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Lo que aprendí en el 2008

Esta es la primera vez que escribo un post de este tipo, tratando de hacer un balance sobre lo que aprendí en este año, en lugar de una lista de "lo mejor del año", las cuales abundan por estos días de Diciembre. Vamos a ver cómo resulta. :)

Mi año empezó con un post en el que se evidenciaron muchos de los conflictos internos que me acompañaron a lo largo del año. En "De regresos, dudas, educación y otros asuntos", aparecieron con claridad varios de ellos:

  • En realidad no creo que una educación virtual escolarizada sea la respuesta para una verdadera transformación de nuestro sistema. [...] Necesitamos empoderar a nuestros ciudadanos. Necesitamos convertir en aprendices responsables y críticos a nuestros ciudadanos. Y aprender/consumir contenido para una evaluación no es la mejor manera de hacerlo.
  • Nuestro planeta requiere personas íntegras, que no sólo sean excelentes profesionales, sino seres realmente honestos en su hacer, no sólo en su discurso.
  • Para qué estamos "educando"? Para satisfacer las necesidades del mercado? Para aumentar la competitividad del país? Para tener personas íntegras? Será que los currículos de nuestros programas académicos en realidad "producen" personas íntegras?
  • Cómo lograr que entendamos que este es un problema de todos? Que lo que está en juego no es cuánto podemos ganar ni cuánto podemos descansar o disfrutar, sino el futuro de nuestros niños y jóvenes y, por qué no, de toda nuestra especie?

En el cierre de ese post, me decía que tal vez resultaba "demasiado ambicioso tratar de cambiar el mundo, y es preferible continuar poniendo pañitos de agua tibia sobre el que tenemos". Hoy, al cerrar este año, estoy convencido de que no es suficiente con los paños de agua tibia. Tenemos que ser mucho más ambiciosos.

Mis inquietudes me llevaron a encontrarme con las ideas de personas como Thomas Frey (cuyo artículo "El futuro de la educación", comenté en detalle aquí y aquí), John Taylor Gatto, Neil Postman y John Holt. Por efectos de la sincronicidad, terminé expresando a través de un comentario, algo que no había visto antes, preguntándome si la pedagogía se estará atravesando en el camino del aprendizaje:

Why do we think that, as educators, is our mission to control and regulate? I think that for so many of us, there is right now a strong concern about keeping the "control" over our classroom/course.

Por qué pensamos que, como educadores, es nuestra misión controlar y regular? Pienso que para muchos de nosotros hay, en este momento, una fuerte inquietud frente a conservar el "control" en nuestro salón de clase / curso.

Frey mencionaba varias tendencias que se convierten en fuerzas conductoras del cambio en el sistema educativo, que permearían mis comprensiones sobre el asunto:

  1. Transición de la enseñanza al aprendizaje: Esta idea está detrás de una frase que he usado demasiado: Todos somos aprendices. También ha generado mi reflexión sobre cómo enfocaríamos las cosas si habláramos de un "Ministerio de Aprendizaje" en lugar de un "Ministerio de Educación".
  2. Crecimiento exponencial de la información
  3. Un vacío en los cursos en línea: Aquí me encontré menos alineado con las ideas de Frey, pues no pienso que un curso sea necesariamente la manera más razonable de abordar el énfasis en el aprendizaje. No obstante, cuando me encontré más adelante con cursos como Facilitating Online Communities (FOC08) y Connectivism and Connective Knowledge (CCK08), pude adquirir otra perspectiva sobre este tema la cual, no obstante, está desligada de los sistemas LMS. Simplemente pienso que un LMS, así sea Moodle, al final está replicando ciertas estructuras de poder, y le está quitando al aprendiz control sobre su información personal.
  4. Distancia creciente entre los alfabetas funcionales y los "super-alfabetas"
  5. Los "puntos de contacto" que nos sirven de interfaz con la sociedad están cambiando
  6. Los motivadores del aprendizaje
  7. La edad de la hiper-individualidad
  8. Transición de consumidores a productores

Los posts dedicados al análisis del escrito de Frey son largos, y no pretendo reproducirlos aquí. No obstante, no puedo evitar notar que al menos sigo siendo coherente con lo que pensaba en Enero de 2008. Igual, aún hay muchos elementos allí sobre los que vale la pena profundizar más.

El mes de Febrero inició con una reflexión ocasionada por mis percepciones sobre la situación que vivíamos en el Ministerio de Educación. En Administrando la Educación, me pregunté como la formación profesional influye en la manera como vemos los problemas educativos, y logré poner en blanco y negro un convencimiento personal importante:

Lo fundamental para mi es transformar los paradigmas de cada uno respecto a cómo y en dónde aprendemos. Lo fundamental es desarrollar nuestra autonomía, nuestra autodeterminación, nuestra independencia, nuestro sentido crítico. Lo fundamental es perseguir nuestra felicidad (sin entenderla como la satisfacción de deseos consumistas o hedonistas) y convertirnos en mejores seres humanos (en seres humanos íntegros y coherentes), desde un punto de vista espiritual (sin confundir lo espiritual con lo religioso).

Viene a mi mente ahora, en relación con ese post, una conocida frase: "El camino al infierno está lleno de buenas intenciones", que haría parte de un post posterior. Adicionalmente, en este post empezó a hacerse muy clara mi preocupación con discutir sobre el sentido de la educación, sobre los fines que persigue. La situación que viví en ese momento dió origen a un post un tanto pesimista (pero completamente real, y que al leerlo de nuevo sigue teniendo todo el sentido del mundo), basado en una cancion de Nine Inch Nails, que expresó buena parte de mis inquietudes sobre el mundo que nos rodea.

Febrero también disparó una preocupación adicional, relacionada con la sostenibilidad de los proyectos que ayudé a poner en marcha,y que está en proceso de maduración en este preciso momento:

Why all this concern about volunteering? I think that might be the only way to guarantee sustainability for so many of the things we are trying to do. But, in order to achieve that, we need to realize that volunteering doesn't mean "do all that you do, but for free". Small one-hour contributions, coming from a lot of different people, can have a huge impact in the world. Maybe the trick is to discover how to distribute responsibility...

También apareció una inquietud acerca de la necesidad de agilizar la traducción de materiales en otros idiomas, como medio para estimular nuevas discusions en nuestra comunidad. Esto me impulsaría más adelante, a lo largo el año, a dedicar tiempo para traducir la charla de Ken Robinson en TED, un artículo de Michael Wesch, y uno más de Stephen Downes.

Entre Marzo y Abril, mi tiempo empezó a ocuparse con las inminente entrega de mi cargo en el MEN y mi viaje a Brasil. No obstante, tuve la oportunidad de participar en una de las discusiones más interesantes que he encontrado en elearningcolombia, y de reflexionar sobre el sentido que me habría gustado dar a la nueva etapa que iniciaba. "Cada nuevo comienzo" fue el título del último post que escribí estando en Colombia, antes de partir para Brasil.

Ya en Brasil, uno de los acontecimientos que más me marcaron fue haber podido asistir a Esocite 2008 (evento sobre el cual tomé muchas notas, que no llegué a publicar), y encontrarme con una comunidad académica diferente a aquella de la que hago parte, un poco más madura, y que en muchos casos se preguntaba justamente lo que más me inquietó en el año: los fines a los que sirven los sistemas, la ciencia y la tecnología que tenemos alrededor. En particular, de aquí surgieron dos nuevas percepciones frente a dos términos que me parecen cada vez más cuestionables (y hasta peligrosos), y que al mismo tiempo son cada vez más usados para hablar sobre la educación: la brecha digital y la sociedad de la información y el conocimiento.

En Mayo reporté mi primera presentación sin la gorra del MEN, una larga charla sobre cómo me estoy conviertiendo en lo que llamo un Aprendiz 2.0. Como de costumbre, esto me permitió poner en limpio muchas de mis dudas y de las respuestas que he ido encontrando.

También me encontré con la presentación de Al Gore en TED, la cual resultó sencilamente inspiradora, y en donde escuché una frase de Gandhi que poco a poco se volvió parte de mi vocabulario habitual: "Debes convertirte en el cambio que deseas ver en el mundo". La presentación de Gore me llevó a una reflexión sobre algunas ideas que podrían ayudar a poner nuestro grano de arena a nivel personal, profesional e institucional frente al problema del cambio climático.

Por otro lado, con la excusa de una consulta que recibí por correo electrónico, hablé un poco sobre el futuro de los objetos de aprendizaje, y me enfrenté a la realidad de no estar convencido de que el camino razonable para este tema sea el que propuse hace ya tres años, cuando llegué al Ministerio. Esta fue una lección importante, pues descubrí cuánto temor nos inspira tener que cambiar de opinión (más adelante, al leer Sway, le podría poner nombre claro a esto: aversión a la pérdida).

En Junio, participé en una nota elaborada por el diario El Tiempo (mi primera vez!), pero luego de leerla decidí exponer mis opiniones en mayor detalle. También llegué de manera tardía a la muy interesante discusión sobre Edupunk, y escribí mi primer artículo en Wikipedia.

En Julio llamé la atención sobre la muy escasa presencia en línea de un evento tan importante a nivel nacional como el Congreso Nacional de Informática Educativa, y logré poner en limpio una inquietud adicional relacionada con el desarrollo del sentido crítico: Cuidarnos de las certezas:

Las certezas son peligrosas. Lo son porque un exceso de certeza te puede cegar ante otras posiblidades. Un exceso de certeza te puede llevar al fundamentalismo, y a descalificar a quienes no piensan como tú. Un exceso de certeza puede llevarte a creer que debes mostrarle a otros cuán equivocados están.

Empecé a entender que no estoy obligado a tratar de convencer a nadie de lo que pienso. Basta con vivir de la manera que considero adecuada, y convertirme en el cambio que quiero ver en el mundo. Con eso es suficiente.

En Agosto tuve la oportunidad de realizar dos presentaciones más que, como de costumbre, sirvieron para ayudarme a poner en claro muchas ideas. La primera de ellas fue una bonita oportunidad para reflexionar sobre el sentido de mi blog, dos años después de haberlo puesto en marcha. La segunda, me permitió imaginar una nueva forma de ver las relaciones entre la tecnología, la pedagogía, el sistema educativo y los fines que este persigue. Decidí titularla Cebollas, Educación y Tecnología.

Para este momento, ya había hecho su aparición uno de los libros más importantes para mí en este año: Brain Rules, de John Medina, y aunque no tenía sus libros, las ideas de Garr Reynolds y Nancy Duarte empezaron a impactar en gran manera mi estilo de hacer presentaciones.

También en Agosto empezaron a llegar a mi blog productos de mi recién iniciada especialización (el inicio de una polinización cruzada de ideas y de aprendizajes), y una larga reflexión sobre una de mis películas favoritas de 2008: The Dark Knight (la otra sería Wall-E, sobre la cual no escribí). También apareció en mi radar el revelador Predictably Irrational, de Dan Ariely (que probablemente tendrá un segundo aire el próximo año, después de que Dan hable en TED), así como una inacabada reflexión sobre teorías de aprendizaje.

Mención especial merece el post "Carta a un profesor" que siento que me ayudó a poner en palabras la necesidad que veo de enfocarnos en la responsabilidad personal como medio para propiciar cambios. Si como docentes no somos conscientes de que nos corresponde hacer mucho más que transmitir contenido, poco estamos haciendo.

En Septiembre empezó el curso abierto sobre Conectivismo ofrecido por George Siemens y Stephen Downes, en el cual sólo llegué a participar de manera juiciosa en las primeras semanas, debido al exceso de trabajo en los últimos meses del año, que empezó con mi asistencia al Seminario de E-Ciencia organizado por el MEN y RENATA, sobre el cual reporté oportunamente (como cosa rara).

Al final de ese mes aparecería un post llamado "Cuándo es suficiente?" que, de alguna manera, daba continuidad a un post del mes de Febrero (Administrando la Educación), y que de manera un tanto pesimista, cuestionaba nuestra indefensión ante el poder:

¿Por qué sucumbimos ante la "autoridad" que estos roles dan a las personas? ¿Por qué no somos capaces de cuestionar sus acciones de manera efectiva? ¿Y si estas personas no están lo suficientemente bien informadas? ¿Y si las decisiones que toman son, a la larga, nocivas?

[...]

Quien tiene el turno de encontrarse en el poder, se encarga de asegurar su posición a toda costa, y quienes son afectados de manera directa o indirecta por sus acciones, a menudo ni siquiera se enteran de todos los hilos que se mueven tras bambalinas. Buenas o malas, razonables o no, nuevas cosas se ponen en marcha, tan sólo para ser cuestionadas (y en ocasiones desmanteladas) por quienes llegan más tarde al poder, o para ser continuadas porque ya no hay otra opción.

Así se teje el entramado de nuestro mundo, lleno en ocasiones de buenas intenciones (y en ocasiones de simples caprichos), dejándonos sólo la esperanza que, eventualmente, los errores serán corregidos y avanzaremos en alguna dirección con seguridad y sentido. El problema es que los errores nos cuestan mucho, como individuos y como especie.

Y está bien equivocarse. El problema es cuando nos equivocamos simplemente porque aquellos en quienes delegamos responsabilidades claves de nuestra sociedad, no eran las personas adecuadas para desempeñarlas.

Luego, algo de silencio, roto solamente por un intento de volver al "buen camino" en CCK08, ocasionado por la siempre maravillosa Nancy White, y por el intento desesperado de hablar, después de casi un año (y en dos idiomas) sobre los talleres EduCamp del año anterior, así como por un tímido intento de poner en limpio algunas ideas sobre nuestro sistema de gobierno.

Luego de los talleres EduCamp (y en especial del fantástico encuentro con Scott Leslie) vendría un post más, que ahora percibo muy conectado a "Administrando la Educación" y a "Cuándo es suficiente?". No obstante, si bien esos dos primeros posts planteaban un problema y eran de alguna manera pesimistas frente a su solución, este último tiene algo más de rabia y a la vez es propositivo. Si bien lo escribí pensando en mi situación como estudiante de la especialización que estoy haciendo, al volver sobre los otros posts veo que tiene unas implicaciones de mayor alcance. En Septiembre terminaba diciendo que:

Lo triste de una reflexión como esta (así como muchas otras), es que difícilmente podrá ser más que eso. Porque "cambiar las cosas" significa convencer y organizar a muchas personas para actuar de manera coordinada, pues cada una de ellas está tan ocupada tratando de sobrevivir, tan enfocada en sus propios problemas, tan atrapada en sus propias ideas (obviamente, me incluyo allí), que no está dispuesta a ver otros caminos, y mucho menos a luchar por ellos. A menudo, ni siquiera estamos dispuestos a conversar con otros sobre cosas como estas, pues es taaaaan aburrido...

Ahora veo que eso no es tan cierto. Y que, al final, sólo necesitamos atrevernos a hacer lo que consideremos correcto, sin expectativas de cambiar el mundo, y al mismo tiempo sin temor a las consecuencias, que fue lo que encontré en Diciembre:

Al final, todo esto tiene que ver con una maravillosa frase de Gandhi: "Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo". Con frecuencia perdemos de vista que una sola persona puede hacer la diferencia, pero para lograrlo es necesario arriesgarse.

Así que para quienes me lean, sólo me queda invitarlos a hacer lo mismo. A observar su entorno y arriesgarse a hablar cuando las cosas no estén bien. Expresar esto puede ser el primer paso para cambiar el mundo en el que vivimos. Buena falta nos hace.

Así que eso es. Un resumen de lo que descubri en este año. Al mismo tiempo, un ejercicio revelador, pues leer mis pensamientos de todo el año me muestra que tengo ahora algo más de claridad sobre mis propias ideas, lo cual es maravilloso.

Obviamente, se quedan cosas por fuera, como el incesante estímulo intelectual que fueron las charlas TED a lo largo del año, el inesperado cuestionamiento existente en una serie como Eli Stone, el reciente encuentro con Tribes, de Seth Godin (incluido en las fabulosas entregas del Club del Libro de TED), haber conocido a Alejandro Piscitelli, haber experimentado una nueva serie de EduCamps, con una nueva percepción del mundo y, por supuesto, haber podido compartir mucho más tiempo con Marie, quien fue no sólo en una caja de resonancia, sino una fuente adicional de aprendizaje permanente gracias a su fascinante perspectiva del mundo.

No puedo desconocer tampoco que otra fuente de aprendizaje continuo a lo largo del año fue la complicada y tensa situación que percibí en el Ministerio de Educación, que me permitió aprender mucho acerca de los seres humanos, de qué los mueve, de cuán irracionales pueden llegar a ser, y del peligro no sólo de tener certezas, sino de dejarse afectar por las certezas de otros.

Así que el nuevo año pinta distinto. Por lo pronto, no tengo un propósito claro para el nuevo año, pero sí un deseo: Además de salud para mis seres queridos, pido crecer en disciplina y claridad. El resto, al menos para mi, llega luego de manera automática, como simple respuesta del universo a vivir de la manera más coherente posible.

En camino, un saludo de Año Nuevo para quienes me acompañaron a lo largo de este año. B)


Arriesgarse a hablar…

Hace algunos años, mientras trabajaba en la Universidad de los Andes, apareció en alguna conversación una idea recurrente (y algo desesperanzadora): Dada la inercia de muchos de nuestros profesores (e instituciones) con respecto al uso de las tecnologías que están cambiando (o ya cambiaron) el mundo, sólo podemos esperar que nuestros estudiantes sean los que motiven el cambio, que sean ellos quienes exijan el aprovechamiento de estas posibilidades por parte de sus profesores e instituciones.

Recordé esta conversación el viernes pasado mientras estaba en clase* viviendo mi rol, recientemente recuperado, de estudiante. Ese día, después de una pequeña crisis durante una clase en la que el trabajo propuesto por el profesor consiste en escribir páginas HTML usando el Bloc de Notas (!!!!), repentinamente me di cuenta (así suene extraño, pues ya llevo aquí varios meses) de que en esta situación estoy jugando el papel de un estudiante. Y que, en ese sentido, si mis profesores están subutilizando los medios disponibles actualmente, recae en mí parte de la responsabilidad de hacer algo al respecto. Muy al estilo de Harry Potter (aunque es autopromoción, no puedo evitar decir que cada vez parecen menos ficticios todos estos aspectos relacionados con la educación, sobre los que hablé en ese post).

Pero, luego de varios meses de ver cuatro distintos módulos (con uno más empezando), y a cinco profesores diferentes en acción, mi situación me lleva a preguntarme si en realidad podemos confiar en que nuestros estudiantes van a atreverse a generar este cambio. No por la capacidad de nuestros estudiantes para hacerlo, sino porque por momentos, pareciera que las rígidas estructuras que se ven en la mayoría de nuestros salones de clase podrían habernos entrenado para no hacer nada al respecto.

Lo cual aplica también a mí. Durante los últimos meses he estado reflexionando mucho sobre muchas cosas que veo en el aula de clase en la que estoy, pero no he hecho nada sobre ello. Me he quedado simplemente sentado, molesto en ocasiones, pero sin hacer nada concreto para alterar mi entorno inmediato (pues la reflexión que pueda haber en un blog, aunque útil, no pasa de ser sólo eso: una reflexión).

El asunto es especialmente difícil porque, ante la posibilidad de hacer un trabajo asignado (tenga o no sentido) y protestar ante el mismo, es mucho más sencillo hacer el trabajo que entrar a cuestionar lo que el profesor está haciendo. Y esta es la gran tragedia del sistema. Dadas las estructuras de poder existentes, resulta más fácil “hacer la tarea” que cuestionarla (Es importante tener presente que esto se replica también en ciertos ambientes laborales, en donde el pavor al jefe es casi un requisito del cargo). Cuestionar significa poner mucho en juego, pues no sólo se corre el riesgo de arriesgarse a un abuso de poder por parte del profesor (en los casos en los que la autoridad del rol excede a su sentido lógico), sino que los propios compañeros pueden reaccionar de manera poco favorable.

Un ejemplo simpático de esto (que tiene unas implicaciones escalofriantes) es la historia aquella de los monos que son castigados cuando intentan alcanzar unas bananas subiendo a una escalera. Cuando un nuevo mono llega a intentarlo, no será necesario un castigo externo, pues los monos que fueron castigados se encargarán de evitar (por los medios que sean necesarios) que el nuevo mono lo intente siquiera. Es una historia que he escuchado a menudo en contextos de estudios organizacionales, para mostrar cuán fuerte puede ser la noción de "aquí lo hacemos de tal o cual manera".

Recuerdo haber visto esta presión de grupo en innumerables ocasiones a lo largo de mi vida estudiantil. Recuerdo también que en muchos casos, yo era parte de la masa (del grupo de monos) que aislaba a aquel que quería diferenciarse. Y recuerdo además (lo cual es especialmente inquietante) que parte de mi vida escolar, antes de la universidad, consistió en aprender que diferenciarse no estaba “bien”, o mejor, que podía aislarte de los demás. Subir la escalera a buscar bananas podía ocasionar un castigo inminente. Por supuesto, esto no se aprende en una clase específica, sino que es el resultado de innumerables tensiones y etiquetas que pueden empezar como un juego entre niños, pero que tienen unas consecuencias catastróficas para nuestros sistemas de aprendizaje y para la sociedad en su conjunto.

Mi mamá suele contarme una historia ocurrida cuando yo estaba en tercero de primaria, de la cual no tengo memoria. Durante alguna clase, la profesora (una monja, pues estudié en un colegio parroquial) cometió un error de ortografía mientras escribía en el tablero. Un momento después, sintió que alguien halaba su falda. Resulta que me levanté y fui hasta el tablero para indicarle que había cometido un error y que debía corregirlo.

Cuatro años después (o probablemente tan sólo uno) no me habría atrevido a hacer algo así, pues para ese momento mis profesores ya habían adquirido esa aura de infalibilidad a la que estamos tan acostumbrados. Poco a poco, el respeto por (o la intimidación ante) la autoridad se transforma en temor a las represalias, sean estas reales o no, lo cual es aún más preocupante. Sin intención deliberada, poco a poco el entramado de relaciones que constituye a la escuela se encarga de estandarizarnos, de prepararnos para un mundo en el que es más sencillo obedecer que cuestionar.

Y no pasa solamente con nuestros niños o jóvenes. Hace pocos años tuve la oportunidad de ver a más de una persona partir hacia estudios de doctorado en los cuales no necesariamente quería estar, pero que servían para cumplir con una exigencia institucional de la Universidad de los Andes. Profesionales brillantes que no estaban persiguiendo sus sueños, sino haciendo la tarea asignada. Al igual que más de una de las personas con las que he tenido la oportunidad de encontrarme en mi vida laboral. Ahora veo que, para mi vida, uno de los momentos de corte más importantes fue cuando ante la alternativa de irme a hacer un doctorado del cual no estaba convencido, decidí dejar de ser profesor de Uniandes.

Por todo esto siento que es muy especial esa pequeña crisis que tuve el viernes pasado. Después de haber pasado varios días conversando mucho con Scott, conociendo a otro aprendiz que en realidad practica lo que predica (aunque en realidad no es que predique tanto), fue un choque muy grande regresar a un aula en la cual un profesor lee sus dispositivas y propone actividades que, al menos para mi, resultan absolutamente irrelevantes.

Como en tantas otras áreas de la vida, lo que sea que ocurra en mi entorno depende solamente de mí. Y estoy en una situación envidiable, pues no tengo nada que perder. La especialización que estoy haciendo fue una forma de obtener una visa que me permitiera estar al lado de Marie en Rio de Janeiro, y aunque ha sido sin duda interesante, no siento que tenga mucho que perder en caso de que el cuestionar llegue a tener algún tipo de consecuencia.

Esta es una situación probablemente diferente de la de muchos de mis compañeros, para quienes este programa representa no sólo una oportunidad de aprendizaje, sino una posibilidad de mejora salarial o laboral, como suele ser para muchos de nuestros estudiantes de especializaciones y maestrías. Así que me pregunto hasta qué punto ese factor puede incidir en la decisión de cuestionar el entorno. Al fin y al cabo, para ellos si habría algo que perder, en caso de que las cosas se complicaran.

Scott mencionó de manera contundente algo que debo intentar más: Hablar (Speak up!). Y para este caso, hablar significa expresar lo que no está bien, y no sólo por medio de este blog. Ya tengo listo un mensaje para mi profesor, en el cual explico por qué no encuentro relevante la actividad propuesta, y por qué estoy en desacuerdo con la manera en la que está planteada.

Más de 20 años después del incidente con mi profesora de tercero de primaria, voy a decir a uno de mis profesores que hay algo que está mal, no en su ortografía, sino en su práctica. Por experiencia se que eso no es algo que ocurra con frecuencia, así que vamos a ver cómo resulta.

Al final, todo esto tiene que ver con una maravillosa frase de Gandhi: "Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo". Con frecuencia perdemos de vista que una sola persona puede hacer la diferencia, pero para lograrlo es necesario arriesgarse.

Así que para quienes me lean, sólo me queda invitarlos a hacer lo mismo. A observar su entorno y arriesgarse a hablar cuando las cosas no estén bien. Expresar esto puede ser el primer paso para cambiar el mundo en el que vivimos. Buena falta nos hace.

*Desde Agosto inicié una especialización en Tecnología de Información aplicada a la Educación en la Universidad Federal de Rio de Janeiro.



Educamp Colombia 2007: Medellín

Este es el tercer post de una serie de cuatro. Luego de la intensa actividad del primer Educamp, tal vez lo más sensato habría sido descansar un poco y continuar una semana después. No obstante, para no perder la costumbre de emprender cosas casi suicidas :D , el taller de Medellín estaba programado para dos días después (el 7 de Diciembre de 2007).

Aprovechando lo aprendido

El día 6 llegamos a la ciudad, y justo después de dejar nuestro equipaje en el hotel nos dirigimos al Centro de Convenciones Plaza Mayor, en donde se realizó el evento.

La idea de la visita previa era no sólo conocer el espacio, sino trabajar un rato con los estudiantes que nos apoyarían en el desarrollo de la actividad. A diferencia de lo que había ocurrido en Bogotá, aquí se generó muy rápido un ambiente muy informal entre todos, lo que facilitó el trabajo que realizamos.

Sentados en el piso (pues no había sillas) y luego de presentarnos, expliqué en detalle qué era lo que esperábamos que ocurriera el día siguiente. A diferencia de Bogotá, le pedí a cada uno de ellos que trajera un computador portátil (de los que teníamos alquilados para el evento), y luego de identificar cuáles eran las fortalezas de cada uno (en cuanto a herramientas), hicimos un simulacro de aprendizaje entre pares. Por mi parte, me senté con dos de ellos (pues ninguno había utilizado twitter), e hice el ejercicio de crear usuarios y seguirnos entre nosotros, para mostrar cómo crear una red con esta herramienta. Luego, ellos se encargaron de mostrar a sus colegas cómo hacer esto mismo, con lo que quedó razonablemente clara cuál sería la dinámica del día siguiente.

Cuando terminamos y ellos se fueron a prepararse para el día siguiente, yo me quedé un largo rato en el auditorio (aprovechando que allí teníamos red) preparando algo que quería tener listo para el día siguiente: Se me ocurrió que sería interesante aprovechar el gran telón que teníamos en el auditorio (en donde se proyectarían las diapositivas de las presentaciones) para desplegar a lo largo del día una presentación automática que mostrara las herramientas sobre las que estaríamos trabajando. La idea de esto era tener un medio más para que los asistentes pudieran obtener más información a lo largo del día (esta presentación tomó mucho más tiempo del que yo esperaba, y de hecho la terminé en el hotel a eso de la 1:30 de la mañana :roll: ).

Más allá del deber

Al día siguiente, las cosas empezaron de manera similar a Bogotá durante el registro. Pero una idea (que en realidad no se si fue de los estudiantes o de las personas de Cintel) agregó un elemento que no tuvimos en Bogotá: Nuestros estudiantes empezaron a entrevistar a algunas personas, preguntando sobre sus expectativas acerca del taller:

(Más entrevistas sobre expectativas se encuentran aquí, aquí, aquí, aquí y aquí)

Otra sorpresa esperaba a los asistentes, esta más inesperada. Desde el inicio, el auditorio no tenía la disposición organizada que tuvimos en Bogotá, sino que dispusimos sillas, sillones, mesas redondas de manera "desordenada". Así se veía durante la conferencia de Stephen (la misma que realizó en Bogotá):

Aprendiendo por encima del hombro

Una opinión sobre las charlas y lo que vendría más adelante:

(Idea: Puede ser útil contar con un backchannel en el cual los participantes puedan expresar sus ideas sobre las conferencias y reportar más adelante a todo el grupo qué han aprendido. Eso ayuda a visibilizar el logro de toda la comunidad. También puede usarse como "anuncio clasificado", para ubicar a personas de las que pueda aprender).

Luego de las conferencias, entramos de lleno al taller. Con las lecciones de Bogotá, se pudo garantizar un servicio de red óptimo, con lo cual no hubo obstáculos para el trabajo de los asistentes.

Como en Bogotá, mi impresión es que todo el contexto de ampliación del Ambiente Personal de Aprendizaje no fue lo bastante contundente como elemento articulador, pero eso es algo que trataré de mejorar en los siguientes talleres.

Hicimos algo más, a diferencia de Bogotá. Como la idea de las estaciones de herramientas funcionó bastante bien, decidimos en esta oportunidad ofrecer tres posibilidades de aprendizaje:

  • Si usted quiere explorar por su cuenta, use la hoja de herramientas y la presentación de herramientas como punto de entrada, y explore lo que sea de su interés.
  • Si usted prefiere que le cuenten sobre una herramienta antes de sumergirse en ella, acuda a alguna de las 10 estaciones de herramientas (señalizadas con letreros sobre las mesas (En algún momento pensamos que sería divertido poner los letreros sobre la cabeza de los estudiantes de apoyo, como cascos de mineros, pero era más difícil de implementar :D ).
  • Si usted prefiere aprender con un colega, busque a aquel que tenga etiquetas que a usted le falten.

Aquí, un registro visual de lo que ocurrió (todos las fotos fueron tomadas por mi, pero hay muchas más explorando el tag elearningcolombia en Flickr. El slideshow fue creado usando flickrslidr).


Created with Admarket's flickrSLiDR.

Alguien aprendiendo sobre el hombro del otro…

Alguien aprendiendo por su cuenta….

Sorpresas te da la vida

Cuando todo parecía ir bien, ocurrió algo completamente inesperado. Durante la charla de Stephen, anuncié a través de Twitter que Stephen estaba presentando, pues lo estábamos transmitiendo a través de Ustream:

Bryan Alexander es otro personaje bastante reconocido en temas de aprendizaje y educación en Estados Unidos. Alguna vez, lo agregué como contacto en Twitter, y él tuvo la gentileza de hacer lo mismo.

Dado que era un contacto con quien me relacionaba mediente un lazo debil, mi sorpresa fue grande cuando más tarde ese día recibí un saludo de Bryan Alexander, también a través de Twitter. Esta es la conversación que siguió:

Así que, sin haberlo previsto, tuvimos una demostración en vivo de las posibilidades (y la magia, digo yo) de las redes sociales.

No logramos hablar mucho con Bryan, pues la conexión a través de Skype no fue tan buena como habríamos querido. No obstante, Stephen se acercó con curiosidad a ver qué estaba ocurriendo, y a saludar a Bryan.

Mientras tanto, Bryan le avisaba a su red en Twitter lo que estaba haciendo:

Y otra persona, un profesor argentino, apareció de la nada. Pablo Baques, quien también seguía a Bryan, se enteró a través de sus twits de su conversación con Colombia. Un momento después, recibí en mi skype un mensaje de Pablo, tratando de comunicarse conmigo. Otro ejemplo de las cosas inesperadas (y fortuitas) que pueden ocurrir en la red. Una muestra de la corta conversación con Pablo:

Después de un par de horas de trabajo intenso, y supremamente enriquecedor para todos, nos fuimos a almorzar. Hasta el momento, todo había salido a la perfección.

Combatiendo el sueño

John Medina, cuando habla de la importancia del sueño para el desempeño de nuestro cerebro, menciona las razones fisiológicas por las cuales nos da sueño en la tarde. De hecho, entre las 2 y las 3 de la tarde es un momento crítico para el organismo, pues hay todo un conjunto de hormonas y compuestos que están tratando de hacernos dormir, mientras que hay otro conjunto igual que lucha por mantenernos despiertos. Esto es algo que sabe toda persona que haya estado en una clase magistral a esta hora (como profesor o estudiante).

Así que teníamos el reto de mantener el ánimo alto justo después del almuerzo. En Bogotá, los problemas de conexión y el cambio en la agenda nos llevaron a cambiar de estrategia, por lo que no habíamos podido poner a prueba las ideas que teníamos diseñadas originalmente.

Curiosamente, de manera intuitiva la actividad que diseñé ayudó a mantener a los participantes muy despiertos. Como se puede ver en el diseño del taller, la idea en este espacio era generar ideas de uso de las herramientas exploradas en la mañana. Grupos de participantes divididos en 10 mesas de trabajo (cada una con un relator -nuestros estudiantes de apoyo-), de pie, tenían que hacer una lluvia de ideas durante cinco minutos, antes de pasar a la siguiente mesa. Mi misión era controlar el tiempo, pero no estaba muy claro cómo indicar a los participantes (más allá de dando gritos :D ) que era tiempo de rotar.

Las personas de Cintel tuvieron la excelente idea, durante la mañana, de dejar rodando música de fondo (tropipop, esencialmente) durante el trabajo de exploración de herramientas. Así que se nos ocurrió que podíamos usar esa música como indicador para la rotación. En el momento en el que se cumplieran los cinco minutos, el volumen de la música subiría, y yo indicaría que era momento de girar.

Esto generó un aumento inesperado en la energía percibida en el ambiente. Durante casi una hora (50 minutos) los participantes desarrollaron la actividad. Algunos de ellos se sentaron en algún momento, pues no para todos era cómodo el pasar de pie tanto tiempo. Al final, todo el mundo estaba increíblemente animado… Tanto, que decidimos darnos un fuerte aplauso por el trabajo realizado.

El producto de esta actividad quedó consignado inicialmente en Wikispaces, pero me tomé la libertad (en estos últimos días) de trasladarlo a Wetpaint, y complementarlo con algo más de información.

La importancia de creer

Cuando terminó la actividad inicial de la tarde, la gente salió a conseguir algo de tomar. Por esta razón, el nivel de entusiasmo que se había generado, quedó un poco truncado. Cuando terminamos, invitamos a los participantes a consignar en la cartelera de temas sus ideas para las discusiones que se realizarían a continuación, pero el cansancio pudo más, y la mayoría salió del auditorio.

Mi primera impresión fue que había desaprovechado una excelente oportunidad, y que en pocas palabras, había "perdido" al grupo. 15 minutos después, no sólo teníamos pocas personas en el auditorio, sino que la cartelera de temas de discusión estaba prácticamente en blanco. Tuve que recordarme que sólo ocurriría lo que tuviese que ocurrir, y que no tenía sentido presionar.

Pero el grupo demostró cuán equivocado estaba yo. Cuando los invitamos a regresar, en menos de 5 minutos teníamos completo el "programa" de mesas de discusión, y poco a poco se generó una animada discusión, incluso en mesas que contaban con apenas 3 personas.

En esta ocasión, cada mesa tenía una hoja de papel en la cual el grupo podía (si quería) plasmar sus ideas, y se indicó que habría una presentación de conclusiones, pero limitada apenas a 3 minutos por mesa. Con esto, la intención era agilizar mucho más la plenaria.

Con esto, y después de una breve recopilación de las ideas finales por parte mía, dimos por finalizado el taller, que al menos para mi, fue un rotundo éxito. Afortunadamente, no fui el único que lo percibió de esa manera:

Quisiera terminar con un el testimonio más impactante y emocionante que recuerdo haber visto durante mi paso por el MEN:

Quiero destacar varias de las frases que María Patricia dijo:

Siempre pensé que Internet era un ejercicio solitario ... Hoy entendí que es un trabajo de comunidad, un trabajo en grupo...

Nunca había aprendido tanto en tan poquito tiempo. Yo pensé que aprender sobre blogs, o flickr, no sabía ni como se usaba, eso me iba a costar mucho tiempo y mucha capacitación y una inversión impresionante…

No veo la hora de llegar a mi casa a practicarlo todo...

Aunque puede ser suficiente con estas frases, no quiero dejar de comentar una gran duda que me generaron estas palabras.

El MEN (no sólo ahora, sino desde algún tiempo) viene liderando procesos de formación docente, mediante diplomados ofrecidos de manera masiva, que duran usualmente 12 semanas. Sin desconocer el valor de las habilidades que estos cursos desarrollan, hay una duda que me persigue, y es hasta qué punto estos cursos son efectivos para transformar no sólo el discurso, sino la práctica (y de hecho, los paradigmas subyacentes), pues en ocasiones parecen no ir más allá de la adquisición de nuevas técnicas para hacer lo que siempre se ha hecho. El problema es que no sabemos a ciencia cierta hasta qué punto son efectivos.

Pero un testimonio como el de María Patricia, hace que me pregunte si es posible cambiar paradigmas y transformar prácticas con una experiencia de choque como esta. Un taller como este, como tal vez puede percibirse a lo largo del relato, trata de demostrar todo un discurso que tiene como elementos subyacentes la noción de Ambientes Personales de Aprendizaje y el potencial de las herramientas de software social para apoyarlos, así como la idea de generar ambientes más desestructurados, que permitan nuevas relaciones entre personas.

Es una posibilidad, y seria arriesgado suponer que funciona de manera automática para todo el mundo. Tal vez algunos necesitamos otro tipo de estrategias, pero poco a poco me he convencido que esta puede ser una alternativa muy efectiva, para desmitificar muchas de esas herramientas que son, con frecuencia, completamente ajenas a nuestra realidad cotidiana.

Queda pendiente un artículo más en esta línea, en el cual trataré de desarrollar un poco más estas reflexiones, y hacer más evidente cuáles son las ideas subyacentes al diseño del taller.

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Educamp Colombia 2007: Bogotá

El 20 de noviembre iniciaremos una nueva serie de talleres Educamp en varias ciudades de Colombia. Eso es un motivo más que suficiente para tratar de evacuar este reporte de lo que ocurrió en los talleres del año anterior, como punto de partida para pensar en cómo mejorarlos en esta oportunidad. Este es el segundo de una serie de cuatro sobre este tema.

Poniendo en marcha una idea

El taller de Bogotá fue el primero que pusimos en marcha. Con el apoyo logístico de Cintel, ubicamos un espacio diseñado para encuentros masivos (llamado Logyk, si mal no recuerdo, sobre la Avenida Boyacá con Calle 26) en el cual dispusimos las cosas para llevar a cabo el experimento.

Después de sostener varias reuniones con todo el equipo de Cintel y del MEN para explicar en detalle de qué se trataba lo que queríamos hacer, y cómo parte del reto era conseguir un ambiente muy abierto e informal (lo cual, por cierto, era tan poco común como estimulante para todos), llegamos al día anterior al evento. Mientras las personas de montaje se encargaban de ubicar mesas, sillas y computadores, mi labor previa consistió en reunirme con Stephen y con un conjunto de estudiantes que nos ayudarían a coordinar la sesión el día siguiente (convocados por Cintel). La misión de ellos sería el servir de "catalizadores" para la actividad de aprendizaje entre pares, pues al preguntamos qué ocurriría si los asistentes no conocían ninguna herramienta de las propuestas, se nos ocurrió que contar con personas que conocieran varias de ellas nos ayudaría a dar inicio a la actividad. Aquí empezaron las sorpresas. Mi supuesto inicial era que estos estudiantes tendrían conocimiento de las herramientas seleccionadas (completando un total de 10) considerando que, como "nativos digitales", no tendrían inconveniente con ello. La realidad fue que la mayoría de estas herramientas eran desconocidas también para ellos, aunque tenían mucha experiencia en el manejo de algunas (las de corte más social).

Educamp, by Stephen Downes
Foto: Stephen Downes
 

La reunión consistió en poco más que una corta descripción de lo que se suponía que ocurriría al día siguiente, en un ambiente mucho más formal del que yo habría deseado (una mesa redonda). Pienso que en parte, esto fue ocasionado por nuestra propia ignorancia sobre lo que habría de ocurrir. Mientras tanto, las personas de lógística adecuaban el salón en donde tendríamos la conferencia inicial, organizando mesas y sillas en filas ordenadas, en formato de conferencia tradicional.

Ponerse la camiseta

A la mañana siguiente, el registro inició muy temprano, y una de las grandes sorpresas para los asistentes eran las camisetas blancas que les estábamos entregando. Stephen y las personas del MEN (incluido yo) usábamos camiseta negra. Los estudiantes de apoyo, camiseta roja, y el resto de participantes, camiseta blanca. La camiseta cumplía dos funciones: inicialmente, facilitar para los asistentes desarrollar la actividad de etiquetarse, pues en alguna reunión se indicó que las personas que llegaran con ropa especial estarían completamente renuentes a arruinarlas con adhesivos. Por otro lado, esta sencilla prenda ayudó a generar muy rápido una identidad frente al taller.

Después de muchos saludos y reencuentros con personas conocidas, y un ambiente razonablemente informal, iniciamos el taller.

Primero, una presentación a mi cargo, hablando sobre la estructura del Programa Nacional de Uso de Medios y TIC (llamado así en ese momento) y compartiendo con los asistentes lo que iba a ocurrir a lo largo del día (IMPORTANTE: Esta presentación tiene ya casi un año. Muchas cosas cambiaron sobre la estructura del Programa en ese tiempo):

Para quien no quiera mirar la presentación, quiero rescatar algunas "Reglas del juego" que definimos al inicio:

  • Al llegar, prepárese a compartir con otros participantes.
  • Al irse, prepárese a compartirlo con el mundo.
  • Todos somos aprendices.
  • Nadie es turista.
  • Lo que sea que ocurra es lo único que podía haber ocurrido.

Para mi, la última es tal vez la más importante de todas, pues habla de algo que apareció también en el curso CCK08: No es posible para una sola persona aprender todo, o consumir toda la información que es producida por un colectivo grande de personas. Esa es la realidad en la que vivimos. Así que es necesario entender que sólo podremos hacer lo que esté a nuestro alcance, y que sea lo que sea que resulte de ello, está bien. Muy filosófico.

Luego vino la charla de Stephen, que tenía como propósito dar un marco teórico a las actividades del día:

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Educamp, by Stephen Downes
Foto: Stephen Downes
 

Como de costumbre, Stephen captó la atención de los asistentes, no sólo de los que comprendían inglés, sino también del resto del público, gracias a la excelente labor de los traductores que apoyaron el evento. Un aspecto interesante de que cada persona contara con su computador, fue descubrir cómo muchos de ellos buscaron formas de registrar sus ideas sobre la conferencia, Algunos tomaron notas en línea, otros usaron Word y luego se lo enviaron a sí mismos por correo electrónico. (Idea: Es importante identificar formas en las que todos los participantes puedan beneficiarse de estas notas, lo cual no hicimos en esta primera vez).

Luego de este arranque, se inició el trabajo del día. Como puede verse en el diseño del taller, la idea de la actividad era que los participantes caracterizaran inicialmente sus ambientes personales de aprendizaje (PLE), y luego iniciaran un proceso de aprendizaje entre pares (pues cada persona tenía un portátil), en donde se esperaba que todos fueran aprendices y maestros a la vez. La primera parte tal vez no tuvo el impacto que habría podido tener, pues muy tarde me di cuenta de la necesidad de ampliar un poco más lo que Stephen había mencionado sobre los PLE, y el único ejemplo con el que conté fue un diagrama bastante burdo que elaboré a mano antes del taller. (Idea: Para este año, las ideas sobre PLE han madurado mucho más. Ya tenemos nuevos elementos para ayudar a los participantes a caracterizarlos de manera más significativa).

Con unos diagramas iniciales, y con la excusa de la pausa para un café en mitad de la mañana, los participantes abordaron la segunda parte del trabajo, ahora con un ambiente mucho más informal (las mesas y sillas fueron desorganizadas, y muchas personas ocuparon el espacio fuera del auditorio, en donde dispusimos sillones más cómodos). La única necesidad real para esta actividad era que la conectividad funcionara bien, pues era aquí en donde estaría la mayor carga para la red. Eso, era lo único que no habría tenido que fallar.

La ley de Murphy

Escuché el enunciado "Si algo puede fallar , lo hará" hace tal vez 15 años, y desde entonces (y con la multitud de incisos, parágrafos y corolarios que ha recibido), ha servido para describir cómo aquellas cosas que menos deseamos son las que con más frecuencia pueden ocurrir. Para el caso del taller, lo único que no debía fallar, la conectividad, falló. El problema fue que los enrutadores inalámbricos que fueron dispuestos no aguantaron la carga de todos los usuarios y colapsaron uno tras otro, dejando con red solamente a un muy pequeño grupo de personas. La falla se hizo visible sólo cuando el acceso a los puntos de acceso se volvió intenso (pues inicialmente, dado que estábamos en modo conferencia, no había tantas personas usando los servicios de red), y nos dejó en una situación bastante comprometida durante el resto de la mañana. La única solución para el problema fue conseguir nuevos enrutadores, que solamente llegarían alrededor del mediodía.

Algo importante para recordar aquí es que este incidente alcanzó a generar alguna tensión entre el equipo de organización, pues aunque la respuesta que recibía ante el problema era "la red no se cayó" (lo cual es absolutamente correcto desde el punto de vista técnico), la impresión para todos los asistentes era esa.

 Educamp
Foto: elearningcolombia

Esa situación me recuerda situaciones pasadas en las cuales, ignorando por completo la experiencia que está siendo vivida por quien no sabe de los problemas técnicos (y no le interesan, además), el ingeniero trata de explicar que esa experiencia no es correcta, y que prácticamente todo está "funcionando". Supongo que es un asunto de empatía, que se aprende mejor con los años...

A pesar de todo, los participantes se mantuvieron atentos y contra viento y marea trataron de realizar las tareas propuestas. De mi parte, sólo pude decir en público que lo que nos ocurría era algo que podía pasar todo el tiempo, y que era uno de los retos que teníamos que enfrentar como docentes. No obstante, para todos fue claro que esto afectó el logro de nuestros objetivos, como los mismos participantes lo dijeron en la encuesta posterior al evento, y en algunos mensajes que dejaron a través de Ustream:

Todos tratamos de hacer lo mejor posible por compensar la situación. Los estudiantes se sentaron cerca de quienes tenían conectividad para apoyar a los asistentes. Por mi lado, terminé sentado en el piso tratando de explicar el funcionamiento de un wiki usando hojas de papel, tomando ideas de los videos de CommonCraft. Algunos que sí lograron completar la misión, dejaron rastro de la misma en YouTube:

Así las cosas, llegó el mediodía, y nos fuimos a almorzar. Justo antes de que saliéramos, el problema de conectividad fue resuelto, lo que nos llevó a alterar la agenda que teníamos prevista.

El plan B

El balance al mediodía era positivo, a pesar del problema de red. Los asistentes estaban animados, y tan solo la desestructuración del ambiente de trabajo ya era un hecho destacable para muchos. Pero nos enfrentábamos a un problema real: muy pocas personas habían tenido la oportunidad de experimentar a lo largo de la mañana con las herramientas que habíamos previsto, y eso nos dejaba en una situación difícil para realizar la primera actividad de la tarde (la cual buscaba compilar ideas sobre posibles formas de uso de tales herramientas). Por esta razón, decidimos alterar el plan sobre la marcha, y usar las mesas de trabajo de la tarde como "estaciones de demostración" en las cuales los estudiantes se encargaran de hablar de la funcionalidad y algunos usos de las herramientas.

Este fue un caso en el cual esa idea de "Lo que sea que ocurra es lo único que podía haber ocurrido" se volvió cierta, incluso para nosotros como organizadores. Y nos enfrentó a la necesidad de relajarnos, y aceptar que no lograríamos lo que nos habíamos imaginado inicialmente, sino algo distinto. No mejor ni peor, tan sólo distinto.

Pero este improvisado cambio sobre la marcha también fue apreciado por algunos de los asistentes:

No obstante, no todo fue perfecto. Como inicialmente los estudiantes de apoyo no tenían previsto estar al frente de estas mesas de demostración, algunos de ellos (sin responsabilidad de su parte) no tenían un dominio adecuado de la herramienta que tenían al frente. Esto implicó que, por ejemplo, quien demostró Facebook lo hiciera no sólo con propiedad, sino mostrando a los participantes todo lo que se podía hacer con la herramienta, mientras que hubo casos (como Twitter, por ejemplo) en los que por razones obvias esta actividad no resultó tan provechosa. No obstante, la situación nos dejó un gran aprendizaje, que pondríamos en juego dos días después, en Medellín.

Mientras todo esto ocurría, hacíamos en paralelo transmisión (y grabación) usando Ustream. La señal la mostrábamos en uno de los dos televisores de plasma que teníamos en la sala, mientras que el otro (que estaba fuera del auditorio) estaba francamente subutilizado.

El cambio en la dinámica implicó que la actividad que estaba prevista para el inicio de la tarde desapareciera por completo de la agenda. Y en lugar de retrasar todo, continuamos con el resto de la agenda tal como estaba prevista inicialmente.

Nuestra desconferencia

Preparamos un gran "tablero" con dos franjas de media hora y cinco mesas por cada franja, para completar un total de 10 posibles discusiones. Invitamos a los asistentes a que propusieran sus temas de discusión y a ubicarse en las mesas según el número que tenían asociado, y según sus propios intereses. La regla del juego aquí era: "Si usted no está aprendiendo o participando en una discusión, por favor diríjase a otra", para recordar a todos que no era un compromiso quedarse en un lugar en el cual no sintieran que debían estar.

Las discusiones transcurrieron sin mayor dificultad, y vino luego el momento en el que cada líder de mesa expuso en plenaria las conclusiones de su mesa. Curiosamente, esta actividad empezó a tornarse pesada, no sólo por la hora (ya eran las 5 de la tarde), sino por la extensión que algunos participantes tomaron para exponer sus puntos. Sumando eso al hecho de tener 10 discusiones en total, la plenaria se volvió más larga (y para algunos tediosa) de lo que habríamos querido.

Con esa actividad, terminó ese primer taller. Debido al cansancio acumulado por todo el día, no hicimos una reunión larga luego, sino que apenas comentamos los aspectos críticos a tener en cuenta en Medellín, que se vuelven lecciones importantes.

Lecciones aprendidas

  • Tal vez la primera es la gran importancia de la conectividad, y de contar con un plan B para hacer posibles las actividades.
  • La flexibilidad en el diseño y en los objetivos es crucial. Generar la confianza suficiente para proponer un cambio sobre el camino es indispensable, y de hecho constituye un mensaje más sobre el uso de la tecnología: Es necesario cambiar nuestras acciones en función del contexto que tenemos a nuestro alrededor.
  • Las personas de Cintel propusieron jugar un poco más con la disposición del ambiente en Medellín, debido a que tendríamos algunas limitaciones de espacio. En Bogotá, las personas salieron del auditorio luego de la conferencia de inicio (pues había una especie de lobby fuera), y eso permitió reorganizar mesas y alterar el espacio. El auditorio que teníamos en Medellín no permitía esto, así que la propuesta de ellos (muy bien acogida) fue desde el inicio tener un ambiente más informal durante las conferencias de apertura. Esta desestructuración del espacio fue, curiosamente, un factor bastante bien recibido por muchos de los asistentes.
  • No podíamos hacer suposiciones sobre la habilidad previa de los estudiantes de apoyo en el manejo de las herramientas. Era necesario resolver esta situación de algún modo, antes del taller.
  • Era necesario limitar el tiempo de la plenaria final.

Para terminar, algunos testimonios de los asistentes:

Puede ver más de estas grabaciones en Ustream.

Dos días después, vendría la segunda "prueba de fuego": Medellín.

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