el apoyo del Plan Ceibal) y de ArTIC-Itagüí (un proyecto realizado desde la Universidad EAFIT con 400 docentes de primaria del municipio de Itagüí).

Lo que hicimos en ArTIC-Itagüí fue diferente en comparación con lo que yo había vivido hasta el momento con Ceibal.  Aunque el espíritu de la experiencia era el mismo que vivimos con los docentes de Uruguay, en este caso no sólo todos los docentes del municipio tenían que tomar el curso (con las implicaciones que esto tiene para la motivación), sino que la habilidad previa de uso de la tecnología era sorprendentemente heterogénea.

En respuesta a estas condiciones, en ArTIC-Itagüí logramos algo que apenas ocurrió de manera incipiente con ArTIC-Uruguay: contamos con un equipo de 21 personas (facilitadores ArTIC) que tenían como misión acompañar a los docentes presencialmente en sus instituciones semanalmente. Es importante destacar la estructura que esto genera:

  • Una red distribuida que, gracias a un esquema tecnológico y pedagógico de curso abierto en línea (cMOOC), hace posible superar barreras geográficas y aprovechar la diversidad para encontrar nuevas posibilidades de interacción.
  • Una red descentralizada con grupos locales (al interior de cada institución) que se fortalecen con el trabajo presencial, que se dispara a partir de las excusas promovidas por el curso.
  • Una red centralizada (más o menos) en donde desde un ‘centro’ se proponen actividades y experiencias que hacen posible el desarrollo de las otras redes.

Todas las redes conviven al tiempo, aprovechando las posibilidades propias del medio en el que ocurren. El poder de las redes centralizadas se usa para promover una transición hacia redes distribuidas.  Cool.

Aunque el equipo con el que contamos fue fantástico (y tuve la posibilidad de trabajar de cerca con personas a quienes ya conocía y admiro), el poco tiempo del que dispusimos nos impidió lograr algunas de las cosas que nos imaginábamos.  En especial, diría que nos dejó  un poco cortos respecto a la lógica que subyace a la propuesta de ArTIC:  lógicas de red y desarrollo del Ambiente Personal de Aprendizaje de cada individuo.

Así que TRAL se convierte en una excelente oportunidad de atar cabos y preparar el terreno para el trabajo que esperamos desarrollar durante los próximos años con el Plan Digital TESO (que da continuidad a lo que iniciamos el año anterior con el municipio de Itagüí). Una oportunidad de comunicar de manera más efectiva (ojalá) la transformación que queremos lograr en Itagüí.

Entonces, la estructura de TRAL no es casual. La presencia de grupos institucionales (descentralizados) que complementan la experiencia en línea (distribuida) construye sobre lo que hicimos con ArTIC, y apunta al desarrollo coordinado de todos los tipos de red mientras fortalece a los nodos individuales a través de la emergencia de nuevas conexiones y la aparición de nuevas señales (entre ellas las generadas desde una red centralizada) que hacen posibles nuevos aprendizajes.

Eso último suena bastante bien. Es justamente eso lo que vale la pena hacer, desde mi perspectiva. Cool.

Así que atar cabos en el marco del Plan Digital TESO es un área de trabajo desde EAFIT. Pero la perspectiva del grupo GIDITIC (el grupo de investigación al que pertenezco) y de Proyecto 50 (en donde se articulan muchos de los procesos de experimentación institucional) es más ambiciosa.

El grupo institucional que estará participando en TRAL desde EAFIT, al cual estaré acompañando como facilitador, incluye a:

  • Las personas que harán parte del desarrollo del Plan Digital TESO desde el área de Aprendizaje.
  • Estudiantes de maestría, que incluyen tanto docentes como ingenieros. Algunos de ellos son parte del equipo de Proyecto 50.  Para algunos de ellos TRAL será el preludio de un curso de mayor profundidad sobre cultura digital.  Para otros una actividad complementaria.
  • Otras personas de Proyecto 50, con quienes estamos en proyectos como el de la Red de Liderazgo Escolar de la Fundación Empresarios por la Educación.
  • Algunos estudiantes de maestría de la Universidad del Valle, de Bolivia, quienes están en un programa conjunto ofrecido por esta universidad, la Universidad EAFIT y la Universidad de Bergen (Noruega).
  • Algunos docentes  y asistentes académicos de la Universidad EAFIT.

Al mismo tiempo, todas estas personas tendrán acceso a la red ampliada que es posible gracias a las casi 600 personas que están inscritas en TRAL. El efecto neto de esto es que tendremos un marco común de discusión que, con suerte, permitirá permear muchas de las áreas de operación de una mirada enriquecida frente al aprendizaje y las redes humanas.  Que nos servirá de punto de partida para repensar procesos operativos, académicos  y de investigación.

Un aspecto interesante que aparece aquí es que la red de TRAL no es en realidad mi red personal. En realidad, con un segmento de mi red personal hicimos posible una plataforma que le permite a cada individuo enriquecer su propia red según sus necesidades.  Como lo ponía Daniel Jimenez, “no se trata de enseñar a mucha gente, sino de aprender con mucha gente”. En el mismo sentido, no se trata de compartir la red propia, sino generar las condiciones para que cada cual teja su propia red de manera efectiva.  Esa es una  labor esencial del facilitador.

Así como muchas otras que irán apareciendo por el camino y sobre las que espero poder escribir…

Por lo pronto, sólo puedo cerrar agradeciendo el enorme apoyo que la Universidad EAFIT le está dando a este experimento que es TRAL, en especial a Claudia Zea.  Lo que ha ocurrido en diversas instituciones es un buen ejemplo de cómo los intereses personales pueden articularse con las necesidades institucionales, permitiendo experiencias novedosas con las que no sólo llegamos a muchas personas, sino que nos permiten generar capacidad instalada regional en múltiples aspectos.

Siguiendo con mi propósito del año anterior de “menos charla y más trabajo”, algo que me gusta mucho de TRAL es que no estamos hablando acerca de prácticas educativas abiertas o simplemente comentando lo que está pasando con los MOOC en otros lugares. Estamos haciendo, creando y, cómo no, aprendiendo.  Eso marca la diferencia.

Y así inicia la aventura. :)

Evaluación de aprendizaje en entornos en línea abiertos y distribuidos

El año anterior, la Asociación Colombiana de Educación Superior a Distancia (ACESAD) me invitó a acompañarlos en un evento en el que contamos con la presencia de Stephen Downes. Mi papel fue servir de comentarista/traductor/intérprete local de Stephen y aportar desde la experiencia que he desarrollado en los últimos años.

El asunto fue bastante entretenido y me dejó con una sensación de gran satisfacción.  No sólo porque estaba al tanto de casi todo lo que Stephen mencionó en su conferencia sino porque entendí las implicaciones que aparecieron en la discusión.  Igualmente, fue muy gratificante (aunque pesado) servir como traductor durante la sesión de preguntas y notar que no sólo podía contextualizar lo que Stephen contestaba, sino que ya hay muchas cosas que puedo decir al respecto.  Esto es fantástico porque cuando me encontré por primera vez con Stephen, por allá en 2006, fue un verdadero esfuerzo tratar de entender muchas de las cosas de las cuales hablaba. Fue una buena instancia de auto-evaluación. :)

Además de la conferencia, el director ejecutivo de ACESAD (Néstor Arboleda) me invitó a participar con un capítulo en un libro que estarán lanzando a mediados de este año.  El tema sugerido para el capítulo era la evaluación en red abierta, algo sobre lo que no había escrito mucho en este blog ni en otro escenario, aunque muchos de mis aprendizajes y percepciones estaban plasmadas en el episodio 2 de reAprender Radio.  Debo admitir que fue especialmente difícil escribir este documento, en especial porque de manera creciente percibo el asunto de la evaluación como un ejercicio de desarrollo de la autonomía, algo que no es tan evidente en la mayoría de experiencias de las cuales tengo noticia, así que me resultó complicado encontrar el foco de la discusión del artículo, más allá del relato de una experiencia.  Debo confesar que todavía no estoy tranquilo con el resultado, pero igual, no puedo ser objetivo. :)

Este tema es especialmente relevante en este momento porque la puesta en marcha de TRAL ha implicado una conversación recurrente respecto al tema de la evaluación, la calificación (en cuanto valoración del logro de objetivos) y la certificación.  Nos encontramos en una situación en la que no habíamos estado antes (aguas desconocidas), así que resulta propicio el contar con una descripción más detallada de las estrategias que he usado hasta el momento, que complementan los muy útiles aportes de Luz Pearson y Claudia Guerreros frente al asunto.

Aunque aún es un borrador, ojalá sea de interés.  Comentarios y sugerencias son muy bien recibidos, como de costumbre.

Evaluación de aprendizaje en entornos en línea abiertos y distribuidos by Diego Leal